Este martes se aprobado en el Consejo de la UE la prohibición de los nuevos vehículos de gasolina, diésel o híbridos a partir de 2035 después de que el acuerdo se desbloqueara este fin de semana. Alemania, que manifestó a última hora sus dudas sobre la normativa, acabó pactando con la UE la incorporación de una cláusula que permitirá matricular vehículos con motor de combustión si utilizan exclusivamente combustibles sintéticos, aquellos fabricados mediante CO2 e hidrógeno generado a partir de energías renovables, aún en una fase muy incipiente de desarrollo.
A falta de saber cómo se traduce esta excepción, otro país, Italia, batalla por que los vehículos con motor de combustión puedan seguir circulando si lo hacen con biocombustibles. A juicio del Gobierno de Giorgia Meloni y de muchos de los eurodiputados que en su día votaron en contra, esta opción ampliaría las posibilidades de los consumidores.
Mientras la industria automovilística se encamina a marchas forzadas hacia la electrificación, voces en el sector abogan, como Italia, por no poner límites de antemano a otras tecnologías alternativas al coche eléctrico y que en principio también cumplirían con los objetivos verdes de Bruselas. Estos son los combustibles, en investigación o ya en el mercado, que quieren ser una alternativa a la gasolina:
Combustibles sintéticos
Los combustibles sintéticos se fabrican a partir de CO2 captado de la atmósfera e hidrógeno obtenido a partir de energías renovables y agua (el conocido como hidrógeno verde). A partir de ambas materias primas se consigue una cadena de hidrocarburo que puede utilizarse como combustible en motores de combustión convencionales de medios de transporte de todo tipo: automóviles y también camiones, barcos… Se trataría de un combustible neutro en carbono: aunque un motor de combustión siempre va a emitir CO2, sería CO2 capturado previamente de la atmósfera en el proceso de producción. De ahí que Alemania lo considere perfectamente equiparable a otras fórmulas.
Desde el sector del refino explican que "aún le quedan etapas de desarrollo para que sean una realidad industrial, competitiva", pero defienden que hay que apostar por ellos entre otras cosas porque hay sectores para los que la electrificación no es una salida. Entre las empresas automovilísticas, las más interesadas son las del sector del lujo, que buscan en este combustible una fórmula para que sus vehículos puedan seguir en circulación y moverse en el interior de las ciudades con la etiqueta cero emisiones.
Biocombustibles
La apuesta italiana es la de los biocombustibles, mucho más desarrollados que los sintéticos. Las grandes compañías del sector están volcadas en el desarrollo de biocombustibles de primera generación, producidos a partir de biomasa, y sobre todo de segunda generación, creados a partir de residuos orgánicos de todo tipo y libre de la problemática de tener que dedicar cultivos a este fin.
El sector destaca cómo este tipo de combustibles se fabrica a partir de materias primas tan dispares como desechos forestales, agrícolas, aceite usado… También subrayan que se pueden usar hoy en motores de combustión de cualquier tipo y aprovecharse de las actuales redes de distribución. Entre los proyectos europeos destacan, en España, el de Repsol en Cartagena para levantar una planta que produzca 250.000 toneladas de biocombustibles avanzados al año y que se quiere tener en marcha ya en 2023.
En cuanto al grado de desarrollo, está introducido en el mercado el de primera generación y también estaría en uso el de segunda generación, aunque en menor proporción. En este último están centrados los esfuerzos actuales.
Otros combustibles bajos en carbono
Sería, según la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos, otro tipo de combustible elaborado a partir de residuos no biológicos, como residuos urbanos o plásticos.
El sector defiende que todos estos combustibles serán imprescindibles para sectores como el marítimo o el aéreo pero también los defienden para el sector automovilístico: hablan de que permitirían una "transición justa y eficiente" que "incluya a todos los ciudadanos, independientemente de sus recursos económicos".