Desde que Pedro Sánchez llegara a Moncloa, el 1 de mayo ha dejado de ser un día crítico para el Gobierno. Tal es la complacencia de los sindicatos con el Ejecutivo, que hasta sus propios ministros se sumaron a la manifestación de Día del Trabajador de ayer miércoles, pero con el objetivo de ensalzar a Sánchez, cargar contra el PP y cuestionar la independencia judicial y mediática.
La propia ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, encabezó las marchas ignorando que España tiene la mayor tasa de paro del mundo desarrollado y centrando su discurso en prometer que "vamos a reducir la jornada laboral. Vamos a trabajar menos para vivir mejor". Por otra parte, Pedro Sánchez, optó por presumir en la red social X de datos de empleo, a pesar del elevado efecto maquillaje que soportan las estadísticas.
Cabe recordar que uno de los trucos más evidentes del Gobierno en términos de empleo es la conversión por arte de magia de empleos "temporales" en otros considerados "fijos" bajo la clasificación de "fijos discontinuos". Esta transformación no ha logrado que esos empleados estén más tiempo trabajando que antes o que se hayan convertido en empleos de calidad. Sin embargo, el cambio tiene un importante beneficio estadístico para el Ejecutivo por dos motivos principales: infla el dato de empleo fijo y reduce el de paro oficial porque los fijos discontinuos que no trabajan no cuentan como parados en las estadísticas.
El informe que ‘escoció’ al Gobierno
Y es que, el número de los trabajadores fijos discontinuos inactivos en España es uno de los secretos mejor guardados del Gobierno y de los que más polémica ha generado desde la entrada en vigor de la reforma laboral de Yolanda Díaz en el año 2022. Recientemente, el think tank Fedea publicaba un informe titulado ¿Cuántos son los trabajadores fijos discontinuos? para intentar arrojar un poco de luz sobre este asunto.
El estudio calculó que las personas con contrato fijo discontinuo que no tuvieron ninguna actividad hasta finales de 2022 fueron 518.000 una cuantía que es 10 veces superior a lo afirmado por Yolanda Díaz el mes pasado. Este documento escoció tanto al Gobierno, que el número dos de Yolanda Díaz, Joaquín Pérez Rey, llegó a cargar contra Fedea.
‼️ FEDEA de la mano del PP vuelve a cuestionar los datos de fijos discontinuos inactivos publicados por la EPA.
Parece que para algunos las buenas noticias en el empleo son malas noticias para sus intereses políticos.
Vamos a dejar las cosas claras 👇https://t.co/hFi9UQj8bA
— Joaquín Pérez Rey (@jperezrey) April 16, 2024
Aunque tras su publicación, el documento de Fedea centró la atención gubernamental y mediática en ese más de medio millón de fijos discontinuos que Díaz tenía escondidos bajo la alfombra el año de la entrada en vigor de su reforma, el informe llega a otras conclusiones interesantes. El caso de los abandonos voluntarios es una de ellas.
El think tank señala que, en 2022, el número de rupturas en la relación laboral por una baja distinta de la causa 94 (que es el pase a la inactividad de los fijos discontinuos) fue de 505.000, que representan al 22,4% del total de fijos discontinuos con algún período de actividad en 2022 (más de 2 millones).
Y aquí viene la parte más llamativa: el 49,7% de estas rupturas o finalizaciones distintas del pase a la inactividad se debió a abandonos voluntarios o dimisiones (causa 51), como se observa en la siguiente tabla.
La tabla anterior nos muestra que la principal causa de que se rompa la relación laboral entre un trabajador fijo discontinuo y la empresa es que el trabajador decide romperla y no, por ejemplo, un despido. Así, por mucho que se empeñe el Gobierno en presumir de que está creando empleo de calidad frente a la temporalidad, se observa que son los propios empleados los que no están muy interesados en mantener su trabajo en el tiempo.
Tal y como señala el investigador de Fedea, Marcel Jansen, "las bajas voluntarias explican que el trabajador no está percibiendo esa protección" de la que el Gobierno presume con los fijos discontinuos. "Denota que no están contentos con la intensidad de su empleo a pesar de que irse voluntariamente tiene consecuencias importantes, como la pérdida de las prestaciones por desempleo" añade.
Por grupos de edad, el informe destaca también la cantidad de abandonos voluntarios que se producen entre los jóvenes (entre 16 y 24 años), como se observa en el siguiente gráfico.
Así, la dimisión voluntaria del trabajador se acercó al 60% entre los jóvenes y al 50% entre la población de edad más avanzada. Por el contrario, la proporción de despidos fue menor entre los jóvenes que para los demás grupos de edad. En cualquier caso, el peso de los despidos fue significativamente inferior al de los abandonos voluntarios para todos los grupos de edad.