Estas últimas semanas se han caracterizado por precios elevados de la electricidad. El mercado mayorista ha vuelto a superar precios diarios de 100 €/MWh, algo que no sucedía desde hace tiempo. Cabe recordar que, durante la borrasca Filomena, el mercado mayorista no llegó siquiera a alcanzar ese precio, aunque los altos precios de la electricidad fueron noticia. En ese entonces, muchos políticos culparon al "malvado oligopolio eléctrico". Hoy, esos mismos políticos permanecen en silencio a pesar de que en junio y julio hemos superado varios días los precios de Filomena. Y lo que falta.
Actualmente, tenemos más energías renovables que nunca. La producción solar supera en algunas horas del día el 50% de la generación de electricidad en nuestro país, lo cual es una excelente noticia. Sin embargo, los ciudadanos seguimos sufriendo precios altísimos de la electricidad. Los precios no son baratos ni siquiera en las horas de mayor producción solar. Ayer, al mediodía, el mercado mayorista arrojaba un precio que superaba los 80 €/MWh, lo cual es una barbaridad.
En primavera, disfrutamos de muchas horas con precios muy baratos, incluso precios cero. ¿Qué ha cambiado entonces? Fundamentalmente, la demanda. En verano, los españoles demandamos mucha más energía debido al calor y al uso de aires acondicionados, entre otras cosas. La cantidad de renovables y nuclear en el sistema no es capaz de abastecer la demanda, por lo que tenemos que recurrir al gas, cuyos precios son muy altos. Ahora imaginen que cerramos las centrales nucleares y vislumbren las consecuencias.
¿No se solucionaría esto instalando más energías renovables? No es tan sencillo. Primero, porque no se trata únicamente de generar más electricidad, sino de desarrollar las redes eléctricas que permitan llevar toda esa electricidad a nuestras casas. Si producimos mucha energía, pero no somos capaces de transportarla, la estaremos desperdiciando. Esto está ocurriendo cada vez con más frecuencia. En segundo lugar, porque si la penetración de renovables es muy alta, los bajos precios de la electricidad resultantes desincentivarán la inversión en este tipo de energías. Mucha gente considera un éxito que el mercado de electricidad tenga precios cero algunas horas. Sin embargo, precios cero implican ganancias cero e inversiones cero. No son buenas noticias, nadie invierte en algo que no da dinero.
Sobredimensionar enormemente el parque de generación de electricidad no es viable sin tener tecnologías de almacenamiento de energía y sin electrificar de manera intensiva las economías. La demanda debe crecer para que podamos instalar más renovables, pero la realidad es que nuestra demanda lleva bajando desde hace diecisiete años. Por tanto, es muy difícil instalar mucha más energía renovable si no vamos a poder almacenar los excedentes cuando la demanda sea baja.
En España estamos en un punto en el que incrementar de forma significativa la penetración de energías renovables empieza a ser difícil y caro. Desafortunadamente, seguiremos teniendo precios altos de la electricidad en épocas del año de alta demanda. Si cerramos las centrales nucleares, además, estaremos prescindiendo de electricidad libre de emisiones a costes competitivos. Tendremos precios todavía más caros en aquellas horas en las que el Sol no brille. Este es un error que no se podía permitir Alemania y que tampoco nos podemos permitir nosotros.