La vivienda está en boca en todos. Los desorbitados precios, tanto de la compra como del alquiler, están acaparando cada vez más minutos televisivos y espacio en los periódicos debido a la elevada preocupación de los ciudadanos por este asunto. Mientras tanto, los políticos también están incrementando sus esfuerzos para intentar solucionar el problema, pero con catastrófico resultado en la mayoría de los casos.
Por el lado de la izquierda, el remedio estrella de PSOE, Sumar o Podemos para revertir la escalada del precio de la vivienda consiste en más intervencionismo. En este sentido, ya ha quedado más que demostrado que intervenir el mercado restringe la oferta de vivienda, y por consiguiente, sube el precio.
En el caso del PP, esta misma semana, los populares han presentado una batería de medidas en su Plan de Vivienda, que incluye alguna idea de corte liberalizador. La más interesante (por lo efectivo y porque pueden empezar a aplicarla de inmediato en los territorios donde gobiernan) es la "liberalización del suelo tanto a nivel del gobierno central como de las comunidades autónomas y ayuntamientos para lograr reducir plazos de construcción". El "desalojo de los okupas en 24 horas" también contribuiría a otorgar seguridad jurídica al mercado.
Un bien asfixiado por los políticos
El PP también propone la "bonificación del 100% en el impuesto de sucesiones y donaciones a familiares para comprar una vivienda y la deducción en el IRPF a los propietarios que formalicen nuevos contratos de arrendamiento de inmuebles que hayan estado en desuso al menos dos años". Sin embargo, teniendo en cuenta que la vivienda es uno de los bienes de España que más impuestos soporta, estas dos ideas resultarían insuficientes.
Lo cierto es que en manos del Gobierno, de presidentes autonómicos o de alcaldes se encuentra una solución de la que nadie habla. Y es que, hay al menos siete impuestos relacionados con la vivienda que los políticos podrían rebajar o eliminar de un plumazo y que contribuirían a reducir los precios de la vivienda sin necesidad de entrometerse en el mercado. Son los siguientes.
- El IBI: es el impuesto por el que más recaudan los ayuntamientos. En concreto, según el REAF, las arcas locales ingresan el 66% de la recaudación a través de esta figura obligatoria sobre la que tienen una notable capacidad normativa y que se recauda con carácter anual.
- El IRPF: Hacienda aplica una renta ficticia a los inmuebles que sus dueños no estén alquilando o no sean su vivienda habitual, como las viviendas de veraneo o las que están cerradas. La renta imputable por cada inmueble urbano se realiza con carácter general aplicando el 2% sobre el valor catastral del inmueble que figure en el recibo del IBI o el 1,1% en inmuebles cuyos valores catastrales hayan sido revisados en los 10 años anteriores
- Impuesto sobre el Patrimonio: este es otro de los impuestos que pagan los propietarios como castigo por la mera tenencia de una casa. Esta figura fiscal es autonómica, pero el Gobierno ha conseguido desactivar su desaparición en las regiones que lo habían fulminado. En este impuesto está exenta la vivienda habitual con un importe máximo de 300.000 euros.
- Otra vez IRPF: por una venta de una vivienda, Hacienda exige tributar por la ganancia patrimonial.
- IVA: si la vivienda que se adquiere es nueva, Hacienda exige un IVA del 10%
- Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana: es la conocida como plusvalía municipal y también depende de los ayuntamientos, que ingresan gracias a esta figura el 11% de lo recaudado (el segundo impuesto más rentable después del IBI). Es un impuesto que fue tumbado por la justicia porque obligó a pagar a contribuyentes pese a que no existía ganancia alguna o hasta sufrían pérdidas. Posteriormente, fue modificado y se sigue cobrando.
Más intervencionismo en la izquierda
Lejos de bajar impuestos, la izquierda apuesta por prohibir comprar casas "que no sean para vivir", prohibir comprar casas a extranjeros, dificultar todavía más el alquiler turístico y el de temporada, congelar los precios, alquileres indefinidos, más impuestos a las herencias, retirarle la financiación estatal a las CCAA que no declaren sus "zonas tensionadas"...
Cabe recordar, que la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa ya ha demostrado que intervenir el mercado de la vivienda no es útil para bajar los precios. La razón es sencilla: poner trabas al propietario o dificultar el negocio inmobiliario solo sirve para contraer la oferta de vivienda (para sacar inmuebles del mercado). Justo lo contrario de lo que se necesita.
Además, cuando ya se ha cumplido casi un año desde que el ejecutivo de PSOE y Podemos aprobaran la primera Ley de Vivienda de España, podemos constatar sus nefastos resultados. Las líneas maestras de esta norma consistían en arrebatarle a los caseros el derecho a alquilar sus propiedades como consideren oportuno, facilitar la okupación ya que ponía muchas mas trabas a los desahucios, intervenir los precios de los alquileres y subir todavía más los impuestos a los dueños de los pisos. Esto ha provocado, por ejemplo, que la oferta de vivienda en alquiler haya caído a mínimos y el precio haya subido a máximos. Y si alquilar ya es un calvario en España, ahora, la izquierda pretende seguir ahondando en las medidas que lo han provocado.
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