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Lo que calla la izquierda: así (de mal) está la atención primaria donde gobierna el PSOE

La precariedad que sí se observa en la atención primaria está siendo silenciada y apenas está siendo sujeto al debido escrutinio en la esfera pública.

La precariedad que sí se observa en la atención primaria está siendo silenciada y apenas está siendo sujeto al debido escrutinio en la esfera pública.

La "marea blanca" o, mejor dicho, la "marea roja" que impulsa la izquierda política y mediática contra el modelo sanitario madrileño contrasta con el silencio de estas mismas voces sobre los resultados de otras comunidades. A menudo escuchamos, por ejemplo, que la sanidad madrileña está colapsada, a pesar de que sus listas de espera están un 40% por debajo de la media nacional y se han reducido un 17% en el último año.

Pues bien, ante los absurdos ataques que está recibiendo el gobierno de Isabel Díaz Ayuso, merece la pena poner el foco en lo que está pasando en otras regiones donde gobierna el PSOE y la precariedad que sí se observa en la atención primaria está siendo silenciada y apenas está siendo sujeto al debido escrutinio en la esfera pública.

Empecemos por Aragón. Allí, la atención primaria concluye su jornada a las 15:00 horas, no a las 21:00 como en Madrid. Por tanto, los hospitales de la región sufren una mayor congestión, a raíz de la falta de cuidados en los centros de salud durante las horas de la tarde.

En Zaragoza se cerraron en junio 2021 siete puestos de atención continuada "por falta de personal en periodo vacacional". Los siete siguen cerrados a fecha de hoy. En Huesca, la gran mayoría de los puntos de atención continuada de la zona pirenaica están prácticamente cerrados, pese a ser esta la zona con más visitantes turísticos. Y en la ciudad de Teruel apenas hay un punto de urgencias extrahospitalarias operando.

Vayamos a Extremadura. Su presidente, Guillermo Fernández Vara, ha reconocido que el sistema tiene al menos una escasez de 100 médicos. Aunque hay puntos de atención continua, muchos no están cubiertos. En Badajoz y en Cáceres, los servicios de urgencias extrahospitalarias que deberían dar servicio a las zonas rurales están cerrados.

Las protestas por la falta de efectivos son frecuentes en municipios como Zafra o Fregenal de la Sierra. De igual modo, el Servicio Extremeño de Salud ha privatizado la gestión del servicio de anestesia en dos de sus hospitales, al reconocer que no consigue retener a los MIR, que de hecho eligen abrumadoramente trasladarse al sistema madrileño.

La cosa no está mejor en Asturias, donde Oviedo solo tiene dos puntos de atención continuada con cierta dotación y Gijón ha visto cómo la mitad de sus once centros de estas características se han cerrado durante los últimos años. En las zonas rurales, estos servicios suelen incluir solamente los tratamientos y consultas de enfermería, sin médicos disponibles para la atención a los pacientes.

En La Rioja, a partir de las 15:00 horas solo hay un punto de atención continuada en Logroño, sobre el que la amenaza del cierre sigue planeando. Se ha introducido un sistema telefónico de asistencia, pero que no viene acompañado de enfermería presencial ni está atendido por profesionales de primaria. En las zonas rurales, solo hay 8-9 puntos de atención continua abiertos y el resto de la comunidad está totalmente descubierta.

Y en Castilla-La Mancha tampoco hay buenos resultados de gestión. La atención primaria solo atiende los puntos de atención continua de lunes a jueves. Los viernes de tarde, los fines de semana, las vísperas de festivo y los festivos, algunos de estos centros abren de forma limitada y atendidos por otro personal (los antiguos médicos de refuerzo).

Los profesionales de la región advierten de que, ante la saturación de una atención primaria tan limitada, cada vez es más habitual no acudir a consultas en horario ordinario e intentar conseguir ver a un facultativo en los puntos de atención continuada. En la práctica, los profesionales sanitarios derivan cada vez más pacientes a urgencias, ante el continuo deterioro de la atención. Por ejemplo, el Hospital General Universitario de Toledo, que solía atender unas 400 urgencias diarias, se mueve ahora en el entorno de los 600 pacientes por jornada, fruto de esa debilidad del sistema de atención primaria y de los precarios medios del sistema de puntos de atención continuada.

Los datos también son preocupantes en el resto del territorio nacional. Aunque Navarra lidera el gasto por habitante, sus resultados son cada vez peores, de modo que la pérdida de eficiencia es más que notable. En la Comunidad Valenciana, se estima que hay un déficit estructural de unos 4.500 sanitarios y, en áreas clave como pediatría, la prensa informe de médicos que atienden hasta 34 consultas cada 4 horas. Y Baleares está a la cola en facultativos per cápita, médicos de familia por habitantes y número de pacientes asignados a cada profesional de atención primaria.

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