El Gobierno está estudiando poner fin a la subvención de 20 céntimos a la gasolina y el diésel que entró en vigor el pasado mes de mayo para todos los conductores españoles. Será la semana que viene cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez anuncie su enésimo decretazo anticrisis en el que decida, entre otras medidas, qué va a pasar con la subvención al combustible.
En el Ministerio de Economía ya defienden abiertamente la retirada del bono de la gasolina para todos los ciudadanos y que se mantenga solo para los profesionales que usan el coche para trabajar. Así lo han sugerido tanto Nadia Calviño como su número dos, Gonzalo García Andrés. El Gobierno también está estudiando la posibilidad de establecer un cheque-gasolina (también baraja otro cheque-comida), pero solo para los particulares más vulnerables ¿Se está acabando la chequera de Sánchez?
Bien es cierto que este tipo de subvenciones generan distorsiones (como beneficiar más a las rentas altas) y que el coste sufragar la gasolina y el diésel durante ocho meses resulta desorbitado para el Presupuesto público (para los contribuyentes). En concreto, el Gobierno ha calculado que el impacto de la rebaja subvencionada del combustible es de 5.752 millones este año.
Sin embargo, lo que el Gobierno no dice es que esta cantidad está muy por debajo de lo que lleva ingresado Hacienda durante todo 2022 por los Impuestos Especiales que recaen sobre los combustibles.
10.191 millones por el Impuesto de Hidrocarburos
Las cifras no fallan. Según los últimos datos de recaudación de la Agencia Tributaria, el Gobierno ingresó hasta el pasado mes de octubre la friolera de 10.191 millones de euros solo por el Impuesto de Hidrocarburos (que grava la gasolina, el gasóleo o el gas natural), lo que supone casi el doble del gasto del Estado en la publicitada subvención a los carburantes y un 6,7% más que la recaudación de ese mismo periodo de 2021.
Además, hay que tener en cuenta que el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos no es el único tributo que le otorga pingües beneficios a Hacienda cada vez que un conductor se dispone a echar gasolina: el combustible también se grava con el 21% de IVA.
De hecho, el peso del Estado en la factura de los carburantes es tan elevado, que casi el 50% del precio que paga el consumidor final son impuestos. El Impuesto Especial sobre Hidrocarburos se aplica a cada litro de combustible y el IVA sobre el total, por lo que Hacienda recaudará en el año por la gasolina más del doble del coste de la subvención a través de estos dos impuestos.
Como se observa en la tabla anterior, el Impuesto sobre Hidrocarburos es la figura con mayor aportación dentro de los Impuestos Especiales, que también gravan el alcohol o el tabaco. En el último año, el Gobierno se ha negado en redondo a bajar ninguna figura fiscal a la gasolina y ha preferido optar por la subvención que está a punto de desaparecer.
De hecho, entre las pocas figuras fiscales que el Gobierno ha decidido bajar (tanto en la crisis del coronavirus como en la inflacionaria) ha sido el Impuesto Especial sobre la Electricidad. En la tabla anterior también se observa el hundimiento de la recaudación de este tributo un 82,1%.
Pero en lo que va de año Hacienda compensa sobremanera la pérdida de recaudación por el impuesto eléctrico (que no llega a 1.000 millones) y la subvención a la gasolina. Y es que, en octubre las arcas del Estado han cerrado con una recaudación histórica de 223.695 millones de euros, un 16,9% más, lo que supone 32.285 millones extra gracias al IRPF, al IVA o a Sociedades. Todo un récord.