El think tank FEDEA ha publicado un documento en el que propone reformar la financiación de las universidades españolas mediante un nuevo sistema de préstamos y becas, con el fin de mejorar los incentivos para los estudiantes y reducir hasta en un 56% el gasto de las Administraciones Públicas en este ámbito.
Los autores del estudio, Antonio Cabrales, Maia Güell, Rocío Madera y Analía Viola, sugieren "introducir un sistema de préstamos contingentes a la renta o becas retornables para financiar las universidades públicas", una opción que busca "evitar que la universidad se convierta en un rehén de los ciclos políticos o de propuestas populistas". La idea es sencilla: "los graduados pagan su educación si pueden permitírselo, mientras que el Estado provee un mecanismo de seguro si las perspectivas profesionales de los estudiantes no son suficientemente favorables".
Este sistema no es una innovación, ya que es similar al modelo de financiación universitaria en Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. Estos países aplican tasas universitarias que cubren el coste real de la educación superior y, al mismo tiempo, han implementado préstamos contingentes a la renta de los estudiantes o sus familias, conocidos también como "becas retornables".
"Esto significa que existe un mínimo exento, y si los 'deudores' no perciben una renta superior a dicho umbral, no tienen que devolver nada del préstamo. En Reino Unido, por ejemplo, ese mínimo exento es de 21.000 libras. Además, el tipo de interés puede ajustarse y el pago se codifica como un porcentaje de la renta del individuo. Si, tras un periodo de tiempo, el prestatario no ha devuelto el dinero, el préstamo puede cancelarse", explican los autores.
El objetivo de este sistema es "compartir los costes de la educación entre los beneficiarios y el sector público". La educación tiene efectos externos, pero ninguna estimación sugiere que dichos efectos sean comparables al 80% que actualmente asume el Estado, dado que las tasas solo cubren el 20% del coste real de cada plaza. Además, "bajo este esquema se comparten los riesgos. Si la educación es de mala calidad y el retorno es bajo, el sector público asume el coste, lo que le incentiva a vigilar más los grados de mala calidad".
Para evaluar la viabilidad del sistema, FEDEA ha analizado un panel de datos de la muestra continua de vidas laborales (MCVL), lo que les permite simular el impacto de un sistema así. "En el escenario base, asumimos una deuda de 21.000 euros (cercana al coste actual para el gobierno), un tipo de interés del 0%, una tasa de devolución del préstamo del 10% de la renta anual por encima del mínimo exento, una exención de 15.000 euros y la cancelación de la deuda a los 25 años. Con este sistema, mostramos que los que ganan menos prácticamente no pagan nada, mientras que los que ganan más llegan a pagar hasta 15.000 euros, debido al subsidio implícito del tipo de interés del 0%". A partir de este escenario, los autores plantean otras simulaciones, con posibles ajustes en los tipos de interés, las exenciones, la tasa de devolución o la expiración del préstamo.
Entre los resultados potenciales de este modelo, FEDEA destaca que se introduciría una mayor progresividad, permitiendo que quienes están en el cuartil superior de renta cubran la mayor parte del coste de la educación superior, mientras que quienes están en el cuartil inferior tendrían un acceso subsidiado. De hecho, en países como Reino Unido, este modelo no ha tenido un impacto negativo en los hogares de menores ingresos, que han incrementado su presencia en las universidades. Además, el coste de la universidad pública para el Estado podría reducirse hasta en un 56%, y como mínimo, en un 16%.