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El BarMar: la solución "ecologista" e "imaginativa" que vende Sánchez tras rendirse con el MidCat

El Gobierno saca pecho por el nuevo proyecto que tardará por lo menos ocho años, según Francia, en hacerse realidad.

El Gobierno saca pecho por el nuevo proyecto que tardará por lo menos ocho años, según Francia, en hacerse realidad.
Sánchez, Macron y Costa en su encuentro sobre el nuevo | EFE

Tras una reunión de poco más de una hora, Pedro Sánchez, Emmanuelle Macron y Antonio Costa certificaron la muerte del MidCat, el gasoducto transpirenaico llamado a multiplicar la capacidad de España para recibir y exportar gas a Europa y que de haber estado listo tras el corte de gas ruso habría convertido dado a nuestro país un papel clave en la crisis.

Sánchez anunció que el MidCat sería sustituido por una nueva conexión entre Barcelona y Marsella: un "corredor verde" llamado a transportar hidrógeno verde que se ha bautizado como BarMar, según el comunicado oficial que los tres países publicaron tras el encuentro.

El BarMar consistirá en un gasoducto submarino de unos 360 kilómetros. Sobre los plazos, desde Moncloa hablaron este jueves de cuatro o cinco años pero Teresa Ribera ha señalado este viernes que pueden ser "cinco, seis o siete años". También ha dicho que no se empezará a construir inmediatamente, puesto que queda definirlo, tramitar los permisos de evaluación de impacto ambiental y detallar la financiación, que pretenden que sea en buena parte de la UE.

Desde medios franceses, se apunta que "como muy pronto" el BarMar estará construido en 2030 y recuerdan, además, que la producción y consumo de hidrógeno verde es todavía insignificante.

Las próximas semanas se desarrollarán los trabajos técnicos necesarios para definir el proyecto, según Moncloa, antes de la reunión prevista el 8 y 9 de diciembre en Alicante donde los tres mandatarios tocarán temas como plazos y financiación. Ribera ha señalado al respecto que no se empezará a construir inmediatamente, puesto que queda definirlo, tramitar los permisos de evaluación de impacto ambiental y detallar la financiación, que pretenden que sea en buena parte de la UE.

Ecologista e "imaginativo"

Desde la Moncloa se defiende que ha sido Sánchez el padre de esta nueva conexión con Europa: según indicaron fuentes españolas a Efe, el Ejecutivo analizó varias posibilidades ante el rechazo de Francia al MidCat, que en cambio sí tenía el apoyo alemán. Definen el BarMar como una solución factible, ecologista, europeísta e imaginativa. Alegan que cumple con los objetivos de todos y niegan que lo ocurrido pueda interpretarse como una rendición.

Según el comunicado conjunto emitido este jueves, el BarMar consistirá en una infraestructura concebida para el transporte de hidrógeno pero deberá estar "técnicamente adaptada para el transporte de otros gases renovables, así como una limitada proporción de gas natural, como una fuente de energía transitoria y temporal". Es decir: aunque tras su puesta en marcha podría ser empleada para transportar gas, el comunicado deja claro que este no será su cometido principal. En Francia apuntan a un límite del 15%.

El MidCat ya era "verde"

"Se trataba de tener un corredor que saca hidrógeno y gas o no tener nada", subrayaron este jueves fuentes gubernamentales a Europa Press en alusión al rechazo de Francia. Ahora, la aspiración es que el proyecto pueda contar con financiación europea y señalan al respecto que la normativa comunitaria fija un límite máximo de gas que se puede transportar.

Aunque el Gobierno venda ahora el nuevo BarMar como el instrumento que va a terminar de convertir a España en una gran potencia de hidrógeno verde, lo cierto es que el MidCat iba a tener el mismo objetivo y así lo defendía Teresa Ribera cuando se decidió a impulsar el gasoducto, que había sido frenado por el rechazo francés y la desidia española. El objetivo del MidCat también era que en el futuro pudiera ser utilizado para transportar hidrógeno verde pese a su objetivo inicial de transportar gas.

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