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Lejos de proponerse revertir el entorno hostil que ha creado para las empresas, el Gobierno abre una guerra de ataques contra Ferrovial.

Guerra contra Ferrovial: el Gobierno activa un bombardeo de ataques

Lejos de proponerse revertir el entorno hostil que ha creado para las empresas, el Gobierno abre una guerra de ataques contra Ferrovial.

La fuga de Ferrovial de España a Países Bajos no sólo va a afectar a los ingresos del Estado, sino que supone un duro golpe a la imagen de nuestro país como destino para hacer negocios. ¿Y cómo ha reaccionado el Gobierno de PSOE y Podemos cuando se han enterado de la mudanza de la compañía de infraestructuras? Pues se han dedicado a descalificar a la compañía.

La ministra de Economía, Nadia Calviño, llegó a llamar al máximo responsable de la empresa, Rafael del Pino, para pedirle explicaciones. Para Calviño es "inaceptable" que una empresa instale su sede social donde quiera. A Nadia Calviño le ha seguido la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ataca a Ferrovial por su marcha y a los Países Bajos por acogerles. Para Díaz, cobrar menos impuestos a los ciudadanos es dumping fiscal.

El ministro de Seguridad Social, Jose Luis Escrivá, ha hecho una valoración de lo más radical y también con descalificativos hacia la empresa. Achaca, ente risas, la fuga a la "codicia" de Ferrovial.

No podemos olvidarnos de la ministra de Derechos sociales, Ione Belarra, que ha llamado capitalista despiadado al presidente de Mercadona; "usureros" y "codiciosos" a los presidentes de los bancos y ahora "empresa pirata" y "antipatriota" a Ferrovial.

En definitiva, el discurso antiempresarial que viene llevando por bandera el Gobierno de Pedro Sánchez puede suponer un caldo de cultivo para que más empresas sigan la estela de Ferrovial y desincentivará a cualquier compañía extranjera a instalarse en nuestras fronteras si luego va a sufrir un auténtico escarnio por irse. Si a esto le sumamos el intervencionismo salvaje, la elevada fiscalidad, la burocracia y los constantes cambios de las reglas de juego a mitad de partido no es de extrañar que el tejido productivo del país esté completamente asfixiado.

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