La situación de Prisa es abiertamente insostenible. Arrastra un pasivo total de 1.434 millones de euros, de los cuales casi 1.000 son deuda con entidades de crédito y otros pasivos no corrientes. Esta deuda financia unos activos que no alcanzan, en su totalidad, los 900 millones de euros, lo que supone un patrimonio neto de -536 millones de euros. Además, su capacidad de generación de ingresos continúa sin permitirle terminar con ganancias. El resultado de sus últimos cuatro trimestres es negativo. Sus ventas en los últimos cinco años han caído casi un 9%.
Además, su ratio PER Precio/Beneficio neto es negativo, lo que indica serios problemas (y lleva siendo así tres años). Además, otro de los ratios de valoración de compañías, el VE-Ebitda, señalaría que Prisa está en precio, lo que significa que su capitalización bursátil responde con su capacidad de generación de caja. Y hay que recordar que su capitalización bursátil apenas supera los 200 millones de euros.
En definitiva, Prisa dibuja un patrimonio neto negativo (-536 millones), una deuda neta de más de 900 millones y un valor en bolsa de 200 millones. Una situación de quiebra técnica que urge a su propietario, el fondo americano Amber Capital, y su presidente, el empresario fetiche de Moncloa, Joseph Oughourlian, a darle una salida a la empresa propietaria de la cadena SER y el diario El País.
Es una de esas compañías de la que casi se escuchan rumores a diario. La evidente necesidad de un "caballero blanco" que sanee la situación de la compañía, y, fundamentalmente, alivie el fuerte servicio de deuda que sufre, hace que se le busquen novias a diario. Hasta la fecha, la intentona más mediática fue la negociación con Mediaset que finalmente se malogró.
Prisa + Atresmedia = Adiós a Vallés
Pero a medida que se acerca el final del año y las elecciones autonómicas y municipales de la próxima primavera crece el ruido sobre el futuro de la compañía. Cuando levantas el teléfono y preguntas a distintas fuentes del sector coinciden en el hartazgo de Oughourlian, quien, según dicen, estaría con ganas de abandonar la presidencia de Prisa en cuanto logre sanear el aspecto financiero.
Y es que la operación que pretende la compañía y prefiere el Gobierno es que Prisa siga teniendo influencia en el grupo resultante tras la operación de rescate, lo que no deja de ser llamativo ya que cualquier grupo que acuda a rescatar a Prisa se encontrará en posición de imponer sus criterios, ya que sería el que absorbe.
Uno de los grupos que más suena para hacerse con Prisa tanto que, según algunas fuentes, ya habría valoraciones de activos encima de la mesa, es Atresmedia. El conglomerado de Medios que hace convivir cabeceras como La Razón o Antena 3 con La Sexta de García Ferreras, estaría valorando la posibilidad de hacerse con Prisa.
Las mismas fuentes señalan que las gerencias de ambas compañías estarían, de momento, abiertas a la operación, aunque no habría unanimidad. Por lo que cuentan algunas voces indiscretas, el director de operaciones de Atresmedia, Javier Bardají, y el presidente de la compañía, José Crehueras, estarían de acuerdo con la operación siempre que las condiciones sean favorables. Sin embargo, Mauricio Casals, presidente de La Razón y adjunto a la presidencia de Atresmedia, no vería con buenos ojos la operación y se habría opuesto a las pretensiones de los Migueles (Miguel Barroso y José Miguel Contreras), cadena de transmisión entre Moncloa y Prisa, que ya desde hace tiempo anhelan hacerse con el control de una de las dos patas del duopolio televisivo: Atresmedia.
Esta operación, además, abriría la posibilidad a Moncloa de neutralizar uno de los baches mediáticos que sufre desde hace tiempo, el liderazgo de Vicente Vallés en los informativos de Antena 3, crítico con el Gobierno.
De momento no hay confirmación por ninguna parte ni documentos que prueben que la operación esté siquiera planteada, pero el ruido del mercado es tan fuerte que buena parte del sector lo da por seguro.