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"Mi norte son Rothbard y Hoppe": Javier Milei se reafirma en sus convicciones libertarias

En una reciente entrevista radiofónica, el presidente argentino ha vuelto a incidir en que "el Estado es nuestro enemigo".

En una reciente entrevista radiofónica, el presidente argentino ha vuelto a incidir en que "el Estado es nuestro enemigo".
El presidente de Argentina, Javier Milei | Europa Press

Pese a las críticas que pueda recibir y las dudas de muchos sobre cuán coherente podrá llegar a ser Javier Milei en su paso por la política respecto de sus ideales, el presidente argentino no deja de mostrar siempre que tiene ocasión cuáles son sus referentes intelectuales y con qué aspiraciones llegó al poder.

Así, el pasado lunes 8 de abril, en una entrevista concedida para el programa Multiverso Fantino, dirigido el periodista Alejandro Fantino (uno de los que más favoreció el ascenso mediático del economista invitándole a participar en tertulias televisivas hace unos años), Milei volvió a hacer gala de su ideario filosófico y político y a mostrar su profundo compromiso con las ideas de la libertad. Del mismo modo, no dudó, una vez más, en hacer referencia a algunos de sus referentes intelectuales. Esta vez, a quien citó fue a Murray Rothbard y a Hans-Hermann Hoppe.

En este contexto, como ya ha hecho en otras ocasiones, Milei calificó al Estado como una "organización criminal y violenta que se financia con una fuente coactiva de ingresos llamada impuestos". Al respecto, aseveró que "es la máquina de la coacción, de la represión", añadiendo que "es nuestro enemigo". Así, volvía a referirse a la teoría predatoria del Estado, según la cual éste es, en el fondo, una banda de bandidos que se ha consolidado como consecuencia de procesos bélicos. En este sentido, quiso apuntar que "mi norte es Rothbard, mi norte es Hoppe".

Milei, Rothbard y Hoppe

Pero ¿qué quiere decir que el norte de Milei sean pensadores como Rothbard y Hoppe? Esta es una cuestión especialmente importante para un presidente del gobierno (el primero de la historia) que se presenta a sí mismo como liberal-libertario. Es más, podría parecer que el hecho de que un presidente quiera hacerse pasar por un libertario o un anarcocapitalista es incoherente, porque al ostentar ese cargo ya se habría convertido en aquello que decía detestar. Sin embargo, citar a Rothbard y Hoppe como referentes intelectuales supone expresar su compromiso con las ideas libertarias y, además, admitir que el objetivo que busca alcanzar con su paso por la política no es vivir de ella o reforzar el poder político, sino reducirlo al máximo posible y crear el contexto institucional que permita el surgimiento de una sociedad basada en la libertad individual y el orden espontáneo. De hecho, él mismo ha expresado que asume su cargo con el objetivo de vencer al statu quo.

Así las cosas, no podemos olvidar que, en última instancia, el ideal político y social de Rothbard, Hoppe y otros pensadores y economistas que Milei acostumbra a citar, es la sociedad sin Estado, ausente de coacción y regida por los acuerdos libres y el respeto a la propiedad privada. Cabe recordar también que el propio Rothbard proponía en La ética de la libertad la eliminación inminente y absoluta del Estado. Siguiendo al economista liberal Leonard Read, que exigía en una conferencia de 1946 la abolición de todos los controles de precios y salarios, Rothbard incidía en su obra que "el libertario debe ser, pues, la persona que pulsaría —si existiera— el botón de la eliminación instantánea de todas las invasiones contra la libertad".

Rothbard escribió también otras obras en las que se dedicó a analizar la naturaleza perversa del Estado y los perjudiciales efectos de su intervención en la economía. Así, en Anatomía del Estado define que éste es "la organización de la sociedad que intenta obtener y conservar el monopolio del uso de la fuerza y de la violencia en un ámbito territorial determinado; en particular, es la única organización social que obtiene sus ingresos, no por medio de la contribución voluntaria o como pago por los servicios prestados, sino por medio de la coacción".

En este sentido, en Guerra, Paz y Estado resume el axioma fundamental de la teoría libertaria –el conocido como principio de no agresión–: "nadie puede amenazar o cometer actos de violencia (agredir) contra la persona o propiedad de otro", considerando legítimo el empleo de la violencia sólo cuando se haga en defensa contra la violencia ajena. Asimismo, en Poder y Mercado desgrana minuciosamente los nocivos efectos de todas las intervenciones del Estado en la vida de las personas, desde los controles de precios, el salario mínimo o los impuestos, hasta los subsidios, las leyes antitrust o las licencias.

Por su parte, Hans-Hermann Hoppe es otro de los más importantes pensadores libertarios contemporáneos. Así lo demuestra, por ejemplo, en Monarquía, democracia y orden natural, donde expresa que "todo gobierno y, por tanto, cualquier agencia que continua e institucionalizadamente viole (expropie) los derechos de propiedad, se constituye, por su propia naturaleza, en un monopolista territorial", defendiendo además que "desde la óptica del propio interés, cualquier gobierno empleará dicho monopolio en su beneficio, maximizando su riqueza e ingresos".

Como consecuencia de lo anterior, al igual que Milei y Rothbard, Hoppe es totalmente contrario al socialismo, el cual, dice en esta misma obra, "únicamente produce pobreza", pues sostiene que la riqueza sólo puede obtenerse por tres vías: percibiendo la escasez de ciertas cosas dadas por la naturaleza e incorporarlas a las posesiones propias antes de que lo haga otra persona, produciendo bienes con la ayuda del trabajo de otro sobre recursos que ya han sido ocupados previamente o adquiriendo un bien mediante una transferencia voluntaria realizada por su ocupante o productor.

Ahora bien ¿es posible materializar los objetivos liberal-libertarios en el corto-medio plazo? Es francamente difícil. ¿Son estas propuestas, incluso, una forma de idealismo? En efecto, probablemente tenga elementos idealistas, pero ello no invalida las funciones que cumplen los propios ideales (a saber, recordarnos cuál debe ser la dirección a seguir) y, con ello, el compromiso de Milei para con el libertarismo. De hecho, acerca del idealismo libertario, Milei en su entrevista no dudó en criticar a los "imbéciles" utópicos que no tienen en cuenta las circunstancias reales. Del mismo modo, Rothbard también criticaba directamente a estos libertarios utópicos, que él llamaba "libertarios modales", a los que describía como "un adolescente rebelde contra todos a su alrededor", cuestionando la autoridad por simple rebeldía y sin comprender que, si bien la autoridad estatal puede no ser legítima por su fundamento violento y coactivo, la autoridad en sí misma y las instituciones sociales (como lo es, por ejemplo, la familia) son algo natural y necesario. Este es, con todo, el origen del movimiento paleolibertario, fundado por Rothbard y Rockwell con el objetivo de hacer frente a la decadencia del movimiento libertario norteamericano durante la segunda mitad del siglo XX.

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