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Emilio J. González

Chaves tira de las orejas a Zapatero

En el fondo, Chaves acaba de propinar un buen tirón de orejas a Zapatero.

El desmarque de Manuel Chaves de la posición oficial del Gobierno acerca de que en España no hay crisis económica tiene mucho más calado que el de una mera discusión sobre si el Gobierno debe llamar a las cosas por su nombre o si, por el contrario, puede seguir negando la evidencia para no tener que asumir las responsabilidades políticas que le corresponden en la situación actual, que son muchas y muy variadas.

La persona que ha dicho claramente que aquí estamos en crisis y que ésta es tan grave como la de 1993, la peor que ha vivido nuestro país en los últimos 30 años y en la cual se destruyeron dos millones de puestos de trabajo, la tasa de paro se fue al 24% de la población activa, desapareció el 25% del tejido industrial español, el déficit público se disparó hasta cerca del 7% del PIB y la economía cayó en la recesión, no es, precisamente, un cualquiera. Manuel Chaves es el presidente de la Junta de Andalucía pero es, también, el barón territorial más poderoso e influyente del Partido Socialista. Y no solo eso: es, además, el presidente del PSOE. Sus palabras, por tanto, implican una toma de posición clara, abierta y oficial del partido que hoy gobierna España acerca de la situación económica.

El momento en que Chaves ha dicho lo que ha dicho tampoco es casual. El presidente andaluz ha hablado justo cuando dentro del PSOE arrecian las presiones para que el Gobierno empiece a tomar las medidas necesarias para afrontar la que nos está cayendo, que es muy grave, y lo hace, además, en una semana especialmente difícil, en la que la huelga de los transportistas ha dejado al descubierto buena parte de las miserias políticas del Ejecutivo y empeorado la situación. El paro de los transportistas, el bloqueo de las carreteras que han llevado a cabo y la dejación del Gobierno a la hora de impedirlo no solo han resultado en desabastecimiento de los mercados sino, también, en anuncios de expedientes de regulación de empleo cuando el paro se está disparando, en la destrucción de alimentos cuyos precios van a subir más a causa de ello cuando la inflación esta desbocada y campa tranquilamente por sus respetos, y en una caída de la actividad productiva y del crecimiento cuando éste se está desplomando y aboca a España a entrar pronto en recesión.

Es en este contexto en el que ha hablado Chaves, en este contexto de desgobierno económico y de profundización de la crisis, en este contexto en el que el partido reclama al Ejecutivo de Zapatero que empiece a actuar y éste se escuda en que las medidas principales para afrontar la que ya tenemos encima son las anunciadas al principio de la legislatura, unas medidas de dudosa repercusión positiva sobre la economía y de difícil puesta en práctica ya que implican tirar de la chequera cuando no hay margen presupuestario para ello si se quiere evitar que el déficit público se dispare, empeorando todavía más las cosas si cabe. En el fondo, Chaves acaba de propinar un buen tirón de orejas a Zapatero.

Pero Chaves también ha hablado de crisis justo cuando llega el momento de la verdad para la financiación autonómica, cuando ha llegado la hora de decidir si el Gobierno va a cumplir lo dispuesto en el nuevo Estatut catalán acerca de la inversión pública estatal en Cataluña, algo a lo que, en su momento, tanto Zapatero como Chaves dieron el visto bueno, o si, por el contrario, va a ver que dar marcha atrás, creando, probablemente, un grave problema institucional. Si las cuentas del Estado están sufriendo una grave merma en su recaudación como consecuencia de la caída del consumo y el empleo, en las de las autonomías se han disparado todas las alarmas, no solo porque también ven reducida la recaudación por la parte de los impuestos estatales cedida por el Gobierno central, como el IRPF, sino porque su gran figura recaudatoria, el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, se ha hundido con la vivienda.

Así las cosas, las autonomías, que gestionan aproximadamente la mitad del gasto público en España, están pasándolo especialmente mal en materia presupuestaria, aunque no todas por igual. Las hay, como Madrid o Navarra, donde las cosas se han hecho bien en términos económicos y están en mejores condiciones para afrontar la crisis desde el punto de vista presupuestario, y las hay, como Cataluña o Andalucía, donde se ha apostado abiertamente por el gasto público y la extensión del papel de la Administración y ahora les faltan por todas partes recursos con que financiar esa apuesta. Así es que Chaves, al hablar de crisis, está hablando también de que hay que reconsiderar la estrategia de financiación autonómica y olvidarse de lo dispuesto en el Estatut sobre la inversión pública estatal en Cataluña. Ya lo venía diciendo desde hace unas semanas, pero ahora, al hablar de crisis, está reclamando, de forma indirecta, lo que por ahora probablemente no puede decir de forma directa para evitar abrir una brecha difícil de cerrar con los socialistas catalanes.

Al referirse abiertamente a la crisis, en consecuencia, Chaves ha hecho mucho más que desautorizar a Zapatero. Ha venido a decirle, con todo el respaldo que le otorga su peso político entre los socialistas, con todos los apoyos que tiene detrás, que el Gobierno debe dejarse de juegos semánticos y centrarse en la resolución del que, hoy por hoy, es un grave problema para el país: la crisis económica.

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