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Europa no tiene minerales críticos para sus planes verdes y se le acaba el tiempo para buscarlos

Europa sigue dependiendo del exterior para los minerales críticos. En unos años, la demanda se multiplicará.

Europa sigue dependiendo del exterior para los minerales críticos. En unos años, la demanda se multiplicará.
El desarrollo de las tecnologías verdes disparará la demanda de minerales críticos | Pixabay/CC/Pexels

Un estudio realizado por la universidad belga KU Leuven y encargado por Eurometaux, la asociación europea de productores de metales, da un nuevo baño de realidad a las expectativas europeas para la transición verde que quiere culminar en 2050. Para lograr la "neutralidad climática" basada, entre otras cosas, en energías limpias y coches eléctricos, se necesitarán muchos más minerales críticos de los que importa actualmente la UE en un contexto de aumento de la demanda global. El estudio pone cifras a esas necesidades, recordando que los paneles solares, las turbinas eólicas o las baterías necesitan de unos minerales que se importan casi en su totalidad de países como China o Indonesia.

El informe, publicado en abril, destaca que en 2050 Europa necesitará al año para sus tecnologías limpias 4,5 millones de toneladas de aluminio (un 33% más que ahora); 1,5 millones de toneladas de cobre (un 35% más); 800.000 toneladas de litio (un 3.500% más que en la actualidad); 400.000 toneladas de níquel (100%); 300.000 toneladas de zinc (10% a 15%); 200.000 toneladas de silicio (45%); 60.000 toneladas de cobalto (330%) y 3.000 toneladas de tierras raras como neodimio, disprosio y praseodimio (del 700 al 2.600% más que ahora). Ante esta situación, los autores del estudio llaman a "decidir con urgencia" cómo se cerrará esta brecha de suministro "inminente" de metales. Sin una estrategia decisiva", apuntan, "hay riesgo de nuevas dependencias de proveedores insostenibles".

El estudio habla de una "creciente preocupación por la seguridad del suministro" y avisa de que el tiempo para actuar se agota. Según sus cálculos, en 2030 se producirá una escasez mundial en el suministro de litio, cobalto, níquel, cobre, y tierras raras a medida que se incrementa la demanda de tecnologías limpias, aunque auguran que el punto máximo de la demanda llegará en 2040. A partir de ese momento, apuntan que la situación se relajará gracias a la posibilidad de reciclar elementos que comiencen a agotar su tiempo de uso, aunque alerta de que será necesario hacer "grandes inversiones en infraestructuras" si se apuesta por esta posibilidad.

Minas bloqueadas

Para abordar la multiplicación de la demanda que se espera para finales de esta década y la que viene, el tiempo se agota. Los autores del estudio afirman que los proyectos de minas y refinerías para el procesado de minerales deberían abordarse en los próximos dos años si se quiere llegar preparado a 2030. En 2050, defienden, el reciclaje se convertirá en una "fuente de suministro viable" pero esa oportunidad no se abrirá hasta 2040 y creen necesario actuar ya para que "el continente construya unas sólidas cadenas de suministro". "La ventana se está estrechando", avisan.

El propio estudio es escéptico respecto a la posibilidad de nuevos proyectos para que Europa extraiga y procese sus propios minerales críticos. Señala la "incertidumbre" en torno a los muchos proyectos mineros sobre la mesa en Europa en torno al litio y las tierras raras y alerta de que la extracción actual de cobre y zinc, que ahora cubriría en torno al 30% de las necesidades de 2030, va a descender si no se abren nuevas minas. "La mayoría de las nuevas minas que se planean en Europa tienen un futuro incierto por la falta de apoyo local", el reto de conseguir "los permisos" e "incertidumbres técnicas". No hay más que ver los ejemplos españoles: proyectos mineros vinculados al litio en Cáceres o a las tierras raras en Castilla – La Mancha se han encontrado con una oposición frontal.

El documento señala también que sería recomendable buscar nuevos mercados donde abastecerse ante la extrema dependencia del litio, cobalto y tierras raras chinas así como del níquel que provee Indonesia y cuya extracción también controla China. El informe señala la contradicción de que estos minerales indispensables para las tecnologías limpias sean extraídos mediante técnicas contaminantes y utilizando como fuentes de energía los combustibles fósiles que Europa pretende erradicar. También señala la dependencia de Rusia en metales como el níquel.

La dependencia de China

No es el primer aviso de las contradicciones que entraña el desarrollo de la energía verde. En 2020, la Unión Europea publicó un informe que advertía de cómo se multiplicaría en los próximos años la demanda de materias primas para el desarrollo de las tecnologías limpias y señalaba, entre otras cosas, la "extrema vulnerabilidad" a la que nos exponía "el dominio chino" en el mercado de las tierras raras. Similares avisos sobre cuellos de botella y problemas de suministro se lanzaban sobre minerales como el cobalto, el grafito y el níquel. Sobre las baterías que se harán cada vez más imprescindibles y los minerales necesarios para fabricarlos, el informe apuntaba a la necesidad de incrementar "la extracción y refinado" de materias primas en suelo europeo y animaba a crear "un clima que haga atractivas las inversiones" al tiempo que pedía trabajar para atraer al continente a fabricantes de baterías y empresas automovilísticas y electrónicas.

La UE ha elaborado un listado de 30 minerales considerados críticos y hace dos años diseñó un plan para reducir la dependencia que señalaba como objetivos la identificación de proyectos mineros viables en Europa, la promoción de prácticas mineras responsables con el entorno o la creación de alianzas con países que extraigan estos materiales respetando el medio ambiente. Según Politico, esta declaración de intenciones podría materializarse en breve en un nuevo código de prácticas con la intención de desbloquear proyectos que ya habría despertado recelos en la industria por el crecimiento de la regulación y también entre los ecologistas.

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