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EDITORIAL

Un plan para agravar la crisis: Más impuestos, más subsidios, más endeudamiento

El problema del plan de Sánchez es que, lejos de atajar la crisis, crea un circulo vicioso de empobrecimiento y de dependencia del Estado

Pedro Sánchez ha hecho su balance de fin de año tras el último Consejo de Ministros y, como era previsible, el presidente se ha marcado un mitin desde el atril de Moncloa donde se ha centrado en presumir de gestión y de datos económicos mientras no ha mencionado los asuntos más espinosos como la ley de amnistía o la entrega de la alcaldía de Pamplona a los proetarras de Bildu.

Aun así, lo más llamativo es que el presidente del gobierno, en la misma comparecencia en que ha intentado convencer a los españoles de que disfrutamos una gran bonanza económica, nos haya presentado un "plan anticrisis" que resulta absolutamente contradictorio con tan entusiasta balance de situación. Y es que lo único bueno del "plan anticrisis" de Sánchez es que reconoce que estamos en crisis, mientras que lo peor es que, con la pretensión de atajarla, la va agravar con más subsidios, más impuestos y más endeudamiento publico.

Así, Gobierno ha decidido retirar las bajadas de impuestos vinculadas con la electricidad y el gas a lo largo de los próximo seis meses. De esta forma, el Ejecutivo sube el IVA de la electricidad (del 5% al 10%), el impuesto sobre el valor de la producción eléctrica (estará en el 2,5% durante el primer trimestre del año y en el 3,8% durante el segundo) y el impuesto especial de electricidad ( tendrá un tipo del 3,5% hasta marzo, pasando a tener un 5,25% hasta junio). Asimismo, el IVA del gas volverá al anterior nivel del 21% en primavera

Mucho más plausible sería la decisión de prorrogar la supresión del IVA para los alimentos básicos o el mantenimiento de la reducción de ese mismo tributo en el 5% para las pastas y el aceite si no fuera, claro está, por el hecho de que esa prórroga se limita a seis meses y sigue sin afectar a alimentos que el Gobierno no considera básicos como la carne o el pescado.

Si lamentable es el hecho de que el gobierno no afloje un ápice la presión fiscal sobre los ciudadanos – la aumenta, de hecho, indirectamente al prorrogar el impuestazo a las energéticas y los bancos a pesar de sus nocivos efectos sobre el crédito y el empleo-, no menos criticable es que bonifique a todos el transporte público o que prorrogue la suspensión de los desahucios.

Así las cosas, el problema del plan de Sánchez no se limita a que te da con una mano y en forma de subsidios lo que previamente te quita con la otra en forma de impuestos; el problema es que lo que te da con una mano es, para la inmensa mayoría de los españoles, mucho menos de lo que te quita con la otra. Y eso crea un circulo vicioso de empobrecimiento y dependencia del Estado.

A todo lo anterior, hay que sumar el hecho de que la lucha contra la inflación exige la lucha contra un déficit fiscal que en España está desbocado: Si la deuda pública ha subido en la UE un promedio de 6 puntos entre el cuarto trimestre de 2019 y el primero de 2023, el incremento ha sido de casi 15 puntos en el caso de España.

Aun así, nada de esto alarma a quien, como Sánchez, sólo le preocupa seguir en la poltrona

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