Después del gran apagón sufrido el pasado lunes en España, Portugal y parte del sur de Francia, ya sea por alguna clase de interés o por cerrazón ideológica, los sectores de extrema izquierda, que además militan en el ecologismo radical, están demostrando de nuevo una gran capacidad para construir un relato que termine distorsionando la realidad.
De esta forma, al mismo tiempo que el Gobierno de España ha decidido culpar a las nucleares y a los "operadores privados", la organización ecologista Greenpeace ha insistido en defender la necesidad y viabilidad de establecer un sistema energético basado completamente en generación renovable, alineándose además con el discurso del Ejecutivo.
¿Son las renovables la única solución?
Unas pocas horas tardaron desde la organización ecologista en pronunciarse sobre el gran apagón sufrido el pasado lunes 28 de abril en toda la Península. Así, en una nota en la que combinan la demagogia y la ideología, expresaban que entre las supuestas lecciones que podemos extraer de lo sucedido es que "nuestra seguridad, (...), tiene más que ver con la resiliencia de nuestra infraestructura energética o de transportes, que con la compra de armamento o municiones".
Al mismo tiempo, en este comunicado señalaban desde la organización que "otra de las lecciones silenciosas que nos deja este apagón es que las renovables son el único futuro seguro, viable y rentable como suministro". De este modo, añaden que "este apagón debe acelerar los esfuerzos por descarbonizar nuestro mix energético, ampliar el colchón renovable, el autoconsumo, las comunidades energéticas y agilizar el almacenamiento".
Sin embargo, resulta aún más llamativo que, después de lo vivido por todos los españoles y los análisis realizados por numerosos expertos en materia energética, desde Greenpeace tengan los arrestos de alinearse con el Gobierno y calificar a lo sucedido de "otro fiasco nuclear".
Y es que para ellos "este gran apagón ha mostrado algunas de las debilidades más flagrantes de la nuclear", puesto que, dicen, "alrededor de las cinco de la tarde, cuando el suministro empezaba a extenderse por la península de nuevo, las renovables estaban generando ya el 90% de la energía eléctrica que se estaba suministrando" y, en cambio, "España seguía (...) esperando a que alguna nuclear lograra completar sus lentos y anquilosados arranques".
En consecuencia, para Greenpeace "esta inflexibilidad de la nuclear es uno de sus mayores y más sucios secretos, incompatible con los modelos de gestión más modernos, que exigen una enorme agilidad en las fuentes". De hecho, añaden también que "parte del problema de nuestra red es cierta estrechez en nuestras interconexiones con el resto de Europa", el cual, según la organización ecologista, se habrían ralentizado históricamente en parte "por el tapón nuclear francés".
Señalan a las nucleares
No obstante, la ofensiva ecologista en favor de las renovables y contra la energía nuclear no queda ahí, porque dos días después del apagón la organización ecologista publicó otro comunicado donde José Luis García, responsable del Área de Clima y Energía de Greenpeace, trataba de expresar la preocupación de la organización con respecto a tres asuntos relacionados con el apagón.
Ahora bien, en lugar de aceptar la realidad y escuchar a las voces autorizadas en esta materia, que coinciden en señalar el exceso de generación renovable, este "responsable" de la organización ecologista afirmaba que las renovables "son esenciales para garantizar una energía segura, asequible y sostenible que nos permita responder al reto climático", enfatizando que "hace ya dos décadas que Greenpeace demostró que un sistema 100% renovable no solo es imprescindible sino realista, factible de alcanzar y beneficioso para todos".
Al mismo tiempo, este supuesto experto señalaba que "los archiconocidos enemigos de las renovables están tratando de aprovechar la coyuntura para vender una imagen, tan distorsionada como falsa, de fallo estrepitoso: quieren hacer creer que España ha ido demasiado lejos, demasiado rápido con las renovables y pretenden que nos quedemos anclados al viejo sistema de gas y nuclear". Además, en este sentido, tenía la desfachatez de afirmar directamente que las renovables "son la mejor herramienta para prevenir apagones y garantizar un sistema eléctrico fiable y de calidad".
En segundo lugar, insiste en que "si algo ha quedado claro en estas horas es que las centrales atómicas no solo no ayudaron a prevenir sino que entorpecieron el restablecimiento del sistema", puesto que, dice, "la realidad es que este suceso ha demostrado la incapacidad de la energía nuclear para impedir o resolver un apagón".
Finalmente, señala que el gas es "el ganador encubierto de toda esta historia". Así, explica que "las centrales de gas han desempeñado su (lento) papel para reactivar el sistema, de la mano de la energía hidráulica, y ser consideradas complementarias de las renovables", aunque lamenta que "si esto se perpetúa como relato ganador, sería la excusa perfecta para aprobar el sistema de pagos por capacidad (...) que tiene previsto el Gobierno y que crearía un marco estable para que el gas permanezca eternamente mientras sigue emitiendo CO2 y metano".