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El BCE se desorienta: "priorizará" el "cambio climático" con la inflación desbocada y triplicando su objetivo

"En el BCE hemos hecho del cambio climático una prioridad en nuestra estrategia" ha dicho Christine Lagarde.

"En el BCE hemos hecho del cambio climático una prioridad en nuestra estrategia" ha dicho Christine Lagarde.
Christine Lagarde | EFE

La inflación continúa enquistada en Europa. El IPC del Viejo Continente lleva más de un año en niveles históricamente altos, lo que está suponiendo una grave erosión de la riqueza y el ahorro de sus ciudadanos. Fue el pasado mes de mayo cuando los precios europeos cerraron con una subida del 6,1%, una cuantía ligeramente inferior al 7% en el que terminaron abril, pero que supone triplicar el objetivo último del BCE: "El 2% a medio plazo".

Sin embargo, hace justo dos años que el IPC europeo comenzó a alejarse de la famosa barrera del 2% (anteriormente, el BCE buscaba una inflación "inferior, pero cercana al 2%"). Desde entonces, el organismo que dirige Christine Lagarde no ha logrado domesticar al monstruo que tanto daño está haciendo a las clases medias y bajas de su territorio.

Son ya ocho las subidas de tipos de interés consecutivas que lleva aplicadas el BCE para intentar paliar la crisis inflacionista que azota Europa. La última supuso elevar el precio del dinero un cuarto de punto hasta el 4%. Sin embargo, hay que recordar que el organismo de Christine Lagarde ha sido el gran rezagado en la carrera por dar marcha atrás a las políticas más expansivas de la historia. Además, la entidad continúa fomentando el gasto público de los estados con su ventanilla de la liquidez, lo que supone un acto de soplar y sorber al mismo tiempo.

En el siguiente gráfico de Eurostat se muestra la evolución de los precios en la Eurozona (naranja) y UE (azul). Como queda patente, la estrategia del BCE por acercar la inflación al 2% está muy lejos de dar sus frutos.

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Ecología y política monetaria

Sin embargo, a pesar del fracaso del BCE en su guerra contra la inflación, el organismo está decidido a dedicar sus esfuerzos a otras áreas que nada tienen que ver con la naturaleza de la entidad. Así lo anunció la semana pasada Christine Lagarde en París: el cambio climático será una prioridad.

"En el BCE hemos hecho del cambio climático una prioridad en nuestra estrategia", señaló la banquera. Según afirmó Lagarde, el cambio climático contribuye a la escalada de precios. "Hemos ajustado nuestras tenencias de bonos corporativos y cambiado nuestra gestión de garantías y riesgos para reflejar mejor los riesgos climáticos y al mismo tiempo proporcionar incentivos para apoyar la transición verde de la economía", llegó a afirmar la francesa.

Esta no es la primera vez que el BCE relaciona la ecología con la política monetaria. De hecho, en su propia página web, el organismo asegura que "el cambio climático plantea riesgos para el sector financiero", aunque no especifica cuáles son exactamente esos riesgos.

El cambio climático plantea riesgos para nuestra economía y para el sector financiero. Debemos evaluar cómo el cambio climático y la transición a una sociedad neutra en carbono afectan a nuestra economía para poder tenerlos en cuenta en nuestro trabajo como banco central y supervisor bancario. Esto nos ayudará a mantener la estabilidad de precios y la solidez de los bancos.

Obviando la ‘inflación verde’

De hecho, cabe recordar que estas afirmaciones son completamente contrarias al fenómeno inflacionario conocido como greenflation (o inflación verde), que es el nombre con el se ha bautizado a la subida de precios asociada a la transición energética.

Hasta la propia responsable de operaciones de mercado del BCE, Isabel Schnabel reconocía hace más de un año las tensiones inflacionistas que genera el ecologismo actual. "La transición energética plantea riesgos alcistas de inflación a medio plazo", señaló la alemana en un análisis completamente contrario al de su jefa.

Los derechos de emisión de CO2, los peajes en las autovías, la subida de la fiscalidad a los combustibles o el impuesto a los plásticos son algunos de los ejemplos de la lista interminable de decisiones políticas que bajo la bandera de la lucha contra el cambio climático elevan artificialmente los precios. El BCE debería tenerlo en cuenta.

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