El precio del aceite de oliva está sufriendo una subida imparable. En origen, el aceite virgen extra ya ha superado los 8 euros y en el supermercado es muy fácil encontrarse con botellas de litro por más de 10 euros.
El motivo de esta tormenta de precios se debe una campaña agrícola nefasta. En la campaña 2022-2023 los resultados han sido tan malos, que la producción de aceite apenas ha alcanzado las 663.000 toneladas, menos de la mitad de lo que se produjo el año anterior.
La explicación de esta debacle la da el campo, que habla de dos crisis. La primera, el excesivo calor cuando el olivo estaba en flor, que ha hecho perder la flor, y la segunda, la falta de lluvias en primavera y en otoño. Este coctel explosivo ha machacado la producción.
Y los desorbitados precios no ha sido la única sorpresa con la que se ha encontrado el cliente final cuando ha ido al supermercado a comprar su aceite. Los consumidores también se han encontrado con que los establecimientos han empezado a poner alarmas de seguridad a las botellas o garrafas de aceite.
Si va a seguir subiendo el precio del aceite es una incógnita. Aunque lo que sí podemos prever es que será muy difícil que vuelva a bajar de los 3 euros que costaba hace dos años porque la campaña que arranca ahora tampoco se atisba mucho mejor. España, la despensa mundial del aceite, pasa por sus peores momentos y se arriesga a perder demanda tanto en el extranjero como dentro de nuestras fronteras, donde otras alternativas vegetales, como el aceite de girasol, de soja o de aguacate, podrían arrebatarle parte del mercado al líder indiscutible.