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Emilio J. González

La Bolsa avisa

Si siguen subiendo los tipos hipotecarios –el escenario más previsible– muchas familias van a empezar a pasarlo mal y a consumir menos mientras que los precios de la vivienda van a empezar a bajar.

Uno de los mejores termómetros del estado de salud de una economía es el mercado de valores. Cuando las cosas van bien, la Bolsa sube y, cuando pintan bastos, las cotizaciones se repliegan. Es más, los precios de las acciones anticipan en seis meses el comportamiento general de la economía y el mensaje que empiezan a enviar es que las cosas pueden empezar a ponerse peor. El aviso que dio la Bolsa española el pasado miércoles, con una caída del 3%, es muy claro al respecto.

El mercado de valores español había conseguido hace pocas semanas superar por primera vez en su historia el nivel de los 12.000 puntos y recuperar, de esta manera, todas las pérdidas que se produjeron tras el estallido de la burbuja de las tecnológicas. Desde el punto de vista de la lógica bursátil no tenía nada de extraño que después de esta remontada, y de lo que lleva ganada la Bolsa en lo que va de año, se produjera una pequeña recogida de beneficios. Pero lo que ocurrió el miércoles es mucho más que eso: es una venta masiva de acciones ante los datos de inflación de Estados Unidos porque los inversores empiezan a anticipar que las cosas se van a poner más duras, sobre todo por el lado de los tipos de interés. Y aquí vienen los problemas para la economía española.

Hasta ahora, la evolución del precio del petróleo no había creado importantes problemas de inflación, pero el último dato de Estados Unidos empieza a confirmar que esos problemas existen y que hay que cortarlos de raíz mediante subidas de tipos. Eso mismo va a suceder en la Unión Europea, lo que plantea una doble cuestión para un Gobierno que ahora puede empezar a pagar el no haber hecho nada en materia de política económica en lo que va de legislatura. Por un lado, las dificultades inflacionistas que puede tener que afrontar la UE van a golpear con más dureza a España que a otros Estados miembros, dado que la dependencia de nuestro país de las importaciones de petróleo es muy superior a la de ellos. Así es que nos podemos encontrar con que el enorme déficit de balanza de pagos va a seguir creciendo y con que el diferencial de inflación entre España y la UE, ese que nos está haciendo perder tanta competitividad pese a lo mucho que decía el Gobierno que le preocupaba el tema, va a ir a más. Estas cosas encierran a medio plazo el germen de problemas con el crecimiento económico y el empleo, problemas que, en gran medida, podrían evitarse o amortiguarse si, desde el comienzo de la legislatura, el ejecutivo socialista hubiera seguido avanzando por la senda de las reformas estructurales que trazó su antecesor del PP. Pero, por desgracia, no se ha hecho nada y probablemente tendremos que sufrir las consecuencias más adelante. Este es el primer aviso que dio la Bolsa el miércoles.

Lo peor, sin embargo, puede no ser eso sino el impacto que vayan a tener las subidas de tipos de interés que se avecinan en Europa para contener la inflación. Aquí es donde reside de verdad el problema porque si bien los tipos se encuentran en niveles históricamente bajos, el nivel de endeudamiento de las familias, por el contrario, se halla en máximos históricos como consecuencia, sobre todo, de las hipotecas. Si siguen subiendo los tipos hipotecarios –el escenario más previsible– muchas familias van a empezar a pasarlo mal y a consumir menos mientras que los precios de la vivienda van a empezar a bajar –en los segmentos residenciales de renta alta de Madrid ya está ocurriendo–. Pero el consumo familiar y la edificación residencial son los dos pilares sobre los que se sustenta el crecimiento económico actual. Por lo tanto, si fallan, vendrán los problemas ya que no será posible encontrar una alternativa en las exportaciones y en la inversión que estimulen ya que nuestra pérdida de competitividad, como consecuencia de nuestro diferencial de inflación, está afectando de manera negativa a las ventas españolas en el exterior. Este es el otro aviso que dio el miércoles la Bolsa. ¿Ha tomado nota el Gobierno o van a seguir las cosas como hasta ahora, esto es, con una política económica paralizada que, pudiendo dar respuesta a los desafíos que se avecinan para la economía española no se está preparando para ello?

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