La cruzada ecologista no acaba. Con la energía por las nubes y el campo sin rentabilidad, en plena avalancha de prohibiciones e impuestos verdes, Bruselas vuelve a la carga. La UE ya cuenta con el acuerdo para endurecer las reducciones de emisiones nacionales centrándose en varios flancos muy cercanos a los ciudadanos de a pie: el transporte, los edificios —también los particulares—, los residuos y basura y la agricultura. Llegan nuevos costes e incrementos de obligaciones y prohibiciones.
La Comisión Europea está satisfecha porque ya tiene el nuevo paquete de restricciones, prohibiciones y costes ecologistas. El Parlamento Europeo y el Consejo han dado el OK y el objetivo es "incrementar la ambición del Reglamento de Intercambio de Esfuerzos (ESR) de la UE". El plan incluye establecer "objetivos anuales vinculantes de emisión de gases de efecto invernadero para los Estados miembros en sectores que no están actualmente incluidos en el Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (ETS de la UE)". Es decir, que a partir de ahora, el incumplimiento deberá llevar aparejada una sanción ante la obligatoriedad de cumplir las nuevas exigencias.
El objetivo global pasa por elevar la reducción de emisiones para estos sectores del 29% al 40% para 2030, en comparación con los niveles de 2005. Y los sectores afectados incluyen la construcción, la agricultura, los residuos, la pequeña industria y el transporte.
Traducido: la nueva batería de ecoprohibiciones e impuestos verdes se centrará en las casas, el campo, las basuras y residuos, las pequeñas empresas industriales y, cómo no, una nueva vuelta de tuerca al transporte.
"Ejemplos de posibles medidas que los Estados miembros pueden tomar para reducir las emisiones y alcanzar sus objetivos: promoción del transporte público; adaptación de los edificios; sistemas de calefacción y refrigeración más eficientes; o prácticas agrícolas más respetuosas con el clima", señala la comunicación europea.
El nuevo acuerdo se convierte, de este modo, en el último paso en la adopción del paquete legislativo "Fit for 55" de la Comisión para alcanzar el Acuerdo Verde Europeo. Y todo ello se suma al reciente pacto para poner fin a la venta de nuevos coches emisores de CO2 en Europa a partir de 2035.
El nuevo acuerdo requiere ahora de la adopción formal por parte del Parlamento y el Consejo, aunque ya ha sido tanteado este respaldo y no parece que vaya a tener problemas. Una vez completado este proceso, la nueva legislación se publicará en el Diario Oficial de la Unión y entrará en vigor. Y, con ella, los nuevos costes y prohibiciones empezarán a sentirse en la vida de los ciudadanos.
El Acuerdo Verde Europeo es el nombre que recibe la estrategia a largo plazo de la UE para hacer que "Europa sea climáticamente neutra en 2050", según Bruselas. Y la revisión del Reglamento de Reparto de Esfuerzos fue una de las propuestas presentadas por la Comisión en julio de 2021 para que las políticas climáticas, energéticas, de uso de la tierra, transporte y fiscales de la UE fueran más duras de cara a reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% en 2030, en comparación con los niveles de 1990.
"Lograr estas reducciones de emisiones en la próxima década es crucial para que Europa se convierta en el primer continente neutral desde el punto de vista climático del mundo en el año 2050 y haga del Acuerdo Verde Europeo una realidad", señala la UE. Las herramientas legislativas están diseñadas para "cumplir con los objetivos acordados en la Ley Europea del Clima y transformar la economía y sociedad para lograr un futuro justo, verde y próspero", afirma Bruselas.
El Acuerdo Verde Europeo, presentado por la Comisión el 11 de diciembre de 2019, establece el objetivo de hacer de Europa el primer continente neutral desde el punto de vista climático en el año 2050. La Ley Europea del Clima consagra legislativamente, por su parte, el compromiso de la UE de alcanzar esa neutralidad climática y el objetivo intermedio de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% en 2030, en comparación con los niveles de 1990.