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Manuel Fernández Ordóñez

¿Y si quiebra Volkswagen?

La compañía automovilística está sufriendo una crisis inédita en su historia que los lleva a plantear el cierre de varias de sus factorías.

La compañía automovilística está sufriendo una crisis inédita en su historia que los lleva a plantear el cierre de varias de sus factorías.
Europa Press

Alemania lleva tiempo dando signos de agotamiento. El otrora referente industrial a nivel mundial ha perdido buena parte de su peso específico y su economía sufre los envites de la competencia internacional. Todo ello agravado por el marco político de una transición energética forzada, que está dejando fuera de juego a empresas que han sido siempre una referencia… hasta ahora.

La compañía automovilística Volkswagen está sufriendo una crisis inédita en su historia que los lleva a plantear el cierre de varias de sus factorías, tanto en Alemania como en Bélgica. La realidad, plasmada por su consejero delegado, es que las ventas de sus vehículos han caído de manera significativa. Como muestra de ello, la compra de coches en el país germano cayó casi un 30% este pasado mes de agosto mientras que la compra de vehículos eléctricos se desplomó casi un 70%.

El problema fundamental es que la compañía lleva años gastando más dinero del que gana (según palabras del propio director financiero de la misma) en un intento desesperado por adaptarse a los requerimientos de la transición energética impuesta por los políticos europeos. La realidad es que no han sido capaces de conseguirlo y no se puede vivir eternamente del postureo del marketing.

Lo he manifestado en numerosas ocasiones, Europa puede jugar a la transición energética o a salvar su industria, pero no puede hacer ambas cosas a la vez. Durante un siglo hemos fabricado, probablemente, los mejores vehículos del mundo, pero ya no somos un referente internacional. La irrupción del coche eléctrico nos va a dejar fuera de juego por la competencia de los fabricantes chinos. Cuanto antes lo asumamos, mejor nos irá a todos.

Desde Bruselas esto no se quiere aceptar y despliegan una política proteccionista preocupante y dañina para los intereses de los ciudadanos. Establecen aranceles que encarecen artificialmente la importación de vehículos de China y nos obligan a todos a comprar coches más caros en un pueril intento de salvaguardar empresas como Volkswagen. No va a funcionar, nunca funciona.

En una economía, la función social de las quiebras es importantísima y pasa muchas veces desapercibida. Que una empresa quiebre significa que no está usando de manera eficiente los recursos disponibles. Si la situación se perpetúa con ayudas públicas u otro tipo de políticas, se está imponiendo un coste a todos los ciudadanos que se ven obligados a mantener artificialmente con vida a una empresa que ya no aporta valor a la sociedad.

En este caso (y esto es lo más grave) la empresa no ha llegado a esta situación sola, sino que la han arrastrado hasta aquí unas nefastas políticas climáticas. Políticas establecidas por esos mismos políticos que, ahora, se oponen al cierre de esas factorías que ellos mismos han quebrado mientras echan la culpa de todo al capitalismo o al "mercado salvaje". El sino de la política, dedicarse a resolver problemas que no existen o que han sido creados por los propios políticos mientras la ciudadanía comulga con ruedas de molinos, un día sí y otro también.

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