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Podemos vuelve al neolítico: diseña un plan basado en el trueque como gran remedio contra la inflación

"Este cambio de paradigma deben asumirlo, de una vez por todas, los agentes productores de bienes de consumo", reza el documento del partido morado.

"Este cambio de paradigma deben asumirlo, de una vez por todas, los agentes productores de bienes de consumo", reza el documento del partido morado.
Podemos apuesta por el modelo del neolítico. | LM

EL BCE no consigue controlar la inflación. Los hogares no llegan a fin de mes. Las empresas no saben qué hacer para luchar contra el alza de precios. Pero todo es porque, por lo visto, no han hecho caso a Podemos y su plan de ocurrencias neolíticas. Y es que el partido morado acaba de preparar un plan para acabar con el alza de los precios. Un plan que pasa por el descubrimiento comercial del neolítico: el trueque. Bienvenidos a la era del cambio. Bienvenidos al progreso.

El Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos ha demostrado que no hay cosa más moderna que el comunismo –valga la ironía–: acaban de recetar como remedio frente a la inflación, el trueque. Todo un alarde de modernidad del neolítico.

Y no lo han hecho en un desliz verbal. Lo han hecho con todo un documento registrado en el Congreso de los Diputados.

Los economistas comunistas señalan que "a finales de 2020, la Comisión Europea aprobó la Nueva Agenda del Consumidor 2020- 2025, en la que se establecían los ejes por los cuales los consumidores debían tomar un papel activo en un mercado único más ecológico, digital y justo". Entre los "ítems" incluidos en el texto se establecía "el fomento de productos sostenibles y de economía circular", añaden los de Podemos.

El equipo de Irene Montero y de Ione Belarra afirma que "es uno de los ámbitos que protagonizan la transformación global en a los hábitos de consumo y el paradigma económico. Ante la evidencia de que los recursos son finitos y cada vez más escasos, no se puede sostener la escalada de su consumo ni la corta vida útil de los bienes".

Los comunistas recurren, obviamente, en su argumentario a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. En concreto al número 12, que "consiste en garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles, dados los efectos destructivos sobre el planeta que está ocasionando la sobreexplotación de los recursos".

Y, en base a todo ello, los de Podemos aseguran que se ha acabado la era de comprar, producir y progresar libremente: "El camino debe ser un cambio profundo y sistémico hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta, comprendiendo y valorando los límites de la naturaleza y el impacto negativo que generamos, y debe reflejarse en los patrones de consumo y producción".

El tono se vuelve hasta imperativo cuando los comunistas aluden a la población: "Este cambio de paradigma deben asumirlo, de una vez por todas, los agentes productores de bienes de consumo, pero también es indispensable que el consumidor entienda, mediante un acceso adecuado a la información, qué comporta tal cambio, cómo influye en su día a día y qué relación activa puede establecer con la economía social".

Y, como dan por hecho que la población asumirá la orden, dan sus recetas mágicas: "En este sentido, el cooperativismo de consumo se presenta como una fórmula óptima para fomentar el acceso a los productos sostenibles y de proximidad, así la protección de los derechos y el conocimiento del consumidor. Este modelo societario está basado en una asociación voluntaria para satisfacer las aspiraciones sociales, culturales y económicas en común de sus miembros, mediante una empresa de propiedad conjunta y de gestión democrática. El consumidor se sitúa así en el centro, participando en la gobernanza específica de entidades en el sector de la economía social y cooperativa que pueden abarcar diversos productos y bienes de consumo".

Al fin y al cabo, "se trata de una manera de facilitar la organización de forma colectiva y autogestionada para abastecerse de productos básicos para las familias, especialmente en cuanto a la alimentación, y procurando a su vez el acceso a la educación y a la cultura de su base social". Bienvenidos a las comunas y el trueque. Y, por supuesto, a la carestía y fin de la libertad.

"Las cooperativas de consumo pueden reducir el precio de la cesta de la compra básica mediante el intercambio de productos y servicios surgidos de la intercooperación, o el intercambio de conocimiento. Además, estas figuras suelen enfocarse hacia valores sostenibles, que potencian el consumo de productos de proximidad, saludables y producidos de forma responsable en sentido ambiental y laboral; así como el fomento de hábitos para reducir el desperdicio alimentario". Dicho de otro modo, el trueque, un esquema del neolítico.

Pero, para Podemos, eso es el progreso porque "se trata de un modelo societario que, además de crear puestos de trabajo de manera horizontal y democrática, reduce intermediarios y fomenta la economía solidaria. Protege al consumidor, lo empodera y lo involucra activamente en las nuevas realidades en un mercado que debe tender hacia una producción y un consumo responsable y sostenible". Y, por supuesto, escaso y pobre.

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