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Hungría va en busca del gas de Rumanía para no depender de Rusia

"La prioridad del gobierno es garantizar la seguridad energética de la población y mantener los precios regulados de la energía", asegura Steiner.

"La prioridad del gobierno es garantizar la seguridad energética de la población y mantener los precios regulados de la energía", asegura Steiner.
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La invasión de Ucrania ha obligado varios países a buscar vías alternativas a su suministro de gas ante la dependencia rusa. Hungría es uno de ellos y ha puesto en su diana a un interesante aliado: Rumanía.

Así, Hungría pretende empezar a importar de gas de este país productor. Rumanía produce alrededor de 11.000 millones de metros cúbicos al año, según S&P Global. El 18,41% de la electricidad en Rumanía procede de gas natural, mientras que la hidráulica, representa al 31,04%, según Electricity Map. Asimismo, la producción que se encuentra en el Mar Negro podría convertir a Rumanía en un exportador de gas a toda la región del este de Europa.

La empresa Black Sea Oil & Gas (BSOG) es una empresa con una trayectoria de más de 25 años en el sector rumano del petróleo y el gas en alta mar. Es la primera empresa en desarrollar un nuevo yacimiento de gas en el sector offshore (en el mar) rumano en los últimos 30 años.

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Esta compañía empezará a extraer gas de su proyecto rumano en alta mar en el segundo trimestre de 2022. Los productores de gas llevan más de una década preparándose para explotar los 200.000 millones de metros cúbicos que se calcula que hay en Rumanía en el Mar Negro, pero hace cuatro años suspendieron sus proyectos cuando se introdujo un impuesto adicional en alta mar, según lo indica la propia página de la empresa Black Sea Oil & Gas.

Libre Mercado ha tenido la oportunidad de entrevistar a Attila Steiner, el Secretario de Estado para el Desarrollo de la Economía Circular, la Energía y el Clima de Hungría, para tratar diferentes temas energéticos.

"La seguridad del suministro es un elemento importante de la soberanía nacional. El Gobierno húngaro pretende reforzar su independencia energética y su integración en el mercado mediante la creación de una cartera de suministros diversificada mediante el apoyo de la creación de infraestructuras energéticas, el máximo uso sostenible de los activos nacionales de hidrocarburos (convencionales y no convencionales) y los recursos renovables, y el mantenimiento de la capacidad nuclear en la energía" ha explicado Steiner.

Desde el 1 de octubre de 2019, se dispone de una capacidad de flujo inverso de 1.750 millones de metros cúbicos/año en el punto de interconexión entre Rumanía y Hungría. "Rumanía cuenta con suficiente producción nacional de gas en tierra, que cubre más del 40% de su demanda interna. Asimismo, también forma parte del Corredor Transbalcánico, que puede transportar gas natural desde Bulgaria y Grecia, incluyendo fuentes de GNL y otras fuentes de Turquía y Oriente Medio", afirmó Steiner.

Steiner ha asegurado que no solo el propio gas rumano puede ser fundamental para el país magiar, sino que el Mar negro puede ser clave: "El Mar Negro también tiene un enorme potencial de gas sin explotar, que se espera que se explore en los próximos 5 años. Las nuevas estaciones de compresión en Hungría y el desarrollo de algunos gasoductos abrirán la posibilidad de transportar a Hungría la producción de gas del Mar Negro en alta mar".

El dilema con el gas ruso

Hungría es uno de los países que más depende del gas ruso. Lo mismo ocurre con el petróleo. Al menos dos tercios del petróleo crudo y el 75/80% del gas natural proviene de Rusia, según Eurostat. Como resultado, el gobierno húngaro rechaza todas las sanciones energéticas contra Rusia. No es el único país: Bulgaria, Eslovaquia y República Checa también lo han hecho.

Pese a la presión de la Unión Europea en sancionar el petróleo y el gas ruso, Hungría se mantiene firme en la decisión de mantener el suministro. "La prioridad del gobierno es garantizar la seguridad energética de la población y mantener los precios regulados de la energía, que están condicionados a la disponibilidad de petróleo y gas, y la vuelta a los precios normales de la energía lo antes posible", afirmó Steiner.

Viktor Orbán, Primer Ministro de Hungría, dijo en una radio que si el último paquete de sanciones se llevara a cabo, la economía húngara sufriría "una bomba atómica".

Steiner insiste en esa idea. "Las consecuencias económicas de las sanciones impuestas a Rusia son graves, pero si se impusieran sobre el petróleo y el gas importados a Europa, serían aún más graves, teniendo en cuenta que el 85% de todo el gas que se consume en Hungría procede de Rusia, el 85% de los hogares húngaros funcionan con gas y producimos combustible con petróleo, el 64% del cual también procede de Rusia. No podemos permitir que el pueblo húngaro pague el precio de la guerra" declara.

Es una obviedad el hecho de que con la invasión ha surgido una oportunidad para que los demás países se replanteen estrategia energética y Hungría es uno de ellos. "El actual conflicto bélico ha hecho que se inicie y acelere la búsqueda de soluciones alternativas. La red de gasoductos húngara está conectada con todos sus vecinos, a excepción de Eslovenia. De los 6 interconectores, 5 llevan gas ruso a Hungría. Nuestra capacidad de interconexión es suficiente para diversificar nuestro suministro de gas a partir de fuentes alternativas, pero las fuentes de gas disponibles en el mercado son limitadas", dijo Steiner.

Asimismo, la situación geográfica húngara dificulta el suministro alternativo de otras energías, como explica Steiner. "Si queremos traer más GNL de Croacia tenemos que desarrollar la terminal de GNL croata y el sistema de gas croata, así como el sistema rumano, incluida la extracción, para integrar el recurso rumano en alta mar. Por último, para importar gas de Noruega o Polonia, primero hay que poner en marcha el interconector eslovaco-polaco".

¿Qué papel tiene la energía nuclear en Hungría?

Actualmente, la energía nuclear representa el mayor suministro de energía para el país magiar. El 30,15% de la electricidad en Hungría es producida por la energía nuclear, según Electricity Map.

Steiner afirma que Hungría sigue confiando en esta energía y nos habla de su último proyecto. "El proceso de autorización del proyecto Paks II, la mayor inversión húngara de nuestro tiempo, está en marcha. Las dos nuevas unidades del reactor de Paks tendrán una potencia eléctrica bruta total de 2400 MW en comparación con nuestras 4 unidades de reactores actualmente en funcionamiento, que - debido a las actualizaciones y mejoras- alcanzaron un rendimiento de 500 MW/ cada unidad de reactor, con un total de 2000 MW de capacidad. La energía nuclear proporciona una columna vertebral estable y columna vertebral del sistema eléctrico con cerca del 50% de la producción nacional total. Con el nuevo proyecto Paks II esta contribución puede mantenerse a largo plazo.".

"Creemos que todas las fuentes de energía con bajas emisiones de carbono deben formar parte de una combinación energética diversa para satisfacer la creciente demanda de electricidad fiable, asequible y limpia. Por ello, deben seguirse aplicando políticas realistas y responsables con el claro entendimiento de que la economía neutra en carbono no puede establecerse sin la energía nuclear. Por lo tanto, mantener y desarrollar nuestras capacidades nucleares es uno de los principales pilares de la Estrategia Energética y el Plan Nacional de Energía y Clima de Hungría", concluyó Steiner.

Polonia, ¿el país clave?

Por otro lado, Polonia es uno de los países europeos que más se está enfrentado abiertamente a Rusia en materia energética. De hecho, el Gobierno polaco está buscando que las sanciones sean lo más duras posibles contra el país de Putin, mientras que es el país que más refugiados ha acogido según ACNUR y el sexto país europeo que más ayuda militar ha enviado a Ucrania, según Statista.

Además, Polonia también está buscando que sus aliados cuenten con alternativas al gas ruso con las que darle la espalda al invasor. Una de ellas es el Baltic Pipe, un gasoducto que tendrá una capacidad de unos 10.000 millones de metros cúbicos al año, lo que supone aproximadamente el equivalente a la cantidad de gas que Polonia importa actualmente de Rusia, pudiendo ayudar a otros países del Este en el suministro del gas en un futuro y así no depender de Putin.

"Estamos familiarizados con el proyecto, discutimos constantemente la seguridad del suministro y las cuestiones energéticas estratégicas con nuestros socios V4 (Visegrado), incluido Polonia. En 2017, el gobierno polaco aseguró su suministro de capacidad a largo plazo con su decisión de poner en marcha el proyecto de 10 bcma de capacidad del proyecto Baltic Pipe, que conecta con Noruega y comienza a funcionar el 1 de octubre de 2022. Apoyamos el proyecto Baltic Pipe ya que podría contribuir a la a la diversificación de las rutas de suministro húngaras, al hacer posible la importación de gas de Eslovaquia, facilitando las importaciones a través del Corredor de Gas Norte-Sur", concluyó Steiner.

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