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Daniel Rodríguez Asensio

Sánchez miente cuando dice que los 16.000 millones para las CCAA son el "mayor desembolso de la historia"

Las medallas económicas que se pone Sánchez son de hojalata. Otro de los grandes mantras falsos que se están repitiendo en las últimas semanas es el de "no dejaremos a nadie atrás".

Las medallas económicas que se pone Sánchez son de hojalata. Otro de los grandes mantras falsos que se están repitiendo en las últimas semanas es el de "no dejaremos a nadie atrás".
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | EFE

Muchos somos los españoles que nos hemos acostumbrado a los paseos triunfales de nuestro Presidente del Gobierno, en algún momento del fin de semana y con todas las cadenas de televisión agasajando sus discursos vacíos de contenido. Tanto es así, y tal es el cúmulo de despropósitos, que corremos el riesgo de caer en la complacencia ante muchas de las falsedades que lanza en esas comunicaciones.

La más reciente afecta al fondo de 16.000 millones habilitado para financiar los costes que están asumiendo las Comunidades Autónomas en relación con la Covid-19. Unos recursos que, según sus palabras, supone "el mayor desembolso jamás aprobado para las Comunidades Autónomas en la historia reciente de nuestra democracia". Miente.

Basta echar la vista atrás hasta la última crisis para darse cuenta de que fue el Gobierno de Mariano Rajoy quien, ante el gusto de Zapatero por dejar facturas en los cajones, tuvo que aprobar un fondo de financiación extraordinario por valor de 18.000 millones de euros, en el año 2012 y con unas condiciones de financiación para el Gobierno de España notablemente peores de las que existen ahora mismo.

Un fondo que ha sido alimentado sistemáticamente año tras año, e incluso ampliado cuando ha sido necesario, por ejemplo, con 25.000 millones de euros en 2015 para asegurar la liquidez y el pago a proveedores. Un fondo de financiación a las regiones que, en definitiva, ya acumula casi 180.000 millones de euros.

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Y digo más: la cuantía recibida por los entes autonómicos sólo ha sido inferior a 16.000 millones de euros en 2019 y en las 2020, según lo acordado en la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos para este año.

Tasa efectiva de paro del 36%

Otro de los grandes mantras falsos que se están repitiendo en las últimas semanas es el de "no dejaremos a nadie atrás". Una frase que esconde la realidad de 8,3 millones de españoles que están dependiendo de algún tipo de subsidio al trabajo (subsidio por desempleo, ERTE o prestación extraordinaria por cese de actividad para autónomos) y del que muchos de ellos tendrán que seguir dependiendo de una u otra manera.

Los datos de la Seguridad Social son claros: se han destruido más de 133.000 empresas en lo que va de año. España tiene menos empresas con trabajadores inscritas en la Seguridad Social que en el año 2009. Sin empleadores es difícil pensar que la capacidad de reinserción de la masa laboral que ahora está parada sea elevada. Dicho de otra manera: actualmente España tiene una tasa efectiva (si contamos ERTE y autónomos recibiendo un subsidio) de paro del 36% y difícilmente vamos a acabar el año con registros mejores a los anotados durante los peores años de la crisis de 2011. De hecho, en el último informe del Banco de España se estima una tasa de paro ya en 2020 del 24,7%, muy cercana al 26% que ya tuvimos que sufrir en 2013 (26%).

Si hay una política capaz de acabar con la pobreza de forma efectiva es el empleo. Y, ante una situación de paro masivo como la que vivimos, la reacción en algunos de los indicadores más preocupantes no se ha hecho esperar. Por ejemplo, el número de ejecuciones hipotecarias de una propiedad para su venta tras el impago de un crédito en viviendas habituales subieron un 9,3% en el primer trimestre del año. Dicho de otra manera: los embargos de vivienda habitual están volviendo a crecer, y lo hacen por primera vez en los últimos 5 años. Segunda mentira.

Europa todavía no ha acordado el fondo

Hablemos, por último, de la incapacidad del Gobierno de España para articular un plan económico sólido, capaz de dotar de estabilidad política e institucional a nuestro país y de articular las condiciones para una vuelta a la actividad económica con la máxima normalidad posible.

El Ejecutivo lanzó una batería de medidas que, como ya pusimos de manifiesto en esta columna, llegaba tarde, era insuficiente y generaba los incentivos para una debacle económica nacional. Con el paso del tiempo, y ante la inacción de nuestro Gobierno, este análisis se confirma. Basta con echar un vistazo al informe del Banco de España para darse cuenta de que España está a la cola en términos de esfuerzo fiscal para salir de la crisis económica.

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A la hora de explicar este liderazgo en un ránking de tan dudoso honor debemos acudir a:

  • Escaso margen de maniobra con el que ya contaba el gobierno de Sánchez por su irresponsabilidad fiscal.
  • Incapacidad política de un Ejecutivo que vive de dar bandazos, del enfrentamiento y de las operaciones de márketing político.

España no va bien. Nuestro país va directo al abismo y la única respuesta política pasa por mirar hacia Europa. Sánchez confirmó el pasado domingo que próximamente iba a comenzar las negociaciones para solicitar fondos de ayuda. Una declaración que no deja de ser papel mojado porque el Fondo de Recuperación Europeo aún no está acordado en el seno de la UE y, de hecho, aún hay países que se oponen. Dicho de otra manera: Sánchez está vendiendo la piel del oso antes de cazarlo. Miente.

Basta con echar un vistazo al balance económico del primer año completo de Gobierno del PSOE para comprobar en qué situación estamos. Por nombrar sólo algunos de los indicadores más relevantes:

  • La inversión extranjera se ha desplomado en 2019 un 64% en términos interanuales y un 82% con respecto al último año completo de Mariano Rajoy (2017).
  • España ha anotado un 2,8% de déficit público en 2019. Un dato que, además de ser el segundo más abultado de toda la Unión Europea, supone el primer retroceso en términos de consolidación fiscal desde que salimos de la crisis de 2011 y, lo que es más importante, la primera vez que incumplimos los compromisos asumidos con Bruselas.

Cabe recordar, llegados a este punto, que fue el propio Sánchez quien renegoció el 1,3% pactado por Rajoy con las instituciones europeas. Seguro que muchos de los lectores aún tienen en la mente el "hay margen para el gasto" que tanto pregonaba la izquierda. Hoy, con el país al borde del rescate, seguro que aumenta la consciencia de la importancia de los 16.000 millones que se han quedado por el camino durante el año pasado para afrontar la situación que tenemos por delante.

Una tarjeta de presentación, en definitiva, nada halagüeña para negociar un rescate que será inevitable. Y todo ello, en medio del caos institucional, la confusión mediática y el descrédito internacional. Tenemos un gobierno sin visión, misión ni estrategia más allá de la miseria. Y lo pagaremos.

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