El gobierno de Pedro Sánchez suele jactarse de tener una agenda política de corte feminista. Sin embargo, la celebración del Día de la Mujer de 2023 ha coincidido con un momento crítico para la coalición conformada por PSOE y Podemos. Por un lado, las rebajas de condena propiciadas por la llamada Ley del Sí es Sí han beneficiado a 750 agresores sexuales. Por otro lado, la intención del gobierno de prohibir la prostitución se ha topado con las revelaciones del Caso Mediador, un caso de corrupción que también abarca la contratación de trabajadoras sexuales por parte de diversos diputados socialistas.
Ante semejante panorama, Moncloa ha querido retomar la iniciativa anunciado una ley de cuotas con la que pretende elevar al 40% la presencia de mujeres en los consejos de dirección de las grandes empresas cotizadas. Se trata de un viejo reclamo del feminismo de izquierdas que, sin embargo, choca frontalmente con el criterio del sector privado y, lo que es peor, parece ignorar la evidencia internacional en esta materia.
De entrada, es importante tener en cuenta que, según el informe Women in Business, publicado anualmente por la consultora Grant Thornton, los países con mayor porcentaje de mujeres en los cargos de dirección no tienen este tipo de cuotas obligatorias. Especialmente destacado es el caso de Europa del Este, donde la mayoría de los países tienen modelos económicos liberales que huyen de este tipo de imposiciones y, sin embargo, la participación de la mujer en los órganos directivos de las empresas es mucho mayor. Estonia y Polonia son un buen ejemplo: alcanzan tasas que rondan el 40%, casi quince puntos porcentuales por encima del promedio europeo.
En España, el porcentaje de mujeres directivas observado en el Ibex 35 se ha multiplicado por nueve a lo largo de las últimas dos décadas, pasando del 4% al 37% del total de consejeros vinculados a las compañías que cotizan en el selectivo nacional (hay 435 consejeros, de los cuales 272 son hombres y 163, mujeres). Y todo sin necesidad de cuotas. De igual modo, y en paralelo, el peso del empleo femenino sobre el total de trabajadores de las empresas cotizadas alcanza el 49,5%, cinco puntos por encima del 44,8% que se registraba hace una década.
Sin embargo, el gobierno de PSOE y Podemos insiste en forzar un modelo de igualitarismo que choca con la evidencia internacional disponible. Conocido es el caso de Noruega, que hace ahora veinte años aprobó una ley similar a la que defiende la Administración Sánchez. Los resultados de la norma han sido desastrosos:
- La quinta parte de las empresas grandes que, en teoría, se iban a ver afectadas han modificado su estructura legal para esquivar la aplicación de las cuotas.
- Priorizar el sexo por encima de la capacidad o la experiencia ha tenido efectos negativos en la cotización de las empresas. Amy Dittmar y Kenneth Ahern estiman que, por cada 10% de aumento en la presencia de mujeres en los consejos directivos, se ha dado un descenso del 12% en el valor bursátil de las empresas. De acuerdo con las investigaciones de Nina Smith, la menor experiencia de las consejeras que han sido incorporadas para cumplir con las cuotas de género sería el factor clave que explicaría el peor desempeño de las compañías.
- Según Cathrine Seierstad y Tore Opsahl, los cambios aplicados en Noruega no se han extendido al grueso del mercado de trabajo. Estamos, pues, ante una política elitista que no contribuye más que a beneficiar a un puñado de directivas, pero supone poco o nada para el resto de trabajadoras. Las investigaciones de Marianne Bertrand, Sandra Black, Sissel Jensen y Adriana Lleras-Muney arrojan conclusiones similares.
Este último punto puede trasladarse directamente a España. Así, teniendo en cuenta que la presencia de mujeres en los consejos del Ibex 35 ya roza el 40%, lo cierto es que el cumplimiento de las cuotas defendidas por el gobierno de Pedro Sánchez solo supondría la incorporación de 39 mujeres a estos órganos de dirección. Dicho de otro modo: la medida estrella del gobierno solo beneficia al 0,0003% de las mujeres laboralmente activas.