El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este lunes que impondrá aranceles a las importaciones de productos agrícolas a partir del 2 de abril. Y, aquí en España, la amenaza ha pillado con el pie cambiado a muchas organizaciones agrarias que, por un lado, demonizan los acuerdos de libre comercio como Mercosur y, por el otro, tiemblan ante las repercusiones de la política proteccionista de Trump. Y no es para menos.
"A los grandes agricultores de Estados Unidos: prepárense para empezar a producir mucho más producto agrícola para vender DENTRO de Estados Unidos. Los aranceles se aplicarán a los productos externos el 2 de abril. ¡Divertíos!", ha escrito Trump en un mensaje en su red social, Truth Social.
Si analizamos la balanza comercial en su conjunto, España importó productos de EEUU por valor de 28.192 millones en 2024 (cifras provisionales), mientras que las exportaciones supusieron 18.179 millones. Sin embargo, si analizamos únicamente los productos agrícolas, exportamos bastante más de lo que importamos (3.569 millones frente a 2.013 millones), según las cifras del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.
Nuestro producto estrella es, obviamente, el aceite de oliva. En 2024, España superó los 1.013 millones de euros con las exportaciones de oro líquido a EEUU, una cifra récord comparada con años anteriores (639 millones en 2023). De hecho, EEUU produce sólo el 5% del aceite que consume, por lo que necesita importar el 95% restante. Así que, si finalmente se aplican aranceles a este producto, o bien los agricultores estadounidenses se ponen ya mismo a arrancar maizales para plantar olivos o únicamente los norteamericanos más pudientes podrán aliñar sus ensaladas.
Lo mismo sucede con el vino y las conservas: España registró exportaciones de vino por valor de 334 millones de euros y de 420 millones por la venta de conservas de frutas y hortalizas en 2024. La venta de pescados, moluscos y crustáceos ocupa la cuarta posición, con 185 millones en exportaciones a EEUU en 2024, seguido por las legumbres y hortalizas (168 millones). Estos serían los productos más castigados por los aranceles y también los que subirían de precio en los supermercados estadounidenses, aunque por el momento, Trump no ha detallado si los aranceles afectarán a todos los productos.
¿Aranceles recíprocos?
¿Cómo debería responder la Unión Europea ante unos aranceles que se consideran una idea absurda que no beneficia a nadie? China, también perjudicada por los aranceles, ha anunciado que gravará con un 15% las importaciones estadounidenses de pollo, trigo y maíz, y con un 10% a las de soja, carne de cerdo, de vacuno, productos acuáticos, frutas y lácteos, entre otros productos.
La cuestión es que imponer aranceles recíprocos también nos perjudica. Por ejemplo, España importa de Estados Unidos principalmente soja (648 millones de euros en 2024), frutos secos (488 millones) y maíz (211 millones). Con los aranceles recíprocos, uno de los sectores que pagaría el pato sería la ganadería, que sufriría un encarecimiento de los piensos elaborados con el maíz estadounidense. De hecho, al final sería el consumidor el que acabaría pagando más por la carne.
Por eso no existe una solución satisfactoria para las políticas arancelarias de Trump. Sólo existe la opción menos mala, la que minimice todo lo posible los daños de la guerra comercial más estúpida de la historia.