El peso de los impuestos sobre el PIB español ha subido un 20% a lo largo de las tres últimas décadas – y el 60% de dicho incremento se ha producido bajo gobierno de Pedro Sánchez. Así lo indica el Instituto Juan de Mariana (IJM) en el Impuestómetro, un nuevo informe dedicado a medir la carga fiscal que soportan las clases medias de nuestro país.
El gobierno conformado por PSOE y Sumar habla frecuentemente de la importancia de seguir avanzando en esta dirección para "armonizar" los ingresos fiscales obtenidos por las Administraciones Públicas españolas con los niveles medios alcanzados en el resto de la Unión Europea. Esa igualación supondría una subida impositiva de 39.000 millones o, lo que es lo mismo, una exacción adicional equivalente a 2.082 euros "extra" por familia.
Con la publicación del Indicador de Gestión Económica, el IJM puso de manifiesto que España es el país de la UE que más ha aumentado la presión fiscal a lo largo de los cinco últimos años, coincidiendo con el mandato de Sánchez. Durante este periodo, dicho indicador subió casi 3 puntos del PIB, mientras que el promedio comunitario arrojó un crecimiento testimonial de apenas 0,1 puntos porcentuales durante ese mismo periodo. Cabe recordar que los salarios reales han caído en España un 3,6 por ciento durante el periodo 2019-2022, de modo que la subida de la presión fiscal va de la mano del empobrecimiento de las familias.
¿Qué figuras tributarias explican el aumento de la presión fiscal? El grueso del impacto ha recaído sobre los hogares, a través del IRPF y de las cotizaciones sociales. En concreto, el peso relativo del IRPF ha aumentado en 1,3 puntos del PIB, mientras que el de las cotizaciones sociales lo ha hecho en 0,5 puntos. Es decir, 2 de cada 3 euros del aumento de la recaudación durante el mandado de Pedro Sánchez ha golpeado a las familias, que pagan una media de 3.890 euros más por hogar desde que el Ejecutivo volvió a manos de la izquierda.
El Impuestómetro detecta 42 medidas recaudatorias entre 2019 y 2022, a las que se sumarían otros 17 aumentos durante el bienio 2023-2024, completando así un total de 69 subidas de impuestos en los años de Sánchez. Los aumentos han sido más fuertes entre los trabajadores que entre los pensionistas, de modo que las personas de entre 65 y 85 años soportan una carga fiscal un 50 por ciento más baja que los trabajadores de menos de 30 años.
El esfuerzo fiscal de los españoles, en perspectiva
La presión fiscal es menor en España que en la UE, pero esa brecha se ha reducido a la mitad en los cinco últimos años, con el agravante de que el esfuerzo fiscal es mucho más alto en nuestro país que en el promedio comunitario. El IJM recuerda en su estudio que "uno de los motivos que explica el nivel de presión fiscal inferior en España es nuestro nivel de renta per cápita. En la medida en que hemos dejado atrás la convergencia con Europa y, de hecho, hemos empezado a sufrir un proceso de divergencia en relación con los niveles de riqueza de nuestros socios, la capacidad de pago de los contribuyentes se ha reducido". Por otro lado, el Impuestómetro también vincula el diferencial negativo al hecho de que el paro es dos veces más alto en España que en la UE.
Para poner de manifiesto el esfuerzo fiscal que soportan los contribuyentes españoles, el IJM plantea el siguiente ejemplo:
"Alemania tiene una renta por habitante 11.100 euros superior a la de España. Se mueve en torno a los 36.010 euros, frente a los 24.910 euros registrados en nuestro caso. La presión fiscal también es mayor en Alemania, donde alcanza el 41,9 por ciento del PIB, que en España, donde alcanza el 38 por ciento del PIB. Los alemanes están un 45 por ciento por encima de España en cuanto a renta por habitante, pero sus niveles de presión fiscal son un 10 por ciento mayores que los de nuestro país. ¿Es razonable que una persona que gana 24.910 euros soporte la misma carga fiscal que en Alemania, donde la población gana un 45 por ciento más? En última instancia, eso es lo que se propone cuando se habla de "armonizar" la fiscalidad y equipararnos con otras economías europeas donde, efectivamente, los ingresos tributarios son ligeramente más altos, pero las rentas son mucho mayores".
"Dado su nivel de renta per cápita, España tiene un nivel de presión fiscal por encima del que correspondería. En concreto, para tener una presión fiscal más equilibrada y acorde a los niveles de renta de su población, España debería tener una presión fiscal del 36,9 por ciento del PIB, por debajo del 38,6 por ciento previsto para 2024. Esto supondría un ahorro de 15.000 millones de euros – es decir, cada hogar pagaría un promedio de 815 euros menos en impuestos cada año".
El estudio del Instituto Juan de Mariana concluye lamentando que "en la conversación pública hay un excesivo énfasis en el estudio de la carga fiscal como único indicador de lo altos o bajos que son los impuestos en España o Europa. Sin embargo, parece más conveniente prestar atención a otros indicadores que tengan en cuenta la eficiencia recaudatoria. ¿Podríamos obtener los mismos recursos, sino más, cobrando menos impuestos? ¿Podríamos mejorar la distribución y la incidencia de la carga impositiva? ¿Qué efectos recaudatorios podrían tener la reducción de la economía sumergida y del paro? ¿Por qué seguimos elevando la carga tributaria sobre el capital, habida cuenta de los bajos niveles de inversión y productividad que tiene nuestro país? No deberíamos renunciar a hacernos estas preguntas, como tampoco deberíamos obsesionarnos con obtener más ingresos tributarios si, de acuerdo con la evidencia, la eficiencia en nuestras estructuras de gasto público es demasiado baja y, de hecho, una mejora en dicho ámbito afloraría ahorros de hasta 60.000 millones de euros, como ha explicado el Instituto de Estudios Económicos".
El IJM cierra el documento apuntando que "no debe ignorarse el hecho de que los impuestos generan distorsiones en la actividad económica que afectan al nivel de empleo y riqueza. De hecho, no parece casualidad que España esté a la cabeza de Europa en aumentos impositivos y a la cola del Viejo Continente en indicadores como el crecimiento, la renta de los hogares, los niveles de empleo, la productividad o el control de la deuda pública. En este sentido, avanzar hacia la "armonización" solamente ha traído consigo una mayor divergencia en relación con los niveles de prosperidad observados en Europa".