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Otro fracaso de Biden: la desigualdad en EEUU vuelve a subir

La desigualdad subió con Obama, se redujo con Trump y vuelve a aumentar con el actual presidente demócrata.

La desigualdad subió con Obama, se redujo con Trump y vuelve a aumentar con el actual presidente demócrata.
Joe Biden, en la Casa Blanca. | EFE

Después del torbellino que supuso la pandemia del covid-19, los estadounidenses han observado un notable aumento de la desigualdad económica. Según explica Bloomberg, la brecha de rentas y de riqueza se ha incrementado a raíz del efecto que han tenido las políticas de estímulo del gobierno de Joe Biden en la economía del país del Tío Sam.

Este fenómeno no es una sorpresa, sino más bien una repetición del pasado o, si se quiere, un déjà vu económico. Así, la desigualdad aumenta bajo gobierno del demócrata Joe Biden, repitiendo el patrón que ya vimos bajo la administración de Barack Obama, y rompe la evolución a la baja de los dos anteriores presidentes republicanos, George W. Bush y Donald Trump.

Bloomberg se apoya en un informe del servicio de estudios de Reserva Federal de San Luis, que en su informe de febrero incluye un epígrafe sobre la desigualdad en Estados Unidos. Dicho estudio acredita un diferencial al alza en materia de renta y, especialmente, en lo referido a la riqueza de los hogares. Así, "aunque el patrimonio de los estadounidenses es hoy mayor para todos los niveles, las disparidades en la distribución de los activos persisten y, de hecho, aumentan".

¿El resultado? Una brecha creciente en la desigualdad intergeneracional que, por ejemplo, se traduce en un diferencial de hasta 347.000 dólares en el patrimonio de jóvenes y mayores, ya que los segundos han visto cómo sus activos se revalorizan hasta en 93.000 dólares durante los tres años de mandato de Biden, dejando atrás a las nuevas generaciones.

Llueve sobre mojado

Este fenómeno encaja perfectamente con el historial de las políticas económicas de izquierda, que se justifican en base a la reducción de las disparidades pero tienen el efecto contrario, puesto que sus intervenciones reducen las oportunidades y la libertad de los mercados, de modo que la riqueza tiende a concentrarse en manos de unos pocos privilegiados que se adaptan a ese nuevo marco de rigidez.

En cierto sentido, estamos ante el cuento de nunca acabar, puesto que ya ocurrió algo similar durante la administración de Barack Obama, donde las políticas de la Casa Blanca solo sirvieron para exacerbar la desigualdad. Sucede lo mismo en España, donde la desigualdad bajó con Aznar, subió con Zapatero, se redujo nuevamente con Rajoy y ha vuelto a aumentar con Sánchez.

Volviendo al país norteamericano, no podemos ignorar el contraste de resultados en relación con la gestión de Donald Trump, cuyo mandato hizo que la desigualdad de renta y riqueza fuese a menos. Así, la desregulación y la reducción de impuestos propiciaron un aumento de la prosperidad para todos los estratos de la sociedad y las diferencias fueron a menos, no a más.

Entonces, ¿qué nos dice esto? Nos dice que las políticas económicas importan, que el enfoque de izquierda crea más desigualdad y que dejar a un lado el crecimiento económico para centrar la política económica en la redistribución solamente conduce a una distribución menos igualitaria de la renta y la riqueza, amén de peores niveles de actividad y bienestar.

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