El Consejero Delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, uno de los invitados a la comentada reunión de Pedro Sánchez con empresarios del Ibex en Davos, se ha convertido en blanco de las iras de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Imaz participó este miércoles en un foro en Davos sobre la transición energética en la que volvió a cuestionar las políticas verdes europeas y españolas y defendió utilizar todas las tecnologías al alcance, sin sesgos ideológicos, para alcanzar los objetivos climáticos.
Preguntada por estas palabras en una entrevista en Al Rojo Vivo, Ribera sorprendió con un feroz ataque al empresario, del que dijo que le "tenía un gran respeto" y le parece "crecientemente decepcionante". Su mensaje, aseveró, es "populista" y sostuvo que "si hay algo que está claro es la incidencia de la quema de combustibles fósiles en la seguridad climática, en la calidad de nuestra vida y en los fenómenos climáticos extremos".
"Él sabe muy bien que es así, ni siquiera lo cuestiona", continuó Ribera, señalando que "cuestiona de forma mucho más sutil, demagógica y populista el hecho de que se activen políticas contra el cambio climático sabiendo que las cosas no cambian de un día para otro", en alusión a la crítica recurrente de Imaz a una estrategia que podrían terminar llevándose por delante a la industria europea.
"Somos economías adictas a los combustibles fósiles" y, dijo, "romper esa adicción" debe ser "paulatino". En su opinión, los comentarios de Imaz están "interesados en generar una reacción en contra de la política de lucha contra el cambio climático" aunque "él personalmente sabe que se necesitan". "Es una manera clásica de negacionismo y retardismo, cosa que nunca hubiera esperado de un señor como Imaz", aseguró en un nuevo ataque a un empresario desde el Gobierno.
Un día después de que Moncloa vendiera un clima de concordia en la cita en Davos con los directivos del IBEX, Ribera insistió en la crítica al responsable de Repsol llegando a acusarle de hacer "un uso perverso de la información". Tras apuntar que "por supuesto sus refinerías son eficientes" y cumplen los estándares ambientales, "debemos desconectarnos de los combustibles fósiles". "El debate no es si las medidas del cambio climático son ideológicas sino cómo se aborda de forma ordenada esa transformación (…) Sobre eso se niega a hablar; defiende una neutralidad tecnológica como si cupieran las tecnologías que siguen emitiendo gases de efecto invernadero sobre la base de quema de combustibles fósiles. Es absurdo, es un ejercicio de palabras y no se trata de jugar con las palabras sino de sentarse a trabajar" en una "transformación" que, dijo, debe incluir a las empresas "que tradicionalmente han hecho dinero sobre la venta de combustibles fósiles" y "tienen tecnología y peso para acometerlos".
La mención de Ribera a las tecnologías basadas en "quemar combustibles fósiles" y la petición de Imaz de tratar en igualdad de condiciones a todas las tecnologías que reducen emisiones aluden, entre otros aspectos, a los combustibles avanzados en los que lleva años invirtiendo la petrolera y que no son consideradas una opción, de momento, ni para "descarbonizar" los coches de gasolina ni para dar una alternativa verde al transporte por carretera. En su intervención en Davos, y en línea con otras conferencias, Imaz rechazó el "enfoque ideológico" de la transición energética, alertó de que el proceso debe hacerlo asequible para todos los ciudadanos y avisó de los riesgos que corren las grandes industrias intensivas en energía como el sector cementero, papelero, siderúrgico o químico.
Aunque es la primera vez que Ribera eleva de tal forma el tono contra el empresario español, no es el primer encontronazo con la energética: este choque llega una semanas después de que la compañía, que también ha sido muy crítica con la política fiscal del Gobierno, se plantara ante las intenciones del Ejecutivo de prorrogar el impuesto a las energéticas y anunciara que estaba dispuesta a llevarse inversiones millonarias a otros países.