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Se desata la fiebre por los bosques ante el negocio del mercado de carbono

Empresas y fondos de inversión se lanzan a plantar árboles para subastar el aire limpio entre las industrias.

Empresas y fondos de inversión se lanzan a plantar árboles para subastar el aire limpio entre las industrias.
Reforestación en Torremocha del Jarama (Madrid). | Europa Press

Las empresas tienen la posibilidad de comprar bonos de carbono para compensar sus emisiones de CO2. Y si hay demanda, no tarda en aumentar la oferta. Por ese motivo, muchas empresas han puesto sus ojos en los terrenos deforestados o quemados de España. Se encargan de replantar el campo español y posteriormente venden en subasta esos bonos de compensación de CO2 que las empresas compran para cumplir sus objetivos de desarrollo sostenible o emisiones cero.

Las políticas medioambientales cada vez más restrictivas de los gobiernos están inflando el mercado del carbono, que solo el año pasado movió operaciones por más de 865.000 millones de euros solo en Europa.

Cómo funcionan los créditos de carbono

Cuando una empresa desea reducir sus emisiones de carbono porque lo exige la política medioambiental de un gobierno, para recibir subvenciones "verdes" o para captar clientes concienciados con el medio ambiente, tiene dos opciones: modificar su tecnología, estructura, logística… para contaminar menos o bien comprar derechos de emisión en el mercado de los bonos de carbono.

Por lo tanto, los créditos de carbono son una manera de compensar la emisión de gases que produce una empresa y un crédito o bono representa una tonelada de CO2 equivalente absorbida o evitada en la atmósfera. Estos créditos se pueden comprar y vender en los mercados internacionales, que pueden ser obligatorios o voluntarios.

Los mercados obligatorios de carbono son los más grandes. Los gobiernos establecen un límite de emisiones y emiten varios bonos de emisión basados en ese límite. En el caso de la Unión Europea, el RCDE UE funciona por subasta, y para hacerse una idea del valor de este mercado, en 2022 los derechos de emisión europeos se situaron en torno a los 80 euros/tonelada, casi el doble que en 2021. El total de operaciones alcanzó los 865.000 millones de euros, según un informe de London Stock Exchange Group.

Por otra parte, también existen los mercados voluntarios de carbono. En este caso, empresas y particulares ofrecen bosques, proyectos de construcción de fuentes de energías renovables (molinos, placas solares y centrales hidroeléctricas) o de transformación de residuos en energía o biogás para compensar las emisiones de carbono y las empresas pujan libremente por ellos. También pueden adquirirlos grandes fondos de inversión que posteriormente revenden los bonos a las empresas. En 2022, el mercado voluntario de carbono siguió creciendo con 116 millones de toneladas de carbono negociadas por un valor total de 723 millones de euros, según el informe de Xpansiv.

El monte gallego alberga la mitad de los proyectos

Teniendo en cuenta que el mercado voluntario está en expansión debido a las regulaciones medioambientales cada vez más restrictivas de los Gobiernos, muchas empresas y fondos de inversión han visto una oportunidad de negocio y se están lanzando a la gestión del carbono de zonas que, en ocasiones, reforestan ellos mismos.

En España, los proyectos de absorción de CO2 deben inscribirse en el Registro de Huella de Carbono del Ministerio para la Transición Ecológica. Entre otros requisitos, el bosque debe estar en una zona forestal incendiada o en un lugar donde no haya un bosque desde el año 1990. Además, la zona debe ocupar más de una hectárea, el proyecto debe tener una permanencia mínima de 30 años y el cálculo de las absorciones debe realizarse con la propia calculadora del Registro.

Según datos del propio ministerio, actualmente hay 420 proyectos de compensación de carbono inscritos por parte de 169 promotores, lo que suponen casi 8.000 hectáreas. Más de la mitad de los proyectos a la venta (244) están en Galicia, seguida de Castilla y León (68 proyectos), la Comunidad de Madrid (19), Castilla-La Mancha (15) y Aragón (13).

Además de ayuntamientos y diferentes comunidades vecinales de montes mancomunados, las empresas que más proyectos ofertan son Foresga, CO2 Revolution, Reforestación Galicia, Bank of Climate y Gestión Forestal y del Medio Agrícola.

Algunas de estas empresas funcionan como gestorías y cobran únicamente por gestionar la inscripción del registro mientras que los propietarios se encargan de comercializar y obtienen el 100% del beneficio de los bonos de carbono; otra opción es que los propietarios cedan todos los beneficios de los bonos de carbono a cambio de que la empresa se comprometa a realizar los servicios de reforestación y mantenimiento de los montes durante los años que establezca el contrato; y en tercer lugar está la opción de compartir a medias los beneficios de la venta de carbono con la empresa que gestiona la inscripción del proyecto.

¿Qué empresas compran bonos de carbono?

En España hay multitud de empresas que tienen sus propios proyectos de compensación de carbono inscritos en el Registro del Ministerio para la Transición Ecológica, como por ejemplo Urbaser, Orange, Telefónica, Caixabanc, AstraZeneca, Alimerka, Endesa, Eulen o Ferrovial.

Otras, han optado por comprar directamente los bonos de carbono. Cabify, por ejemplo, ha adquirido los bonos de la Comunidad de Montes Vecinales en Laza (Galicia) para compensar una parte de las 75 toneladas de carbono anuales que emite en todas las ciudades en las que opera. Entre los compradores de bonos también están el Banco Santander o Iberia, que ha optado por esta estrategia de cara a cumplir su objetivo de reducir un 20% sus emisiones netas de cara a 2030.

El debate sobre la efectividad medioambiental de la compra de bonos de carbono se debe precisamente a la opacidad del mercado. Según la información publicada por The Guardian y el medio alemán Die Zeit, más del 90% de los bonos de carbono vendidos por Verra, uno de los principales operadores del mercado, serían en realidad "créditos fantasma" y no proyectos para reforestar la selva tropical. De hecho, el análisis de un estudio de la Universidad de Cambridge de 2022 asegura que Verra exageró en un 400% la amenaza real de los bosques captando así la atención de empresas como Shell, EasyJet, Disney o Gucci, algunas de las muchas firmas que compraron esos bonos falsos.

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