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Los agricultores estallan contra la Ley de Restauración 'ecologeta': "¿Qué vamos a comer en Europa?"

SOS Rural denuncia una "ley radical fruto de la paranoia de falso medio ambientalismo que invade la UE y que perjudica a la agricultura".

SOS Rural denuncia una "ley radical fruto de la paranoia de falso medio ambientalismo que invade la UE y que perjudica a la agricultura".
Los agricultores alertan de las consecuencias de la ley de Restauración de la Naturaleza. | Pixabay/CC/andreas160578

Los agricultores no dan crédito ante la ley de Restauración de la Naturaleza que ha propuesto la Comisión Europea y que está pendiente de aprobación por el pleno del Europarlamento. SOS Rural, la asociación que aglutina a más de 300 asociaciones del sector primario y el mundo rural, denuncian que se trata de una "ley radical fruto de la paranoia de falso medio ambientalismo que invade la UE, y que perjudica a la agricultura, a los ciudadanos" e incluso a la propia naturaleza.

La norma pretende establecer objetivos obligatorios de restauración de, al menos el 20% de los ecosistemas dañados de aquí al 2030 y la totalidad de los ecosistemas que lo requieran antes de 2050. Los planes incluyen humedales, ríos, bosques, pastizales, tierras agrícolas, ecosistemas marinos y ciudades. Se han adoptador "objetivos ideológicos, sin criterios técnicos y sin contar con los profesionales del sector primario, se impondrán exigencias en unos plazos inabarcables y acotarán la actividad del sector primario, especialmente de ganaderos y agricultores", denuncia SOS Rural.

Las consecuencias de esta ley, alertan, es la eliminación de pastos y tierras agrícolas, la destrucción de azudes y embalses y la ampliación de humedales a costa de eliminar las zonas de regadío. Todo ello, añaden, financiado con los fondos propios de la PAC, "por lo que todos los agricultores verían drásticamente reducidos sus ingresos".

Estas "leyes de radicalismo ecológico", no tienen en cuenta que "la agricultura es alimentación, es verde y captura CO2, está en simbiosis con la naturaleza, es paisaje y en sí misma es también biodiversidad", recuerda SOS Rural. "Un único olivo absorbe durante la fotosíntesis 570 kg de CO2 en un año. Según un estudio de la comunidad valenciana, todos los naranjos valencianos, absorben el CO2 de todos los vehículos que circulan por las carreteras valencianas", insiste la plataforma.

Más incendios. Menos comida

Mientras la izquierda y la izquierda radical atribuyen el incremento y virulencia de los incendios forestales únicamente al calentamiento global, el mundo rural ha recordado que "las tierras cultivadas entre zonas de monte actúan como cortafuegos y la ganadería limpia de matorral los bosques. Sin esta gestión, los montes y los campos abandonados se llenan de matorral seco y se convierten en un polvorín que hace que los incendios sean inapagables, produciendo un daño irreparable a la naturaleza que se pretendía proteger".

Además, alertan sobre la pérdida de la capacidad de abastecimiento de alimentos que sufriría Europa de aprobarse la ley, además del aumento de la contaminación que implicarían las importaciones de terceros países.

"Solo el hecho de que la agricultura sea la alimentación de los ciudadanos es motivo suficiente para despreciar esta ley. Si se destruye agricultura o se limita la producción de la misma, ¿de qué vamos a comer en Europa? ¿De las importaciones en Barcos contaminantes procedentes de lugares del mundo en donde la agricultura le quita espacio a la selva y en donde no hay ningún respeto por el medio ambiente? Si en esos terceros países dedican sus tierras a producir agricultura de exportación para alimentar a los europeos, ¿de qué van a alimentarse sus propios habitantes? ¿Por qué en nombre de la biodiversidad se pone en peligro la alimentación de los europeos y del mundo?", cuestiona SOS Rural.

"Por último, pero no menos importante, –afirma la plataforma Rural– estas mismas leyes ecologetas, mientras que limitan los espacios de cultivo y ganadería, que no dejan de ser paisajes agrícolas de belleza incomparable y contribuyentes al desarrollo de la biodiversidad, con la otra mano deprecian terrenos destinados al regadío y los recalifican para destinarlos por grandes extensiones de espejos fotovoltaicos y altos molinos de hormigón".

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