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Pedro Pablo Valero

El culebrón de Twitter y el año más absurdo de Elon Musk

Elon Musk ha perdido en 2022 más de 125.000 millones de dólares en valor de mercado, más que Jeff Bezos y Mark Zuckerberg.

Elon Musk ha perdido en 2022 más de 125.000 millones de dólares en valor de mercado, más que Jeff Bezos y Mark Zuckerberg.
Europapress

Elon Musk empezó 2023 en Twitter recordando que 12 meses atrás la revista Time le había nombrado "personaje del año", también en el primer trimestre de 2022 ascendió en la Lista Forbes a hombre más rico del mundo. Muchas cosas han cambiado para él desde entonces.

Musk nació en Sudáfrica en 1971, hijo de una modelo canadiense y un ingeniero sudafricano, que se divorciaron siendo él un niño. Su biografía "oficial" recalca que ya con 12 años vendió el código de un juego espacial que programó, así como que sufrió acoso escolar, quizás por ser un "cerebrito".

Su entrada en el mundo empresarial

Emigró a la patria de su madre con 17 años para huir del servicio militar, y consiguió la nacionalidad canadiense en 1989. Renunció a hacer un doctorado tras la universidad para fundar su primera empresa (Zip2, relacionada con la programación de las primeras webs del pasado siglo) que vendió a los cuatro años ganando 22 millones de dólares. Invirtió ese dinero en participar en la creación de X.com, germen de PayPal. Cuando EBay compra PayPal en 2002, Elon Musk gana 180 millones de dólares. 70 los destina a fundar SpaceX (2002), que ha conseguido su objetivo de abaratar los viajes espaciales, 100 a Tesla (2004) de la que, contrariamente a los que muchos piensan, no es fundador, ya existía desde un año antes de su llegada, y 10 millones en 2006 a SolarCity, que fusiona con Tesla diez años después.

Como presidente de Tesla, nombrado tras su inyección de capital, consigue una revalorización fabulosa de la compañía en bolsa desde su salida al parqué en 2010 hasta antes de la pandemia, capitalizando mucho más que otras automotrices que vendían mucho más y sí ganaban dinero como Toyota y Volkswagen.

2020: su año más espectacular

Pero lo más espectacular ocurre en 2020, el año del virus que coincide con el primero de su historia en el que consigue presentar beneficios. Tesla se pone aún más de moda y de los mínimos de primavera de 2020 a los máximos históricos de otoño de 2021 sube más de un 1000% y la compañía pasa a ser una de las cotizadas con mayor capitalización de Wall Street. Incluso mete a Tesla en el mundo de las criptomonedas, adquiriendo la empresa en febrero de 2021, unos meses antes de máximos históricos, bitcoins por valor de 1.500 millones de dólares. Además del éxito bursátil de Tesla, desarrolla su -a mi juicio- mayor triunfo empresarial, que aún continúa, SpaceX, empresa que está consiguiendo cada vez más encargos para ir colocando satélites en nuestros cielos.

Paralelamente a su función como ejecutivo, Elon Musk empieza a convertirse en un "tweetstar", sobre todo porque alimenta la fiebre por las criptomonedas de la última década. El 7 de agosto de 2018 tuitea que está considerando sacar a Tesla de bolsa provocando una fuerte subida de la cotización, ya que se descontaba una OPA. La SEC (la CNMV estadounidense) llegó incluso a suspender la cotización. Este desliz llevó a que la SEC multara con 20 millones a Tesla y 20 a Musk, al que además apartó de la presidencia de Tesla (aunque siguió como director ejecutivo), y a que se le advirtiera sobre usar Twitter para mover las cotizaciones. Pero Elon Musk no iba a dejar de usar esta red social.

El fiasco del dogecoin

A finales de 2020 empieza a recomendar una criptomoneda llamada dogecoin, nacida en su momento como una broma, con tuits como "Dogecoin podría ser mi criptomoneda favorita. Es genial" o "camino a la Luna". Con ello ayudó a que la capitalización de mercado de esta "broma" superara en mayo de 2021 la de más de 400 empresas del S&P500. Ahora cotiza un 80% por debajo de aquel máximo.

En noviembre de 2021 volvió a usar Twitter de un modo novedoso: lanza una encuesta en la que pregunta si debería vender el 10% de sus acciones en Tesla. Los tuiteros apoyaron la idea con un 58% a favor, y efectivamente vendió. Hubo quien dedujo que necesitaba liquidez y que ya tenía pensado hacerlo antes de preguntarlo en la red social, pero el caso es que ese movimiento asignaba a Twitter un poder nuevo hasta entonces desconocido.

El culebrón de Twitter

En abril de 2022, tras insinuar que iba a crear otra red social ante los fallos que veía en Twitter, Musk compra el 9,2% de las acciones de la red social, convirtiéndose así en el accionista mayoritario de la empresa. Y en pocas semanas decide lanzar una oferta de compra que, en principio, pocos se creen. De hecho, el día del anuncio el precio de las acciones cierra un 20% por debajo del precio de su oferta por el 100% de la compañía.

Y luego sucede un extraño culebrón: el consejo de Twitter decide aceptar la oferta pero Musk la retira alegando datos falsos porque argumenta que el alto número de bots "hincha" las cifras de usuarios. Tras unos meses en el limbo, finalmente, y seguramente por consejo legal, Musk decide adquirir Twitter. Sin embargo, el mordisco en la liquidez de Musk que provoca esto se le vuelve en contra en Tesla que en los últimos tres meses pierde dos terceras partes de su valor. Aquí vemos el gráfico del último año y medio:

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Esta bajada importante del valor de Tesla le ha llevado al segundo puesto como hombre más rico del mundo tanto en la lista Forbes como en el Bloomberg Billionaires Index, que tiene en cuenta el valor de sus participaciones accionariales. Este último ranquin estima que Elon Musk ha perdido en 2022 más de 125.000 millones de dólares en valor de mercado, más que Jeff Bezos y Mark Zuckerberg que, debido a la fuerte caída de la capitalización de Amazon y Meta, han reducido su fortuna en unos 80.000 millones cada uno.

Musk está muy centrado en cambiar Twitter y de nuevo sorprendió a todos al publicar el pasado mes una encuesta vinculante preguntando si debía dejar de ser el director ejecutivo de la red social. Perdió la votación (de nuevo hay quien sospecha que esa era su intención) y anuncia que dimitirá "en cuanto encuentre a alguien lo suficiente estúpido para aceptar el trabajo". Como dueño absoluto de Twitter, no creo que notemos ninguna diferencia, sea quien sea el próximo CEO. Menos previsible será el futuro de Musk, que seguro dará alegrías a los periodistas económicos, siempre ávidos de personajes adictos a proporcionar noticias.

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