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La montaña rusa de la inflación desmonta el triunfalismo de Sánchez con los precios: por qué aún no ha pasado lo peor

Las moderaciones en las subidas de precios terminarán ya y en un año donde la inflación vive una montaña rusa erosionadora de riqueza.

Las moderaciones en las subidas de precios terminarán ya y en un año donde la inflación vive una montaña rusa erosionadora de riqueza.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño (d) | EFE

Fiesta en el Gobierno por el último dato de inflación. La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicaba que el Índice de Precios de Consumo (IPC) aumentó un 0,6% en junio en relación al mes anterior y que situó su tasa interanual en el 1,9%.

El presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez se mostraba pletórico por un dato menor que el de mayo al que calificaba como "éxito de país". Que la inflación siga subiendo un 1,9% "es un éxito de país, de la sociedad española, de las familias, de las empresas, de las industrias, de los trabajadores y trabajadoras, y, con ellos, del Gobierno que está aplicando una política económica que está dando sus frutos" celebraba Sánchez.

No deja de ser llamativo, que cuando la inflación escalaba a niveles nunca vistos el año pasado, Sánchez aseguraba que "la inflación era única responsabilidad de Putin y de su guerra ilegal en Ucrania". Sin embargo, ahora que la subida de precios se ha moderado, no duda en atribuirse el mérito.

Hay que dejar claro que, aunque el IPC haya cerrado junio con un dato menor que el de mayo, el problema continúa: seguimos estando ante una subida. Es decir, los precios todavía son más caros que el mes pasado y lo verdaderamente dañino es que la inflación acumulada en los últimos dos años se sitúa alrededor del 14%, que es el poder adquisitivo que han perdido los ciudadanos durante ese tiempo.

El espejismo del efecto escalón

Otro detalle que desmonta el triunfalismo del Gobierno respecto a la evolución de los precios es el evidente efecto escalón del dato de junio. Justo en junio del año pasado la inflación estaba subiendo un histórico 10,2%, por tanto, es normal que este indicador ahora suba menos.

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En este sentido, como el dato de julio saldrá de la comparativa con el mismo mes del año anterior (el máximo histórico del 10,8%) tampoco sería extraño que el resultado volviera a ser favorable al relato del Gobierno situándose incluso por debajo de este último 1,9%.

Sin embargo, el pronóstico de Funcas no es tan optimista para Sánchez. La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) pronostica que la tasa interanual de inflación se volverá a situar por encima de la de junio hasta en el mes de julio (2,3%) y que terminará el año en el 5%, con una tasa media anual del 3,9%. Por tanto, las moderaciones en las subidas de precios ya habrían llegado a su fin este año y volverían las alzas en un ejercicio donde los precios estarían atravesando por una auténtica montaña rusa que no deja de erosionar sistemáticamente la riqueza de los ciudadanos del país. En el siguiente cuadro se recogen todas las previsiones de Funcas para el IPC.

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Otro punto negro es el dato de la inflación subyacente, una variable que está completamente enquistada en todas las áreas de la economía española y que lleva por encima del IPC general desde finales de 2022.

En junio, la subyacente (que no tiene en cuenta el efecto volátil de la energía ni los alimentos no elaborados) se situó en el 5,9%, un nivel similar al de los meses pasados, lo que confirma que va a ser muy difícil de reducir. Según el cuadro de Funcas, los alimentos elaborados terminarán el año 2023 con una subida media de la friolera del 13% y la subyacente en el 6,4%. Queda poco espacio para la celebración.

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