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Oughourlian, atrapado en la ruina de Prisa, inyecta 1,5 millones de su propio bolsillo

El primer ejecutivo de Prisa no ha conseguido que ninguna empresa o fondo nacional o extranjero inyecte capital al editor de EL País y la Ser.

El primer ejecutivo de Prisa no ha conseguido que ninguna empresa o fondo nacional o extranjero inyecte capital al editor de EL País y la Ser.
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No le ha quedado otra alternativa. Joseph Oughourlian, dueño de Amber Capital y presidente de Prisa se ha visto obligado a comprar un paquete de más de 5,3 millones de acciones de Prisa por valor de 1,5 millones de euros para tratar de paliar la endiablada situación financiera del Grupo.

La inyección de Oughourlian, a falta de mejor inversor, o compañía que confíe en el futuro financiero y económico del Grupo editor de El País y la Ser, actúa como gotero que mantiene con un hilo de vida a una compañía hundida en bolsa. El hecho de que Oughoulian no haya conseguido ningún inversor que trate de mejorar la maltrecha situación financiera de la empresa, ha hecho que la acción de Prisa pierda la ya baja cifra de los 30 céntimos por acción. Es decir, que con los dos euros que cuesta cada ejemplar del diario El País podemos comprar 6 acciones y no sobraría dinero.

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Fuentes conocedoras de la situación financiera de prisa explican a Libre Mercado que el presidente de Amber Capital sigue teniendo problemas para refinanciar los distintos paquetes de deuda que mantiene la compañía y que ahoga sus cuentas para poder cumplir sus compromisos financieros que se pagan, cada vez más a duras penas, con los ingresos.

Sin embargo, los problemas de Oughourlian en Prisa no terminan ahí. Amber Capital ha invertido en Prisa una cifra estimada por algunos analistas en 550 millones de euros, lo que hace que los fondistas de Amber comienzan a impacientarse al ver cómo la apuesta de Oughourlian se convierte en un callejón sin salida.

¿Qué alternativas le quedan al presidente de Prisa?

Sin capital privado que sanease, al menos momentáneamente, la situación de la compañía, y ante la presión de los fondistas de Amber, Oughourlian se ha visto obligado a poner, de nuevo, de su bolsillo 1,5 millones de euros para tratar de ofrecer un mensaje de tranquilidad mientras el Gobierno de Sánchez termina de conformarse.

Algunas empresas y fortunas españolas de sobra conocidas han declinado la llamada del delfín empresarial de Sánchez para sanear Prisa, con lo que las opciones se reducen y el futuro de Prisa parece fiarse únicamente a la posibilidad de que el maná de los fondos europeos termine por ofrecer alguna solución al grupo editorial.

Las fuentes consultadas deslizan que otra de bazas que quería jugar Oughourlian era el Santander, que ya en otras ocasiones acudió a la llamada de auxilio. Sin embargo, los accionistas del banco no parece que tengan ganas de otra aventura editorial tan sesgada en un momento político tan complicado. Además, estas fuentes apuntan a que las relaciones entre Ana Botín, presidenta del Santander, y el Gobierno no son lasa mejores.

La opción Vivendi

Otra de las alternativas partía del interés del gigante francés de la comunicación Vivendi, que tomó posiciones en Prisa para hacerse con la compañía como pista de aterrizaje del grupo en España. Sin embargo, parece que la influencia del Gobierno en la dirección del grupo de comunicación español no ha terminado de convencer a los franceses.

Además, también se habría convertido en una vía muerta la opción de Mediaset, donde cada vez tiene un paquete de control mayor el propio Vivendi.

fondos Next Generation

El Gobierno sabe que uno de sus altavoces propagandísticos más importantes es el Grupo Prisa, y se encuentra en un momento en el que necesita más que antes tener engrasado y funcionando su aparato propagandístico predilecto y que maneja, según algunas fuentes, directamente Barroso desde Moncloa. Dicho esto, parece evidente que, con la excusa de la digitalización y la tecnología de la comunicación, el Gobierno podría facilitar la llegada precisamente de esos fondos Next Generation a Prisa.

En caso de que finalmente no suceda, la ultima bala que le quedaría a Oughourlian para salvar la situación sería buscar comprador para Santillana, pero perdería una parte importante de los ingresos de la compañía, lo que vendría a ser algo así como vender la moto para comprar gasolina. Un despropósito que mantiene a Oughourlian en la cuerda floja y a la merced de Pedro Sánchez.

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