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Los desastres de Escrivá en el Gobierno queman su prestigio y dificultan su regreso al sector privado

El paso de Escrivá por el Gobierno ha dilapidado el prestigio que le adornaba cuando recibió la llamada de Pedro Sánchez en 2020.

El paso de Escrivá por el Gobierno ha dilapidado el prestigio que le adornaba cuando recibió la llamada de Pedro Sánchez en 2020.
José Luis Escrivá saluda el decano del Colegio de la Abogacía de Albacete, Albino Escribano | EFE

Pintan bastos para José Luis Escrivá, hasta la fecha, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. El que fuera director del servicio de estudios del BBVA y, posteriormente, primer presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, ha arrastrado y pisoteado el prestigio que le adornaba antes de ser reclutado por Pedro Sánchez como miembro del Gobierno de coalición para la cartera de Seguridad Social.

Los sapos que ha tenido que tragarse Escrivá, lejos de digerirlos, los ha transformado en ruedas de molino con los que tenemos que comulgar los españoles y en asuntos no precisamente menores. Su paso por el Ministerio ha convertido en un desastre burocrático el "Ingreso Mínimo Vital" que Yolanda Díaz y Pablo Iglesias pidieron a Sánchez como condición para apoyar el Gobierno de Coalición. En 2 años se han denegado un 73% de solicitudes y sus tramitaciones se han colapsado. Y eso que el año ha llegado a contratar a 3.000 funcionarios por la puerta de atrás para agilizar los trámites de su ministerio, imposibles para los ciudadanos que ni siquiera podían coger cita previa para ser atendidos.

Escrivá, además, suma en su currículum el dudoso honor de ser el primer ministro que tiene que afrontar una huelga de los funcionarios del ministerio. CSIF y CCOO se han movilizado convocando un paro histórico y que desmiente al propio ministro quien, horas antes de anunciarse el conflicto, negó en sede parlamentaria que su Ministerio tuviera ningún problema de gestión. Es más, calificó de "bulo de la derecha" esos problemas denunciados por los ciudadanos, el conflicto y el malestar de los funcionarios, así como el hecho de que fuera un requisito indispensable pedir una cita previa para ser atendido y que ésta fuera imposible de conseguir. El ministro fue desmentido por activa (en la web del propio ministerio) y por pasiva (con la convocatoria de la huelga).

La reforma de las pensiones tampoco pasará a la historia, como a él le gustaría, como la que garantiza la sostenibilidad del sistema público. Aparte de insostenible, es extraordinariamente cara. Va a suponer de facto la confiscación del 50% en rentas a partir de 20.000 euros anuales, un incremento feroz de las cotizaciones sociales y un aumento del gasto muy por encima del incremento de impuestos con el que pretende financiarlo. Organismos como Fedea han dado la puntilla al plan de Escrivá.

¿Qué futuro le espera a Escrivá?

La situación profesional y personal que atraviesa el ministro es evidente en sus manifestaciones públicas, últimamente caracterizadas por fuertes enfados y broncas a periodistas y otros políticos. Unas salidas de tono que le sitúan como uno de los políticos más quemados del Gobierno y firme candidato a no continuar en caso de que en diciembre Sánchez lograse armar una nueva mayoría que le permitiese seguir en Moncloa.

Entonces, ¿qué será del ministro? En Libre Mercado hemos hablado con especialistas del sector de la consultoría de directivos y búsqueda de talento. Los conocidos "head hunters", que son contratados por las grandes firmas para encontrar directivos adecuados para los proyectos que emprenden. Elena del Cerro, CEO de EDC Global Talent, una de las profesionales más cotizadas del sector, comparte su análisis con Libre Mercado sobre Escrivá: "Antes de su paso por el Gobierno tenía un perfil profesional muy cotizado y prestigioso. Su salario en la AIREF, por encima de los 140.000 euros, hubiera supuesto un escalón de entrada salarial evidente para su colocación en el sector privado. Sin embargo, el saldo de su trabajo al frente del Ministerio de Seguridad Social no ha sido especialmente exitoso, con lo que su banda salarial debería estar más acorde con su sueldo como ministro en 77.000 euros, o por debajo", señala.

En cualquier caso, considera Del Cerro, este tipo de perfiles suelen encontrar acomodo en firmas que buscan exprimir la agenda de contactos del ministro de turno cuando salen de la política. "Aunque hay que reconocer que las empresas cada vez se cuestionan más si la productividad de estos directivos justifican los emolumentos que suelen cobrar".

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