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¿Hay algo más barato que tener un hijo?

Un informe publicado esta semana asegura que criar un hijo en España sale por algo más de 750 euros al mes. ¿Caro? Depende de para qué.

Un informe publicado esta semana asegura que criar un hijo en España sale por algo más de 750 euros al mes. ¿Caro? Depende de para qué.
Según un informe de Save The Children, tener un hijo en España cuesta unos 758 euros al mes. | Pixabay/CC/Pexels

La cifra de la semana es 758 euros. Ése es el coste mensual de tener un hijo en España (un 13% más que hace dos años) según Save The Children, que publicaba hace unos días su informe bianual "El coste de la crianza 2024". Por supuesto, no es igual en todas las edades: de 0-3 años sale por poco más de 600 euros, a partir de los 7-8 años sube por encima de los 800. Tampoco es lo mismo en todas las regiones de nuestro país: según los autores, en Andalucía se queda en 722 euros, en Cataluña supera los 900 y en Madrid roza esa cifra (aquí, el informe completo, para el que quiera bucear en las estadísticas).

Como no podía ser de otra manera, cada dato del estudio ha sido objeto de comentario y debate en las redes sociales. Desde los que discuten el desglose de gastos (147 alimentación, 25 higiene, 59 ropa y calzado, 97 educación...) hasta los que comentan que quizás nos hemos impuesto unas obligaciones que nuestros padres no tenían. Y sí, algo de esto último es obvio: ahora damos por sentado determinados gastos que hace 70-80 años ni se planteaban. Hay un refrán en castellano que compara la felicidad máxima con la de "un niño con zapatos nuevos". Está claro que ése no es un niño de 2024, que mirará los zapatos como una condena de sus progenitores, que le impiden ponerse uno de los varios pares de zapatillas que aguardan en su armario. En los años 40, estrenar zapatos podía ser motivo de celebración; hoy es causa de pelea con su madre.

A mí, sin embargo, lo que más me ha sorprendido es algo que no he visto señalar a nadie: es muy barato. Y al decir esto, no estoy pensando en si el coste real es mayor o menor. En realidad, los casi 900 euros que los autores del informe calculan para la Comunidad de Madrid me parecen una cifra razonable. Tengo dos hijos y, más o menos, mis cuentas siempre han sido que cada uno de ellos me sale por unos mil euros al mes. Seguro que se puede hacer más económico (quitas una extraescolar por aquí o algún capricho menos por allá) pero intuyo que un porcentaje alto de padres madrileños pensarán que... ahí estamos.

Lo de barato es en la comparación con las alternativas. Para ser feliz, me refiero.

Normas y miradas

Intuyo que el principal objetivo del informe es político: como si al reflejar el coste de tener un hijo (la carga que supone) nuestros líderes se fueran a ver obligados a ampliar (casi diríamos iniciar) las ayudas económicas a la familia. De nuevo, no es el tema del día: sí, podría haber más normas diseñadas para favorecer a aquellos que deciden tener hijos (fiscales, regulatorias y en forma de subvenciones directas). No sé si sería lo óptimo en un modelo liberal perfecto pero, en las socialdemocracias en las que vivimos, hay pocos gastos del Estado que tendrían más justificación que éste.

Pero no es lo que me interesa hoy. Lo que me resulta llamativa es la cifra (758) como el punto de partida de casi todos los comentarios que he visto en redes, que hacían referencia a lo caro que resulta criar un hijo. Porque yo, cada vez que le echaba un vistazo, pensaba lo contrario: esto es una ganga.

Como en casi todo, la valoración depende mucho de la perspectiva. Si piensas que un hijo es un competidor, ya no los famosos 758 euros, sino incluso 25 te parecerán una barbaridad. Porque además no es sólo el coste, sino el tiempo. Les aseguro que si algo echamos en falta los padres no es el dinero gastado en clases de inglés o yudo, sino el tiempo del que antes disponíamos y que ahora sentimos que se nos escapa de las manos. Por eso, si crees que tu hijo compite con las salidas al cine o a cenar, con horas de lectura, con el viaje que planeabas al sureste asiático o con el nuevo puesto de director que exige estar conectado también los findes por si hay un incendio de esos de "el lunes a las 9.00 esto tiene que estar en el despacho del CEO"... digo que si crees que tu hijo compite ahí, está claro que es un coste brutal. Y no compensará nunca.

Por el contrario, si uno piensa en términos de felicidad, pocas cosas se me antojan más baratas que esos 758 euros mensuales. Estamos todo el día viendo a gente que nos ofrece "experiencias", ya hasta se regalan en cajas, con lazo y fechas programadas. El anuncio más típico de nuestras vidas (y da igual si quieren venderte lotería o un coche) nos muestra a un tipo aburrido en su trabajo que está a la espera de unas cuantas horas libres para encontrarse a sí mismo y disfrutar de la vida: en resumen, ser feliz, sentir que lo que hace tiene algún sentido, ir más allá de la monotonía del día a día. Pues bien, si ése es el objetivo, les aseguro que no encontrarán nada más económico que 750 euros al mes. Con una ventaja, la escapada a Vietnam te sale por una pasta y en quince días se te acaba.

Coste o inversión

No hay ningún otro tema que vaya a definir más la sociedad del futuro. ¿Los niños son un coste que nos limita en otros aspectos? ¿O son la mejor inversión en nosotros mismos que podamos imaginar?

La clave ni siquiera es la respuesta que le demos a estas cuestiones. La clave es la pregunta que nos hagamos. Desde mediados del siglo XX, la mirada sobre los hijos ha sido "a qué tendremos que renunciar" para tenerlos o "qué podríamos hacer si no los tuviéramos". Y sí, claro que hay que renunciar a algo, como siempre: es eso que los economistas llaman coste de oportunidad, la mejor alternativa que no tomamos cuando nos decidimos por un camino.

Por eso, siempre digo que ni más guarderías, ni más permisos de paternidad, ni más subvenciones, lo que tiene que cambiar es esa mirada que equipara sencillo a bueno, fácil a feliz, cómodo a deseable. Tener hijos no es ni sencillo, ni fácil ni cómodo: y ése es parte de su encanto. Si alguien quiere recuperar la natalidad, lo que necesita son más anuncios como el de Apple con un padre recordando todo lo que ha vivido con su hija (también muy comentado estos días en redes) y menos ministros hablando de planes para incentivar la natalidad, como si fuera un sacrificio que hay que compensar. Porque también podríamos verlo en sentido contrario: cuál es el coste de oportunidad de no tenerlos. Pues implica renunciar a una versión apasionante (aunque es cierto que muy complicada, desesperante a veces) de nuestra propia vida y de lo que dejaremos detrás cuando ya no estemos. Si empezáramos a hacer las cuentas por ahí, los 758 euros nos parecerían una oportunidad de esas que ni en el black friday.

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