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Colchones, neumáticos, detergentes... Bruselas quiere un "diseño ecológico" para todos los productos que se fabriquen

El "diseño ecológico" de todos los productos repercutirá en el consumidor final y supondrá una desventaja competitiva respecto a los fabricados fuera.

El "diseño ecológico" de todos los productos repercutirá en el consumidor final y supondrá una desventaja competitiva respecto a los fabricados fuera.
Ursula von der Leyen | Archivo

El Parlamento Europeo continúa su ofensiva climática contra buena parte de los productos que se fabrican en el Viejo Continente. Su último objetivo es que los bienes se diseñen "teniendo en cuenta su impacto ambiental durante su ciclo de vida", lo que supondrá una nueva oleada de imposiciones para las empresas.

Así, la semana pasada, los eurodiputados aprobaron (con 473 votos a favor, 110 en contra y 69 abstenciones) dar luz verde al informe elaborado por la comisión de Medio Ambiente para "revisar el marco legislativo de la UE sobre ecodiseño" que garantice "una mayor duración de los productos" y que los consumidores estén "mejor informados".

Productos más caros

Fue el pasado 30 de marzo de 2022, cuando la Comisión Europea presentó una propuesta de Reglamento para establecer los requisitos de "diseño ecológico para productos sostenibles". Por "diseño ecológico" entienden "la integración de consideraciones de sostenibilidad ambiental en las características de un producto y en los procesos a lo largo de toda su cadena de valor", una definición que resulta bastante ambigua. Bruselas insistía: los bienes fabricados en Europa tienen que ser "más duraderos, reutilizables, reparables, actualizables, reciclables y, en general, menos perjudiciales para el medio ambiente".

Lo que se le olvidó mencionar a la Comisión Europea es que para conseguir todos estos objetivos, necesariamente, su fabricación será más costosa, lo que repercutirá directamente en el consumidor final y supondrá una desventaja competitiva respecto a los productos fabricados fuera de Europa.

Ya en 15 de junio de 2023, la Comisión de Medio Ambiente introdujo nuevas disposiciones que darían "prioridad" a una larga lista de productos que debían contar con estos requisitos de "diseño ecológico": hierro; acero; aluminio; productos textiles, en particular prendas de vestir y calzado; muebles, incluidos los colchones; neumáticos; detergentes; pinturas; lubricantes; productos químicos; productos relacionados con la energía; y productos electrónicos.

Además, "al establecer los requisitos de diseño ecológico, la Comisión tendría que asegurarse de que los fabricantes no hacen que los productos queden obsoletos de forma prematura". Un año después de la entrada en vigor del nuevo Reglamento, se prohibiría la destrucción por parte de las empresas de productos textiles y calzado no vendidos, así como de aparatos eléctricos y electrónicos. "Esto no se aplicaría a las pequeñas y medianas empresas", señala el texto sin especificar tamaño concreto del negocio.

Y eso no es todo. La nueva ley europea quiere poner en marcha una especie de "pasaporte de productos con información precisa y actualizada que aumentará la transparencia y permitirá a los consumidores tomar decisiones de compra informadas" sobre si los bienes que adquieren respetan el medio ambiente tal y como quieren los burócratas de Bruselas. Esta idea también encarecerá el producto.

La socialista italiana (S&D), Alessandra Moretti, ha celebrado que "es hora de acabar con el modelo tomar, fabricar, desechar, tan perjudicial para nuestro planeta, salud y economía". Siguiendo el discurso catastrofista y anticonsumo que cada vez está ganando más adeptos en Bruselas, Moretti asegura que "esta ley garantiza que los nuevos productos se diseñen de forma que aporten beneficios a todos y que respeten los límites de nuestro planeta y protejan el medio ambiente". La socialista llega a prometer que "los productos sostenibles serán la norma en la UE, lo que permitirá a los consumidores ahorrar energía, facilitar las reparaciones y tomar decisiones ambientales inteligentes cuando compren, con el consiguiente ahorro a largo plazo". Sin embargo, la lógica nos dice que si a una compañía le cuesta más tiempo y dinero fabricar un producto, el precio final subirá. será al revés.

"El Parlamento está listo para iniciar conversaciones con los gobiernos nacionales sobre la forma final de la ley" informan.

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