"Financiación singular". Ese es el término que han acuñado los independentistas catalanes para lograr en su región un sistema de "cupo" similar al País Vasco o Navarra. En el acuerdo firmado entre el PSOE y Junts para investir a Pedro Sánchez presidente del Gobierno aparece en varias ocasiones ese concepto de la "singularidad". A nivel económico hay dos compromisos que lo contienen:
- "Establecer una cláusula de excepción de Cataluña que reconozca la singularidad en la que se organiza el sistema institucional de la Generalidad y que facilite la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en Cataluña".
- "El PSOE apostará por medidas que permitan la autonomía financiera y el acceso al mercado de Cataluña, así como un diálogo singular sobre el impacto del actual modelo de financiación sobre Cataluña".
Bien es cierto que la palabra "cupo" no aparece en el documento del acuerdo entre socialistas e independentistas. De hecho, el separatismo siempre ha utilizado eufemismos para referirse al "cupo", quizá, porque sería como reconocer que renuncian a la independencia total.
Luz verde a la desconexión
Pero ahora es probable que la exigencia de un régimen de financiación excepcional para Cataluña y la cesión del 100% de los impuestos autonómicos lleve implícita la necesidad de que Cataluña tenga que efectuar al Estado un pago periódico (el cupo) por los servicios públicos no transferidos y de los que se beneficia la región. Sin embargo, no hay que olvidar que el cálculo del cupo vasco y navarro lleva mucho tiempo en entredicho debido a la insuficiente aportación de las regiones forales al sistema común.
Ya sea copiando al cupo vasco y navarro o elaborando otra fórmula personalizada para Cataluña, la semana pasada, el presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, reconoció que su gobierno había dado el pistoletazo de salida para lograr su ansiada desconexión financiera de España.
Natalia Mas, la encargada
Según Aragonès, la encargada de elaborar la hoja de ruta es la actual consejera de Hacienda Catalana, Natalia Mas, que ostenta el cargo desde finales de 2022. "He pedido a la consejera de Economía y Hacienda la elaboración de una propuesta de financiación singular de Cataluña que pase por recaudar todos los impuestos por parte de la Generalitat de Cataluña, acabe con el déficit fiscal y al mismo tiempo garantice el cumplimiento de las inversiones en Cataluña comprometidas por el Estado y que pasen a la Generalitat y se hagan responsables de que estas inversiones se lleven a cabo", aseguró el presidente autonómico.
Natalia Mas, que hasta ahora ha pasado totalmente desapercibida a nivel mediático, tendrá ahora el encargo de obtener de Sánchez los máximos privilegios financieros para Cataluña y al menor coste.
Según la web del Gobierno catalán, la consejera es licenciada en Administración y Dirección de Empresas y en Comercio Internacional por la Universidad Pompeu Fabra. Además, tiene un máster en Economía Europea por el Colegio de Europa (Bélgica) y un máster en Política Económica por la Universidad de Columbia (Estados Unidos). Entre 2004 y 2015, trabajó en el Banco Central Europeo, "primero como economista en las direcciones generales de Economía (división de Asuntos Exteriores) y de Estadística (división de Estadísticas Monetarias y Financieras) y, desde 2010, como experta en Estabilidad Financiera a la dirección general de Política Macroprudencial y Estabilidad Financiera". Después, llegó al Gobierno de la Generalidad donde ha ocupado varios cargos en el área económica.
Los que conocen a Mas dicen de ella que tiene un perfil "tremendamente funcionarial" y que sus intervenciones intentan ser "tecnocráticas" y evitar "las discusiones" y el "contenido político" (siempre teniendo en cuenta que pertenece a un partido independentista). Sin embargo, ahora, como encargada de la desconexión financiera de Cataluña, a Mas no le va a quedar más remedio que dar a conocer sus ideas, medidas y opiniones.
Tres meses para elaborar la fórmula de salida
Tal y como señaló el presidente catalán en su comparecencia, los independentistas se han marcado "dos grandes objetivos de país". En primer lugar "una financiación propia, específica, singular para Cataluña, adaptada a nuestras necesidades, la potencialidad y el esfuerzo de la ciudadanía de Cataluña, que debe basarse en traspaso de toda la gestión tributaria, desde la recaudación a la inspección y también en la capacidad de regular los impuestos para adaptar el sistema a las necesidades y las preferencias de Cataluña y, evidentemente, la cesión del rendimiento de todos los impuestos recaudados en Cataluña".
"Saldríamos del régimen común de financiación autonómica", confirmó Aragonès, que ha dado a Mas un plazo de tres meses para diseñar la fórmula de salida.