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Nueva lección de economía para progres. Una hipoteca, quizá el contrato más importante que firmaremos en nuestra vida, merece responsabilidad.

Por qué el Gobierno no tiene que rescatar a los hipotecados a tipo variable

Nueva lección de economía para progres. Una hipoteca, quizá el contrato más importante que firmaremos en nuestra vida, merece responsabilidad.

La rápida subida del euríbor (ahora en el entorno del 3,93%), tipo de referencia de las hipotecas en España, ha descabalgado los presupuestos familiares de miles de familias, al disparar las cuotas que pagan aquellos que contrataron su crédito hipotecario a tipo variable y que han sido mayoría en nuestro país durante muchos años.

¿Por qué tanta gente estaba hipotecada a tipo variable? Porque durante los últimos 10 años, aproximadamente desde 2013, los tipos de interés de referencia se quedaron en tasas muy bajas. Incluso han cotizado varios años en negativo, permitiendo a estas familias aprovechar esa situación y pagar intereses ridículos por su crédito hipotecario.

Esos mismos clientes, que su tipo de hipoteca les favoreció diez años atrás, ahora les perjudica, al tener que soportar tipos de interés altísimos, que incluso llegan a doblar las cuotas que tienen que satisfacer cada mes por su crédito.

Desde el espectro político más a la izquierda piden ahora que el Estado rescate a estos clientes y obligue a los bancos a cambiar sus hipotecas a otras de tipos fijos más livianos, no desde luego a los tipos fijos que ya ofrece el mercado.

Lo que no contemplan estos políticos son los efectos perversos que esto provocaría y que ya conocemos. Cuando los tipos de interés empezaron a bajar con fuerza e incluso a entrar en terreno negativo, muchos hipotecados a tipo variable tenían contratadas cláusulas suelo y cláusulas techo. Es decir, trataban de blindar su contrato para que, en caso de que el euríbor subiera de un determinado nivel, ni se les cobrara más. Pero el banco también se blindaba haciendo que si el euríbor bajaba de otro determinado nivel, el banco no les cobrara menos. Una situación que, quizás a muchos les parezca ahora que tiene sentido. Pues bien, como se hizo populismo normativo con aquel caso, y los tribunales consideraron abusivas esas cláusulas, los bancos las eliminaron y son un recurso con el que ahora no cuentan los clientes.

Pues bien. Tampoco es necesaria la intervención del Estado porque ha estado en la mano de esos clientes la posibilidad de cambiar la hipoteca en cualquier momento del crédito. Es algo que permite el mercado, pero tampoco lo han hecho. Ahora los tipos fijos o tipos mixtos están más caros que hace, por ejemplo, un año.

Si el Estado interviene para obligar a los bancos a favorecer de nuevo aa aquellos que han sido privilegiados por tipos artificialmente bajos durante años, ¿qué pasa con aquellos que han sido previsores y contrataron sus hipotecas a tipo fijo, para evitar sorpresas y sabiendo que estaban pagando más que aquellos que fiaron su hipoteca al albur del índice de referencia?

Firmar un crédito, un contrato, que supondrá quizá el crédito más costoso de la vida de muchas familias, es suficientemente importante como para conocer lo que se firma y tener la responsabilidad de cumplirlo.

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