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Emilio J. González

¿Brotes verdes en el empleo?

Mientras las empresas no vuelvan a crear puestos de trabajo en términos netos, la crisis no podrá darse por concluida. Y para eso todavía falta tiempo y, desde luego, un cambio que con el Ejecutivo de Zapatero es imposible que se produzca.

El Gobierno quiere ‘vendernos’ los datos de paro de agosto como si fueran el principio de una incipiente recuperación de la economía, como si se tratara de uno de esos brotes verdes que el Ejecutivo, y sólo el Ejecutivo, ve por todas partes para tratar de demostrar lo indemostrable, esto es, que las cosas van mejor y que van a mejor gracias a su política. Ahora trata de que nos creamos que 61.000 personas más en la cola del paro el mes pasado es un buen presagio porque, según argumenta, en agosto siempre aumenta la cifra de parados pero este año lo ha hecho menos que en 2008 y 2009. Todo eso es cierto, en especial la segunda parte porque en cuanto al número se refiere ya sabemos más que de sobra que la cifra ha sido pertinentemente maquillada y vestida antes de su presentación en público. Lo que es falso es la interpretación que se hace de todo ello.

Es verdad que el aumento del paro este año en agosto es mucho menor que en el mismo mes de los dos ejercicios precedentes. Pero también hay que decir que aquellos eran los tiempos en los que las empresas quebraban a mansalva y los contratos temporales se acababan sin contemplaciones. Eran los momentos en los que los embates de la crisis estaban golpeando con extrema dureza a la economía española y derrumbando con inusitada velocidad los muros del empleo. Hoy eso ha pasado. Sin embargo, ello no quiere decir que la crisis haya concluido, sino que ha entrado en una nueva fase, una vez que el proceso de desaparición masiva de empresas ha finalizado y el ajuste por la vía de los despidos masivos y de la extinción de los contratos temporales ha concluido. Ahora estamos en otros parámetros, en los del goteo de cierre de empresas y de pérdida de puestos de trabajo; en los de más destrucción de empleo del que se crea; en los de la incapacidad de absorber los más de cuatro millones largos de personas apuntadas en las listas del paro porque la economía no crece y las empresas no crean empleo debido a todas las enormes incertidumbres que rodean su actividad. Es más, si en lugar de realizar la comparación de la subida del paro con agosto de 2008 y 2009, como hace el Gobierno, se lleva a cabo con la del mismo mes de los años anteriores, el dato de 2010 es considerablemente peor. La crisis, por tanto, no ha terminado ni hay brote verde que valga. Simplemente hemos pasado de la etapa de destrucción masiva de puestos de trabajo con los primeros y más duros embates de la crisis a la del goteo suave, pero persistente, de pérdidas de empleo.

La crisis, en consecuencia, no finalizará hasta que las empresas empiecen a crear empleo. Y eso, hoy por hoy, ni ocurre ni hay visos de que vaya a suceder en un periodo razonablemente corto de tiempo. La prueba de ello es que nuevamente los contratos temporales crecen más que los indefinidos pero, a diferencia del periodo anterior a la crisis, la duración de los mismos se ha reducido. Se incrementan, sobre todo, los contratos a un mes mientras que los demás apenas crecen. Es el signo más claro de las dudas que albergan las empresas acerca de la mejora de la situación económica, porque si pensaran de otra forma, los nuevos contratos serían de una duración mayor y los indefinidos crecerían a mayor ritmo. Por supuesto, todo esto se debe a que la reforma laboral aprobada por el Gobierno no ha servido para nada, pero también a que las empresas no notan en su actividad una mejora real de la demanda de los bienes y servicios que producen, a que se han tenido que ‘comer’ la subida del IVA, a que siguen sin tener crédito, a que temen que la amenaza de nuevas subidas de impuestos se materialice y se reduzcan aún más sus ventas, a que no ven nada claro el panorama internacional con Estados Unidos volviendo a la crisis y con el euro hundiéndose frente al dólar, a que no perciben que en España exista un verdadero Gobierno capaz de coger el toro por los cuernos y hacer lo que hay que hacer. Como digo, mientras las empresas no vuelvan a crear puestos de trabajo en términos netos, la crisis no podrá darse por concluida. Y para eso todavía falta tiempo y, desde luego, un cambio que con el Ejecutivo de Zapatero es imposible que se produzca, diga éste lo que diga.

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