Hacienda ha vuelto a poner las herencias en la diana. A principios de este mismo mes, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, volvió a mencionar al Impuesto de Sucesiones. Preguntada por la "armonización fiscal", que es la herramienta que defienden los que pretenden obligar a las regiones (o países) que menos gravan a sus contribuyentes a subir impuestos (para parecerse a los que tienen una fiscalidad más alta), la socialista se refirió al impuesto a la muerte.
Montero aseguró que con los impuestos de Patrimonio y Sucesiones cedidos a las CCAA se ha producido un "vaciamiento fiscal de estas figuras" en España porque, primero Madrid, y después muchas más regiones, han decidido bonificarlas en torno al 100%.
Bajo esta excusa, el Gobierno aprobó el año pasado el llamado "Impuesto temporal de Solidaridad a las Grandes Fortunas" cuyo objetivo no es otro que neutralizar la exención del Impuesto de Patrimonio que aplica Madrid desde 2008 y a la que también se sumaron en 2023 Andalucía o Murcia. Con su puesta en marcha, el pasado ejercicio Hacienda recaudó 623 millones por este concepto.
Tras este golpe fiscal a los grandes patrimonios, ahora, le toca el turno a las herencias. "Seguiremos impulsando la armonización" señalaba Montero a principios de mes. Esta misma semana, El Economista publicaba que la ministra de Hacienda "tiene previsto convocar un Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) el próximo mes de julio, al que podría trasladar la medida". De ser así, y de finalmente llevar a cabo la estocada a las herencias, en el siguiente ejemplo vamos a ver qué contribuyentes y de qué CCAA serían los más afectados.
Madrid cobra casi 100.000 euros menos que Asturias
A día de hoy, todavía hay notables diferencias entre los impuestos que se pagan por fallecer en uno u otro territorio de España, tal y como ha publicado el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF) en su último informe. Los economistas ponen como ejemplo a un soltero de 30 años sin hijos cuya herencia está valorada en 800.000 euros, de los que 200.000 corresponden a la vivienda del fallecido. Esta hipótesis no está nada desencaminada de lo que podría finalmente decidir Hacienda con la armonización de Sucesiones, ya que partiría de herencias por encima de la media como la del ejemplo.
Ante este supuesto, como se observa en la siguiente tabla, el receptor de este legado (por el que el fallecido ya ha tributado en vida) no pagaría nada en Andalucía, Baleares, Cantabria y Galicia.
La tabla también refleja que en Canarias, el Impuesto de Sucesiones no llegaría a 135 euros y en regiones como Murcia, La Rioja o Madrid, la fiscalidad de la herencia del ejemplo rondaría los 1.500 euros, lo que significa que el contribuyente madrileño pagaría 70 veces menos de impuestos que en Asturias.
Y es que, destaca en rojo sobre todas las regiones la autonomía del asturiano Adrián Barbón, que se apropiaría de más de 100.000 euros al contribuyente del ejemplo. Aunque la voracidad de Asturias con las herencias no tiene rival, en Aragón (55.466 euros) y en Cataluña (44.569 euros) la factura fiscal a la que se enfrentaría este ciudadano también sería muy elevada.