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Los indicadores que el Gobierno quiere ocultar en la toma del INE

El INE ha tumbado la gestión económica de Sánchez y ha hecho trizas sus previsiones económicas en reiteradas ocasiones.

El INE ha tumbado la gestión económica de Sánchez y ha hecho trizas sus previsiones económicas en reiteradas ocasiones.
La Vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, durante la rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Gobierno del lunes EFE/ J.J.Guillen | EFE

El Gobierno asalta el Instituto Nacional de Estadística (INE) y fuerza la dimisión de su presidente. En la tarde de ayer lunes, Juan Manuel Rodríguez Poo presentó su dimisión como máximo responsable de la institución pública estadística de referencia del país.

El directivo se limitaba a justificar su marcha en "motivos personales", pero desde la semana pasada los rumores de que Sánchez pretendía sustituirlo por un directivo más complaciente con su política económica eran cada vez más fuertes. Si Rodríguez Poo no se hubiera ido voluntariamente, Nadia Calviño (la misma que lo eligió) le hubiera cesado. Que el Gobierno lleve meses atacando a la institución, porque sus estadísticas ponen en evidencia su mal desempeño económico, vaticinaban este desenlace.

Aunque Rodríguez Poo seguía en su puesto ayer, desde la Asociación de Estadísticos Superiores del Estado temían que su salida fuera inminente. Por eso, también ayer, los estadísticos publicaron un severo un comunicado en el que alertaban de que "un eventual cese del Presidente del INE podría ser interpretado por la sociedad como un ataque a la independencia del Instituto, motivado por el hecho de que las cifras publicadas por el INE de algunas estadísticas relevantes como las anteriormente citadas, no están en sintonía con las previsiones económicas del Gobierno".

Los indicadores que perjudican al Gobierno

Y a los estadísticos no les faltaba razón. Porque desde que se desatara la pandemia, el INE ha tumbado la gestión económica de Sánchez y ha hecho trizas sus previsiones económicas en reiteradas ocasiones. Estos son algunos de los indicadores que vienen desacreditando al Ejecutivo y que le habían salido caros a Rodríguez Poo:

  • PIB: hace unos días, el INE hundía todavía más el crecimiento del PIB en el inicio de año, lo que podría precipitar el asalto del Gobierno a esta institución. Según estadística, el PIB apenas creció un 0,2% entre enero y marzo por el desplome del consumo de los hogares, lo que supone una décima menos que el dato adelantado por el propio organismo.
  • IPC: el INE ha confirmado que el IPC se desbocó en mayo hasta el 8,7% interanual, la friolera de un punto más desde abril. Esta escalada de la inflación contrasta con las afirmaciones de Calviño, que aseguraba en abril que la subida de precios había alcanzado su pico en marzo y que su previsión era que el IPC "vaya desacelerándose" en los próximos meses. No ha sido así.
  • IPRI e IPI: el índice de Precios Industriales o, la inflación de la industria, está en el 43,6% en mayo y aunque supone nueve décimas menos que en abril, es un nivel que alerta del estancamiento de la economía española. Respecto a la actividad de la industria, la producción industrial cayó un 0,4% en abril y puso fin a cinco meses al alza.

  • EPA: la EPA del primer trimestre muestra que la economía se ha parado de manera importante y que el mercado laboral se ha dado la vuelta con una subida del paro (hasta el 13,65%) y la destrucción de 100.200 empleos. El maquillaje laboral de Yolanda Díaz con los fijos discontinuos podría generar otro choque con el INE, ya que la EPA sí los considera parados en algunos supuestos.
  • Ejecuciones hipotecarias: el escudo social del Gobierno queda en entredicho teniendo en cuenta que las ejecuciones hipotecarias iniciadas sobre viviendas de personas físicas aumentaron un 5,4% de enero a marzo en tasa anual. Entre ellas, 3.320 ejecuciones fueron habituales en propiedad (un 3,4% más) y 785 no fueron en la residencia habitual de los propietarios (un 14,9% más).

El Gobierno quiere un nuevo PIB

Como el PIB del INE es la macromagnitud que más desprestigia al Gobierno, Calviño se ha sacado de la manga un indicador nuevo para vender una recuperación que la variable tradicional no refleja: un PIB diario.

Pero en lo que respecta a este asalto al PIB, el Gobierno no solo se conforma con el PIB diario antes mencionado, sino que está buscando otro índice para medir la riqueza del país, pero que favorezca a su gestión económica. Así se desprende de la Proposición no de Ley que registró el PSOE el pasado 22 de marzo. Dentro de "los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030", los socialistas aseguran que "durante décadas, ha existido un consenso sobre la utilidad del Producto Interior Bruto (PIB) como medida óptima del crecimiento económico, pero cada vez hay más evidencias que ponen de manifiesto que el crecimiento económico de un país no es sinónimo de igualdad y de reparto equitativo de su riqueza". Por eso, y por muy insólito que parezca, quieren incluir "la economía de la felicidad, que cuestiona la riqueza como variable explicativa primordial del bienestar", en las actuales macromagnitudes.

"El PIB no es un instrumento perfecto, lo que no significa que haya que eliminarlo como indicador de crecimiento económico, sino que hay que revisarlo para convertirlo en una mejor métrica del tamaño real de la economía y complementarlo con indicadores sobre la distribución de los recursos, para evaluar si se hace en términos sostenibles y equitativos" insisten. Por ello, solicitan "al Instituto Nacional de Estadística el análisis de las iniciativas existentes en la actualidad con el enfoque "Más allá de PIB" y elaborar una propuesta para diseñar una iniciativa similar al caso español". En 2019, Iñigo Errejón también planteó en programa económico el enfoque "Más allá de PIB".

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