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¿Una generación perdida a la que nadie hace caso?

En Reino Unido y EEUU han comenzado a saltar las alarmas (y en España hay datos que apuntan en la misma dirección): ¿qué les pasa a los chicos?

En Reino Unido y EEUU han comenzado a saltar las alarmas (y en España hay datos que apuntan en la misma dirección): ¿qué les pasa a los chicos?
Un trabajador del sector de la construcción. | EFE

Vivimos en el mundo de las reivindicaciones estadísticas. Un colectivo (el que sea; en este 8-M, las mujeres) aparece maltratado en una tabla y alguien levanta la voz. ¿Quién le está discriminando? Porque siempre hay una discriminación, un culpable, alguien a quien señalar. ¿Los hombres blancos? ¿El capitalismo? ¿El heteropatriarcado?

El problema es que luego aparecen otros colectivos que tienen, desde un punto de vista numérico, similares motivos de queja. Pero, por la razón que sea, a estos nadie les hace caso. Hace unos días, leíamos en The Times una estadística curiosa y que contradice muchas de las pancartas que hemos visto este sábado: en Reino Unido, los hombres jóvenes (menores de 24 años) ya ganan menos, de media, que las mujeres de su edad (aquí la noticia y aquí un tuit del psiquiatra y especialista en estos asuntos Pablo Malo, en el que explica las cifras). Los periodistas británicos están comenzando a hablar de "chicos perdidos".

No es algo aislado: en EEUU, hace ya años que se está señalando esta tendencia. En las grandes ciudades americanas, especialmente entre licenciados y personal de alta cualificación, las mujeres jóvenes ganan más que sus compañeros masculinos desde hace tiempo. No sólo eso, en muchos sectores, tienen mejores tasas de actividad, acceso al empleo, duración del contrato...

Decimos que los datos son un reto para el relato dominante porque: (i) sigue siendo cierto que, de media, las mujeres ganan menos que los hombres en términos absolutos; (ii) es igualmente cierto que, si eliminamos factores lógicos para explicar un salario más alto o más bajo (duración de la jornada laboral, sector, peligrosidad de la tarea...) las diferencias son mínimas; (iii) pero si la causa de estas diferencias fuera el machismo, deberíamos encontrar datos parecidos para todos los colectivos y no es así. ¿Es que los empresarios sólo son machistas cuando sus trabajadores y trabajadoras cumplen los 30 años? ¿O es que quizás hay motivos que explican unas y otras cifras?

La respuesta es que sí, los hay. Pero que haya esos motivos no ha sido un obstáculo para que estas cifras de brecha salarial o supuesta discriminación hayan sido reiteradas una y otra vez (muchas veces, sin contexto). Pues bien, de la misma manera que estamos muy preocupados con la media general, alguien debería alertar sobre esta tendencia entre los jóvenes. Por ahora, si lo están haciendo, nuestros políticos lo plantean en voz muy baja.

¿Por qué?

Lo primero, cuáles son las razones. ¿Discriminación? No lo parece. Como explicamos en su día, es muy complicado que en el mercado se genere una discriminación como leemos en los titulares: "Pagar menos por el mismo trabajo". La lógica económica nos dice que esto es imposible. Si esto fuera real, las empresas que tuvieran más personal de ese colectivo al que se paga menos por hacer lo mismo, tendrían una ventaja competitiva evidente (menos costes, mismos ingresos) y echarían del mercado al resto.

Pero que no haya discriminación es compatible con que podamos preguntarnos qué está pasando con los chicos jóvenes de clase media y media-baja. Fundamentalmente, tres aspectos destacan sobre el resto:

- Peores resultados en la escuela. Esta es una tendencia generalizada en todos los países ricos. Durante décadas, era más probable que las chicas dejasen antes la escuela. Ahora, en muchos países avanzados, pasa lo contrario: en España, por ejemplo, el fracaso escolar (sobre todo, si lo miramos en cifras de abandono temprano) es un problema típicamente masculino, con tasas que en algunas regiones doblan las de las mujeres.

Además, la tendencia no se circunscribe a los primeros años de escolarización o a grupos que podemos intuir que van a tener más problemas en la escuela (hijos de familias de bajos ingresos, inmigrantes...). Si miramos el otro lado de la estadística, la que refleja el éxito (por ejemplo, tasas de licenciatura universitaria) pasa lo mismo: hay más chicas que chicos que lo consiguen en buena parte de Occidente (en España, desde hace muchos años, las mujeres se licencian más que los hombres).

Por qué: aquí hay mucha discusión. Se citan factores como una escuela sin roles masculinos (la profesión de maestro es de las más feminizadas) o de contenidos o formas de enseñanza que no interesan a los chicos jóvenes. También de una diferencia en el proceso de maduración entre ellos y ellas. Pero, sea cual sea la causa, la realidad es que el resultado es incontestable.

- Peor acceso al mercado laboral, en parte por lo que hemos visto del fracaso escolar, pero también por el cierre de industrias tradicionalmente masculinas. En España, este factor tiene menos peso (aunque también influye) pero en EEUU o Reino Unido y en otros países avanzados trae de cabeza a sociólogos, expertos en mercado laboral, educadores...

Oficios que eran una salida para miles de chicos de formación media (construcción, industria pesada, maquinaria, transporte...) están perdiendo peso en la actividad económica. Hay menos empleos y peor pagados. Porque la economía global va escorándose hacia los servicios. También porque la industria manufacturera que queda está dominada por regiones con costes más bajos (sobre todo, Asia).

Además, esto es un problema laboral, pero también social: estos jóvenes que no se enganchan al mercado son más propensos a tener problemas con la justicia, adicciones, etc... Y las posibilidades de encontrar pareja estable se desploman. De esto último se habla poco pero es muy relevante: es casi tabú decirlo en voz alta, pero las chicas no quieren como pareja a alguien sin empleo (o con empleo con un sueldo bajo). Ahora que hay datos para todo, algunos economistas están empezando a peinar las webs de citas y viendo que para un hombre es muy complicado tener un perfil atractivo sin un empleo o carrera profesional de calidad (por cierto, para el que se lo esté preguntando: al contrario no ocurre tanto; los hombres que buscan pareja en estas webs miran menos el estatus profesional).

- Desintegración de la familia tradicional. El porcentaje de menores que crece sin el apoyo y sustento de sus dos progenitores no deja de subir. Y esto tiene efectos (para mal) en todas las métricas de bienestar: logros educativos, problemas con la justicia-policía, adicciones, entrada al mercado laboral, etc...

Alguien podrá pensar que los menores que viven en este tipo de hogares (mono-marentales en la mayoría de los casos) son tanto chicos como chicas. Y es cierto. También que los efectos negativos afectan a ambos: de nuevo, correcto. Pero, lo que nos dicen los que estudian estas cuestiones es que los chicos lo llevan mucho peor. La ausencia de un rol masculino de comportamiento es letal para muchos estos jóvenes (a sus hermanas tampoco les viene bien, pero las malas estadísticas asociadas a este hecho no son tan graves).

Un panorama preocupante

A partir de aquí, ¿qué tenemos? Pues un panorama preocupante. Por los datos y la tendencia. Por ejemplo, el artículo de The Times habla de un 15% de ninis (ni estudio ni empleo) entre los británicos de 15 a 29 años y un 11% entre las chicas. En España, la cifra está equilibrada (se reparten casi al 50%) pero, por ejemplo, si miramos tasas de actividad, ya son peores las de los chicos menores de 25 años.

En los sueldos, en Reino Unido, 2022-23, el sueldo medio para un chico de 16 a 25 años fue de 24.283 libras; mientras que las chicas de esa edad ganaron 26.476 libras, un 9% más. En nuestro país, el salario medio de los chicos que trabajan sigue estando algo por encima del de las chicas: por ejemplo, entre los 25 y los 29 años, ellas ganan 19.343 euros al año de media y ellos 21.446 (un 10% más para ellos). Pero hablamos de salarios medios sin diferenciar tipo de jornada, cualificación, sector... Viendo la mayor incidencia del empleo a tiempo parcial entre ellas y cómo las medias generales se acercan mucho cuando corregimos por factores laborales, se intuye que el salario hora real a igualdad de jornada debe estar casi a la par (en muchos sectores y en las grandes ciudades, probablemente por encima el de ellas).

¿Esto último es una buena noticia? Sí y no. Para las chicas, lo que quiere decir es que su acceso al mercado laboral cada vez es más parecido al de los chicos: jornada completa, no dejar su carrera tras los estudios, etc... Salvo en algunos grupos de inmigrantes, esta tendencia ya está muy consolidada en nuestro país desde hace décadas. En lo que hace referencia a los chicos, lo que se ve es una situación dual: un colectivo (normalmente de familias con estudios e ingresos medio-altos) para el que no hay tantas diferencias respecto a lo que conseguían sus padres. Y otro (cualificación media, empleo industrial, familias de salarios medio-bajos) a los que les está costando mucho subirse al carro de esta nueva economía.

¿Veremos algún día un 8-M dedicado a esto? Buscando, hemos descubierto que el Día Internacional del Hombre es el 19 de noviembre. A lo mejor un año de estos comienzan las manifestaciones de otro colectivo. Tendrán que escoger qué color quieren. El morado ya está pillado.

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