Que el Gobierno tiene bien engrasado su aparato de propaganda ha sido más que evidente tras su visita al Foro Económico Mundial de Davos. Tanto su discurso como, sobre todo, su encuentro con empresarios del Ibex 35 en un cuarto infame, son un ejemplo.
Las terminales mediáticas de Moncloa y su reflejo en cabeceras como El País, Televisión Española o el económico Cinco Días, se lanzaban este jueves a glosar los súper éxitos internacionales del presidente, quien, si atendemos a los titulares y crónicas de los medios propagandísticos del Gobierno, llegó, vio y venció.
Fue recibido entre aplausos por los empresarios del Ibex 35, también de Rafael del Pino, a quien hace no tanto ha llamado traidor y antipatriota en público y en conferencia de prensa oficial desde Moncloa.
No sólo eso. Sánchez, además, se habría granjeado el apoyo del Ibex 35, de los empresarios que han acudido a Davos, para luchar contra el "neoliberalismo", el otro momento estrella de Sánchez en la cumbre: su discurso en contra de las ideas de la libertad y en defensa del intervencionismo estatal y el crecimiento sin límites de las estructuras coactivas del Estado.
Los aplausos no eran para Sánchez
Sin embargo, la realidad fue muy diferente: no, el presidente no fue recibido entre aplausos por los empresarios, abierta y visiblemente enfadados muchos de ellos por los impuestos ad hoc que sufren por ser empresas energéticas o bancarias. El personal de Moncloa, "se confundió". No era un aplauso para el presidente, sino un homenaje de los empresarios al CEO de Cepsa Maarten Wetselaar, quien acababa de recoger el "Best Vision of the Future 2024" que le había entregado la revista Forbes en el marco de Foro Económica y Mundial. Fue Carlos Torres, presidente del BBVA, quien pidió un aplauso a Maarten por su premio.
Entonces, ¿qué pasó en Davos? ¿Qué trascendencia tuvo el discurso de Sánchez? ¿Cómo fue el encuentro con los empresarios? Sencillamente, lo contrario de lo que ha pretendido la propaganda monclovita.
Sánchez versus Milei: seguimiento en Youtube
Por mucho que EL País o Cinco Días insistan en que el presidente marcó la oposición a Milei, si atendemos al seguimiento que los distintos discursos han tenido a través de Youtube, nos damos cuenta de que el de Sánchez ha sido uno de los que menos seguimiento ha registrado, con apenas 4.000 visitas hasta la mañana de este jueves.
Para ese mismo momento, el discurso al que, supuestamente, había combatido Sánchez, el de Javier Milei, con una cerrada defensa del capitalismo de libre mercado frente al socialismo y el colectivismo empobrecedor sumaba más de 160.000 visitas en el canal del World Economic Forum.
Cordialidad y poco más
Pero más allá, en el encuentro con los empresarios no recibió aplausos, ni siquiera, como sugieren otras crónicas, se trataron en el "cuarto de las escobas" asuntos relativos a los impuestos. Sólo fue un encuentro "cordial", pero sin más. Sánchez saludó a Rafael del Pino con un apretón de manos y un "me alegro de verte". La sonrisa de Sánchez no dejaba de ser llamativa por los insultos proferidos contra el empresario de Ferrovial quien había sido vapuleado por Nadia Calviño, Yolanda Díaz, María Jesús Montero (quien amenazó con echarle encima a la Agencia Tributaria) y el propio Sánchez, quien no dudó en utilizar la tribuna de Moncloa para señalarle y tacharle personalmente de antipatriota. Sin embargo, esta semana en Davos, apretón de manos y "me alegro de verte".
Otro de los empresarios a los que se prestó atención fue a Ignacio Sánchez Galán, quien el año pasado declinó la invitación de Moncloa para el mismo foro y decidió no acudir. Su cara, especialmente seria, como la de Josu Jon Imaz, CEO de Repsol, no hablaba tanto de cordialidad, como de compromiso y educación. Permanecieron allí sentados, escuchando al presidente comentar "cómo estaba transcurriendo la cumbre", nos cuentan algunas fuentes. "Dijo que era curioso cómo todas las ponencias estaban dominadas por la Inteligencia Artificial", dicen otras fuentes que destacó el presidente frente a los empresarios.
Las fotos y el vídeo proporcionado por Moncloa no deja lugar a dudas: caras largas y "cordialidad".