El proyecto del Midcat para fortalecer la interconexión energética entre España y el resto de Europa a través de los Pirineos ha muerto definitivamente. Tras reunirse con el presidente francés, Emmanuel Macron, opuesto al gasoducto, y con el primer ministro portugués, Antonio Costa, Pedro Sánchez ha anunciado que los tres países han decidido abandonar el proyecto para sustituirlo por un "corredor de energía verde" que unirá Barcelona y Marsella.
"Hemos llegado al acuerdo de sustituir el proyecto del MidCat por un nuevo proyecto que se va a denominar el corredor de energía verde y que va a unir la Península Ibérica a Francia y, por tanto, al mercado energético europeo, planteando la alternativa de Barcelona-Marsella", ha dicho el presidente. El nuevo corredor, un gasoducto marítimo, está pensado para el transporte de hidrógeno verde así como "otros gases renovables", según ha detallado posteriormente Moncloa, que apunta que también podrá conducir "una proporción limitada de gas natural como fuente de energía temporal y transitoria".
Se da la circunstancia de que el Midcat, un proyecto parado en Bruselas desde hace años por el rechazo francés y el desinterés español contemplaba también la posibilidad del transporte de hidrógeno verde tras su utilización para llevar gas natural a Europa. De hecho, este era el argumento que en los últimos tiempos había utilizado la ministra Teresa Ribera para defenderlo tras años de dejadez.
Los detalles del futuro corredor verde, según la definición de Sánchez, se conocerán tras el nuevo encuentro que mantendrán los tres presidentes el 8 y 9 de diciembre en los márgenes de la cumbre euromediterránea que se celebrará en Alicante. Será allí cuando se hable de plazos, cifras y reparto de costes.
De momento, se sabe poco más de lo que ha avanzado Sánchez en su comparecencia tras poco más de una hora de reunión. Según el presidente, se trata de un pacto "europeísta y solidario" y de "transición ecológica" que se ajusta a tres condiciones: "coherencia" con la transición ecológica porque permitirá el flujo de hidrógeno verde, respuesta a la "demanda de solidaridad" de otros países de la UE que necesitan alternativas al "chantaje ruso" y a las que España podría responder como potencia regasificadora, e impulso de las interconexiones eléctricas "para lograr una Europa eléctricamente conectada".
El acuerdo, según explica Moncloa, recoge también el compromiso de concluir las interconexiones de gas renovable entre España y Portugal, que conectarán Zamora con Celourico da Beira.
Una infraestructura clave
El abandono del Midcat supone renunciar definitivamente a una conexión que convertiría a España en protagonista en la crisis energética y que contaba con el respaldo de Alemania. Las seis regasificadoras españolas unidas a unas infraestructuras capaces de transportar más gas a centroeuropa podrían haber convertido a España en un actor clave tras el fin del gas barato ruso.
En la actualidad, España cuenta con dos conexiones con Francia: Larrau e Irún. Ambos gasoductos permiten exportar 7 BCM (millones de metros cúbicos). El Midcat habría permitido duplicar esa cantidad.
Hace sólo unos meses, desde Enagás defendían un proyecto que "nos permitiría enviar gas en un plazo de 2 años y medio". Su coste se había cifrado en unos 3.000 millones de euros.