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El lento y firme avance de la prima de riesgo vuelve a la economía española: se ha duplicado en tres años

España se enfrenta a la necesidad de un fuerte recorte de gasto que no tiene gana política ni del PSOE, ni de ninguno de sus socios.

España se enfrenta a la necesidad de un fuerte recorte de gasto que no tiene gana política ni del PSOE, ni de ninguno de sus socios.
El Gobierno de Sánchez prepara unos nuevos presupuestos con un techo de gasto de casi 200.000 millones de euros | Europa Press

La prima de riesgo se convirtió en el habitual testigo atemorizante que despertaba a los españoles durante la crisis de 2008. Pasó de ser algo incomprensible para los ciudadanos a convertirse en el compañero habitual del avance del tiempo en los informativos matutinos. Porque la prima de riesgo es ese indicador de lo que nadie quiere preocuparse hasta que no te queda más remedio.

Y, por desgracia, desde el año 2021, la prima de riesgo ha vuelto a desplegar su paulatino y firme avance sobre la economía española. Casi se ha duplicado, pasando de los 56 puntos básicos a los actuales 102 ó 104 que marcó en el mes de diciembre o los 95 actuales. Y es que España ha disparado su deuda pública desde los 1,2 billones de euros hasta los casi 1,6 billones y lo ha hecho entre fuertes críticas a su pérdida de seguridad jurídica y su ataque al marco constitucional.

Uno de enero de 2021. España marcaba una prima de riesgo de 62 puntos básicos frente a Alemania. Nuestra credibilidad no estaba a la par de la germana -tampoco mejor que la alemana como sí llegó a estar en época del gobierno de José María Aznar-, pero mantenía una distancia prudencial frente al país referencia de toda la UE. Once de enero de aquel mismo 2021. La cosa seguía por esa senda e incluso marcaba un dato mejor: 56 puntos básicos.

Pero, desde ahí hasta ahora, la cosa ha cambiado. De hecho se ha duplicado en estos tres años. Sin grandes titulares, sin alardes, pero con un paulatino y firme avance permanente que ha llevado el dato hasta los 99 puntos básicos del pasado 5 de enero de este año 2024 o los 95 del 12 de enero.

Ese avance, pese a lo llamativo de haberse duplicado no sitúa a España en una banda de preocupación total. Pero si muestra el encarecimiento de la colocación de las próximas emisiones de deuda -y el Gobierno prepara unos nuevos presupuestos con un techo de gasto de casi 200.000 millones de euros- y marca una tendencia nada optimista.

De hecho, el nivel de los 100 puntos básicos ha funcionado como una especie de nivel psicológico en la prima de riesgo desde hace meses, con la diferencia de que ahora las reglas de control fiscal de la UE acaban de volver a estar operativas y España se enfrenta a la necesidad de un fuerte recorte de gasto que, claramente, no tiene ninguna gana política ni decisión de llevar a cabo. Ni el PSOE, ni ninguno de sus reclamantes socios.

Este ritmo de la prima de riesgo coincide con múltiples avisos. Diversas consultoras han lanzado ya sus mensajes de alerta por la situación en la que entra España con un Gobierno socialista-comunista condicionado por completo por proetarras, separatistas y golpistas. Desde S&P, hasta Alantra o Moody’s han planteado en las últimas semanas sus temores por los tiempos políticos y fiscales que se avecinan en España. Y una de las consultoras ha ido incluso más allá. Se trata de Freemarket y ha señalado con contundencia que "no es cierto que España esté en incertidumbre. Está en certidumbre": de "ser un país atrasado".

El informe de Freemarket es rotundo en su veredicto. "La economía española se encamina hacia una situación muy delicada en el horizonte no sólo del corto y del medio plazo, sino del largo". Porque, añade, "a los problemas coyunturales y estructurales presentes, se suma la configuración de un entorno de inestabilidad institucional que crea unas condiciones nada propicias para que España crezca de manera equilibrada y sostenible".

La conclusión inicial para la consultora es letal: "El problema no es ya de incertidumbre, sino de certidumbre: la consolidación de un sistema que en el aspecto macroeconómico hace imposible lograr una estabilidad básica y en el microeconómico desincentiva el trabajo, el ahorro, la inversión, la innovación y el aumento de la productividad; las fuentes del crecimiento y del bienestar social. Esta es la situación de partida al inicio de la nueva Legislatura".

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