El Instituto Nacional de Estadística publica este viernes los datos de PIB correspondientes al tercer trimestre del año, entre julio y septiembre. El Gobierno se ha apresurado a celebrar las cifras ya que reducen el titular a que el PIB avanza en clave intertrimestral un 0,3% respecto al segundo trimestre, y un 1,8% en términos interanuales. Sin embargo, la letra pequeña del informe contiene algunos indicadores que son especialmente preocupantes y más por tratarse de un trimestre especialmente marcado por la campaña de verano que en España es tradicionalmente positiva.
En tasa intertrimestral el avance es una décima inferior a la registrada en el segundo trimestre y en tasa interanual es dos décimas inferior al trimestre anterior cuando avanzó un 2%.
Esto indica un peor desempeño en el tercer trimestre que en el segundo, pero lo más preocupante son los datos correspondientes a la inversión y al desempeño del sector exterior, tan importante en nuestra economía.
El desglose de los datos intertrimestrales nos señalan cómo la formación bruta de capital, la formación bruta de capital fijo, los activos fijos materiales y las viviendas y otros edificios y construcciones cae en este tercer trimestre. El dato que se toma como referencia para medir la inversión del tejido productivo (auténtico motor del desarrollo económico) está en negativo, cayendo un 0,6%, frente a los avances del 1,8% del segundo trimestre y del 2,8% en el primero.
Así, podemos decir que la inversión pisó el freno con la inversión en vivienda bajando al 2,5%, frente al incremento del 3,4% del trimestre precedente.
Además, el sector exterior acumula un segundo trimestre en negativo, con una caída del 4,1% en la exportación de bienes y servicios que se suma a la caída del 3% del segundo trimestre y con una caída del 2,9% que se acumula con la caída del 2,1% del trimestre anterior.
En cuanto al avance del PIB tiene mucho que ver con el avance de la demanda y del consumo de los hogares y, fundamentalmente de las administraciones públicas sin embargo, el frenazo en la inversión en bienes de capital (es decir, el impulso de la actividad, así como de mejora de la productividad), está frenada, y lleva estándolo de una manera muy notable desde el cuarto trimestre de 2022, lo que habla del agotamiento del modelo productivo que se deja notar, también, en la evolución real del empleo en España.
Economía saca pecho
Pese a las luces de alarma que deberían encender los datos de inversión, el Ministerio de Economía insiste en que los datos evidencian la "positiva evolución de la economía española" y se debe a la "pujanza" de la demanda nacional, destacando la contribución del consumo privado, a su vez impulsado por las ganancias del poder adquisitivo y la evolución del empleo.
"Este crecimiento diferencial es muy relevante en un contexto de elevada incertidumbre internacional, subida de los tipos de interés y estancamiento de la zona euro", ha resaltado el Departamento que dirige Nadia Calviño, que ha añadido que los sectores que más contribuyeron al crecimiento fueron la industria manufacturera y los servicios.
La demanda nacional también se frena
Según Estadística, la demanda nacional aportó 1,8 puntos al crecimiento del PIB interanual en el tercer trimestre, cifra cinco décimas inferior a la del trimestre precedente, mientras que la demanda externa registró una aportación nula, de 0 puntos, aunque venía de restar dos décimas en el trimestre anterior.
De acuerdo con los datos del INE, el consumo de los hogares moderó su crecimiento interanual 1,1 puntos en el tercer trimestre, hasta el 1,1%, mientras que el gasto público sigue disparado y mantiene un avance de tan sólo una décima menos en tasa interanual hasta el 4,3%, y que es un punto superior a la avanzada a finales de octubre.
Exportaciones, en caída
Y las exportaciones e importaciones mostraron tasas interanuales más negativas que las del segundo trimestre, con caídas del 2,3% y del 2,4%, respectivamente, en contraste con los retrocesos del 0,8% y del 0,2% del segundo trimestre.
En definitiva unos datos de Producto Interior Bruto que sugieren más bien una economía agotada, con una industria especialmente castigada y a quien el fuerte incremento de la estructura de costes que ha sufrido en los últimos años unido al endurecimiento de las condiciones de endeudamiento, mantiene con las inversiones paralizadas.