José Luis Escrivá abandona el ministerio de Seguridad Social. Se ha marchado tras más de 3 años en el cargo y ha dejado como sucesora a la desconocida Elma Saiz, exconsejera de Hacienda en el Gobierno de María Chivite.
Así, Escrivá deja su ministerio para pasar a otro de menor relevancia, pero que le puede servir de trampolín si Nadia Calviño logra su deseado cargo en el Banco Europeo de Inversiones. Si eso sucede, Escrivá será el superministro económico que ha dejado en la Seguridad Social un dudoso legado: las cuentas del sistema todavía son más calamitosas que cuando el expresidente de la Airef llegó al Gobierno.
Eso sí, está claro que en nuestro país hay una problemática demográfica de la que no tiene ninguna culpa Escrivá debido a que cada vez hay más pensionistas o que las pensiones cada vez son mayores. Eso sí, lo que ha hecho Escrivá es echar más leña al fuego disparando el gasto en pensiones por la revalorización al IPC este año, y los que vengan. Aunque es lógico que los pensionistas estén satisfechos por este regalo del Gobierno, ¿qué ocurre con los trabajadores actuales? o ¿qué ocurrirá con sus nietos cuanto empiecen a trabajar? Pues que el Estado les extraerá mucha más parte de su riqueza.
De hecho, esta es una de las partes de la herencia de Escrivá en la Seguridad Social: varias subidas de impuestos a los trabajadores que más ganan y una subida generalizada de cotizaciones a todos los trabajadores, autónomos y empresas del país. Es decir, a más de 20 millones de afectados.
Eso sí, a pesar del aumento por cotizaciones, los ingresos serán insuficientes para pagar las pensiones. De hecho, desde que Escrivá llegó a los mandos de la Seguridad Social la deuda pública del sistema se ha duplicado.
Por tanto, vemos que el sistema de Seguridad Social es uno de los principales riesgos económicos del país y el papel de Escrivá al frente simplemente ha consistido en más gasto y más impuestos. Las cuentas siguen completamente desequilibradas.