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Bruselas cuela en su Ley de Restauración la muerte de cualquier desarrollo agrícola y firma su sustitución por molinos

La financiación saldrá de los fondos de la PAC que hasta ahora se usaban para mantener la exportación agraria y ahora.

La financiación saldrá de los fondos de la PAC que hasta ahora se usaban para mantener la exportación agraria y ahora.
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La bomba de relojería se llama "principio de no deterioro". Va dirigida contra el campo y se encuentra alojado en el pacto para impulsar la Ley de Restauración de la Naturaleza. Ese principio ha sido colado en el texto y ya no afecta sólo a las zonas protegidas, sino a toda la superficie potencialmente explotable por los agricultores y ganaderos.

El acuerdo al que ha llegado el Consejo de la UE sobre la Ley de Restauración de la Naturaleza ha dejado hueco para un principio que impediría desarrollos futuros de explotaciones agrícolas y abocará a que todo espacio natural nuevo que pueda tener utilidad sólo se destine a parques eólicos o solares.

La propuesta de la ley "tiene como objetivo poner en marcha medidas de recuperación que cubran al menos el 20 % de la tierra y el 20 % de las zonas marinas de la UE para 2030, y todos los ecosistemas que necesitan restauración para 2050", señala Bruselas. La futura norma pretende establecer "objetivos y obligaciones específicos legalmente vinculantes para la restauración de la naturaleza en cada uno de los ecosistemas enumerados, desde tierras agrícolas y bosques hasta ecosistemas marinos, de agua dulce y urbanos".

Lo cierto es que la clave no sólo está en la conservación, sino en la financiación de esa restauración, que saldrá de los fondos de la PAC que hasta ahora se usaban para mantener la explotación agraria. Traducido: con lo que hasta ahora se pagaba para producir alimentos, ahora se va a pagar en parte el dejar de producirlos.

Los principales cambios acordados por el Consejo son los siguientes. "El texto del Consejo establece un equilibrio entre mantener objetivos ambiciosos para la restauración de la naturaleza y proporcionar flexibilidad a los Estados miembros en la aplicación del reglamento, al tiempo que se mantiene un campo de juego nivelado y se reduce la carga administrativa", asegura la UE.

Pero lo cierto es que los Estados miembros deberán establecer "medidas de restauración en al menos el 60% -para 2040- y en al menos el 90% -para 2050- del área de cada grupo de hábitat que no esté en buenas condiciones", señala el acuerdo. Para las áreas marinas que tienen hábitats de sedimentos blandos, los Estados miembros podrán aplicar un porcentaje más bajo para los objetivos y el objetivo de 2030 no se aplicará.

Pero la bomba de relojería va en lo que se denomina como "requisito de no deterioro". "Para las áreas de hábitats sujetas a medidas de restauración, los Estados miembros acuerdan que garantizarán que no se produzca un deterioro significativo". Eso significa que "en áreas que ya están en buenas condiciones o donde aún no se han implementado medidas de restauración, especialmente fuera de la red de áreas protegidas Natura 2000, los Estados miembros se esforzarán en poner en marcha las medidas necesarias para evitar un deterioro significativo". Y esto se traducirá en "una obligación basada en los resultados para el primero y una obligación basada en el esfuerzo para el segundo".

La medida implica que, incluso fuera de zonas protegidas, "los Estados miembros se esforzarán en poner en marcha las medidas necesarias para evitar un deterioro significativo". Puesto que la misma ley deja fuera de esta evaluación a las explotaciones solares y eólicas, está claro que siempre serán las que menos impacto ambiental generen, con lo que en cualquier lugar, deberán ser prioritarias frente a cualquier desarrollo agrícola o ganadero. "Los Estados miembros acuerdan que las medidas de restauración cuantitativa solo se aplicarían a las áreas donde se conoce el estado de los hábitats", señala también el contenido del acuerdo.

"Para los hábitats terrestres, los Estados miembros tendrán hasta 2030 para determinar el 90% de la condición de los hábitats. Para los hábitats marinos, el 50% de las brechas de conocimiento tendrán que cerrarse para 2030. La condición de todos los hábitats tendría que conocerse para 2040, a excepción de los sedimentos blandos, donde la fecha límite se extiende hasta 2050", aclara el contenido del pacto.

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