¿Crees que los ricos son honestos? Si tu respuesta es "no", la verdad es que formas parte de la mayoría social. Lo sé porque yo mismo coordiné una encuesta del renombrado instituto demoscópico Ipsos MORI mediante la cual pulsé la imagen que tienen las personas de diferentes países sobre la gente rica. Así, una de las preguntas del sondeo pedía a los participantes que indicasen los rasgos de personalidad que atribuían a los ricos. Podían elegir entre siete rasgos positivos y otros tantos negativos: inteligentes, egocéntricos, laboriosos, codiciosos, honestos, materialistas, arrogantes, imaginativos, optimistas, despiadados, superficiales, audaces/atrevidos, fríos/sin corazón y visionarios. En todos los países analizados, la característica menos asociada por la mayoría de la gente con las personas ricas fue la de la "honradez".
La encuesta incluía otra pregunta en la que se pedía a los participantes que indicasen si conocían a uno o más millonarios. A aquellos que respondieron afirmativamente se les volvió a presentar la misma lista de rasgos de personalidad para saber cuál le atribuirían al millonario que conocen mejor. Esta vez, los resultados fueron distintos. En Alemania, por ejemplo, solo hay un mísero 3% que considera que los ricos son "honestos", pero el porcentaje sube al 42% cuando los participantes que conocen al menos a un millonario responden la misma pregunta, pero aludiendo a estas personas. En España, la brecha fue similar: 1% vs21%. El patrón se repite, de hecho, en la mayoría de los países, con mayor o menor intensidad, como refleja el siguiente gráfico.
¿Por qué tanta gente cree que los ricos son deshonestos? Un motivo central es el error común de ver la economía como un juego de suma cero, lo que conduce a pensar que los los ricos solo son ricos porque le han quitado algo a los pobres. Bertolt Brecht expresa de manera concisa esta actitud en su poema de 1934, "Alfabet", en el que dos hombres, uno rico y otro pobre, se encuentran cara a cara:
"Un hombre rico y un hombre pobre se miraron el uno al otro.
Y el pobre dijo débilmente: Si yo no fuera pobre, tú no serías rico"
Sospecho que la mayoría de las personas que están en la cárcel por cometer crímenes económicos se adhieren también a la creencia en la economía como un juego de suma cero. Probablemente, pensaban que solo podían hacerse ricos robando un banco, entrando en la casa de alguien para saquear sus pertenencias o estafando a sus consumidores o socios. Sin embargo, no solo los criminales tienen esta forma de ver las cosas: también hay muchos intelectuales que imaginan la vida económica como un juego de suma cero. De ahí se derivan discursos como los que consideran los países ricos deberían dar parte de su riqueza a los países pobres o, en clave interna, las propuestas de quitarle más dinero a los ricos para transferir más ayudas a los pobres. Desde este punto de vista, si hay gente que sigue siendo pobre es solo porque los ricos son egoístas y mezquinos.
Hasta hace un par de siglos, es cierto que la riqueza se basaba, a menudo, en la guerra, el expolio o el linaje. Por tanto, sí había una estructura económica en la cual una pequeña élite se enriquecía a expensas de los demás. El sistema de mercado, en cambio, cambió el paradigma. El capitalismo funciona de manera completamente diferente. Su lógica consiste en enriquecer a la población a base de satisfacer las necesidades del mayor número posible de consumidores. Esa es su naturaleza.
La cantidad de multimillonarios se ha multiplicado por seis en los últimos 25 años, mientras que la cantidad de personas pobres en todo el mundo ha disminuido más rápidamente que nunca antes en la historia de la humanidad. La razón que explica ambos desarrollos es la misma: la expansión del capitalismo ha propiciado un crecimiento económico que ha aumentado el bienestar de forma notable.
Si echas un vistazo a la lista de las personas más ricas del mundo, verás que ninguno de ellos se hizo rico quitándole algo a los demás, sino porque, en su faceta de empresarios, han hecho una contribución enorme y beneficiosa a la sociedad. Por supuesto, la historia reciente de la economía de mercado no está exenta de algunos episodios concretos en los que el dinero alcanzado por ciertos personajes se consiguió a base de mentir y engañar. Bernhard "Bernie" Madoff logró robar más de 60.000 millones a sus inversores – y fue sentenciado a 150 años de prisión por sus crímenes. La lista de personas que se enriquecieron engañando y aprovechándose de los demás no es corta. Sin embargo, también hay gente que actúa de esta forma deshonesta en todas las clases sociales y grupos de ingresos.
Lo que sí sabemos es que la mayoría de las personas ricas se han vuelto ricas como resultado de sus grandes ideas empresariales. La empresa WhatsApp fue fundada en 2009 en Santa Clara, California, por Jan Koum y Brian Acton. Ambos vendieron su compañía a Facebook y tienen ahora una fortuna combinada cercana a los 18.000 millones de dólares. ¿Cómo lo lograron? Su gran creación permite que 2.000 millones de personas por todo el mundo intercambien mensajes de texto gratuitos y realicen llamadas telefónicas sin coste alguno. Jan Koum y Brian Acton no se hicieron ricos porque le quitaron algo a los demás, sino porque le dieron algo a la gente. Lo mismo ocurre con empresarios como Bill Gates (Microsoft), Larry Ellison (Oracle) o Jeff Larry Page y Sergey Brin (Google), así con cientos de miles de otros empresarios menos conocidos que también se hicieron ricos gracias a sus buenas ideas y, en ningún caso, a través de la deshonestidad o del saqueo.
Una última cosa: cualquiera que se aferre a creencias de suma cero, o que esté convencido de que solo puede enriquecerse mintiendo y haciendo trampas se convertirá en un delincuente (si es deshonesto) o bloqueará su propio éxito financiero (si es honesto).
Rainer Zitelmann es empresario, doctor en Historia y Sociología y autor de más de 20 libros. Sus últimos lanzamientos en español son "El capitalismo no es el problema, es la solución" (Unión Editorial, 2021), "Los ricos en la opinión pública" (2022) y "En defensa del libre mercado" (Unión Editorial, publicación prevista en 2023).