La intensa fuga de empresas que sufrió Cataluña en 2017, tras el referéndum ilegal de separación celebrado el 1 de octubre, fue interpretada en un primer momento como una reacción de pánico que podría revertirse una vez la situación se normalizase. Cinco años después, la cruda realidad es muy distinta y solo el 2% de las empresas que huyeron de Cataluña han vuelto a la región.
Para ser precisos, la estampida empresarial desatada en 2017 se tradujo en el éxodo de 4.267 mercantiles que fijaron su domicilio social en otras comunidades autónomas para esquivar la inestabilidad política generada por el gobierno separatista. Desde entonces, solo 73 firmas han regresado a Cataluña, lo que significa que el 98% de los traslados se han mantenido con el paso del tiempo.
Lo peor de todo es que, según los datos que ha publicado la consultora Informa, el saldo neto de entradas y salidas de empresas certifica que Cataluña sigue sufriendo la sangría en 2022. De enero a septiembre, la comunidad gobernada por Pere Aragonés experimentó 164 traslados netos de compañías que pusieron rumbo a otras demarcaciones españolas.
Los malos datos que ha vuelto a registrar Cataluña contrastan con la ganancia de empresas que ha vuelto a experimentar Madrid. Así, de enero a septiembre de 2022, la comunidad gobernada por Isabel Díaz Ayuso ha captado a 255 firmas procedentes de otras autonomías. Una nueva muestra de los buenos resultados que cosecha el modelo liberal madrileño, en marcado contraste con el desastre económico que está propiciando el separatismo en Cataluña.
De hecho, las cifras que ha divulgado Informa en relación a la inversión empresarial muestran que, en el primer semestre de 2022, Cataluña ha sufrido un descenso del 16% en dicha rúbrica. Por el contrario, Madrid ha experimentado una subida del 48% en el mismo indicador. Por tanto, no solo se produce un trasvase de empresas que huyen de Cataluña y fluyen a Madrid, sino que también se certifica una importante brecha en materia de inversión.